lunes, 9 de noviembre de 2009

La chica del perrito

La chica del perrito vivía en el edificio de enfrente. Cada mañana, mientras preparaba el primer café, Toni la veía entrar en su apartamento, quitarse aquellos vistosos zapatos de altísimo tacón y jugar -pese al evidente cansancio de su rostro- con aquel caniche, blanco e inquieto, que siempre la recibía alborozado. Nunca echaba las cortinas. Una calurosa noche de agosto, después del tercer gin-tonic, se atrevió a hacerlo por primera vez: Toni llamó a aquel anuncio del periódico que había recortado en otro momento en el que también se sentía muy solo. No te arrepentirás, decía. A la media hora, deslumbrante, la chica apareció en la puerta. Se quitó la ropa y le dijo que dejara los cien euros al lado de su bolso. Ahora, aquel blanco e inquieto caniche juega a los pies de Toni mientras prepara una pasta con salsa boloñesa para la cena y ella, Elena, su dueña, le ha dicho que sí, que nada más que encuentre un trabajo se casará con él.

1 comentario:

  1. Que pena que no sea más largo, quiero saber como sigue.....

    ResponderEliminar