jueves, 31 de octubre de 2019

Hartazgo

Vengo de la calle. Abro el buzón. Junto a la publicidad habitual, varios sobres (por duplicado, claro) con las papeletas de partidos a los que no votaría ni después de beber botella y media de ginebra de garrafa. ¿Es necesario todo este gasto? ¿No tenemos la suficiente madurez como para ir al colegio correspondiente y coger las papeletas que mejor nos parezcan? ¿Se piensan que así nos van a convencer de alguna manera? ¿Picará alguien? 
Venga, todo para la basura. 
De verdad, qué hartazgo. 

miércoles, 30 de octubre de 2019

Breve apunte sobre 'Vida perfecta'

Inteligente, divertida, conmovedora, triste, nostálgica. 'Vida perfecta', la serie dirigida por Leticia Dolera, refleja muy bien las contradicciones de hombres y mujeres, y las dificultades de estos tiempos para salir adelante en todos los aspectos. Hacía tiempo que Celia Freijeiro necesitaba un papel a la altura de su talento, y aquí lo tiene. Y Aixa Villagran y Enric Auquer, dos descubrimientos que lo bordan. 
Ojalá haya segunda temporada. 

miércoles, 23 de octubre de 2019

Najwa Nimri

Najwa Nimri me gusta desde que vi su primera película, 'Salto al vacío', en una de las salas de los desaparecidos cines Clarín. Era una presencia impactante, salvaje, muy llamativa. Luego, en 'Pasajes', tuvo un mano mano glorioso con Charo López. Desde entonces, no he dejado de ver ninguna de sus interpretaciones. Soy de esas personas que considera 'Los amantes del Círculo Polar', de Julio Medem, una de las mejores películas del cine español reciente. El año pasado, interpretando a una cantante muy peculiar, estaba soberbia en 'Quién te cantará', de Carlos Vermut, aunque todos los premios se los llevara Eva Llorach. 
Ayer, en Valladolid, recogió su Espiga de Honor. 

sábado, 19 de octubre de 2019

Lo que cuenta

Dejando a un lado tanto mal rollo como estamos viendo estos días en las redes sociales y en las calles, emocionado aún con las palabras que pronunció ayer la estupenda escritora Siri Hustvedt, me centro en lo que verdaderamente me consuela de todo ese vértigo -la literatura, la belleza, la creación, la palabra...-, y aprovecho para felicitar a Rosa Montero por ese premio que le han otorgado los Libreros de Madrid. 
Y no, no me hace falta que hoy sea el día del cáncer de mama, el color rosa, la solidaridad aparente y todo eso. Esas dos mujeres a las que quiero y que están luchando -como tantas otras- contra la enfermedad en estos momentos están presentes en este día y en todos los demás. Parece que todo va bien, y con eso, ahora mismo, me quedo. 

martes, 15 de octubre de 2019

En penumbra

El ruido de la calle queda amortiguado por los cristales de la ventana. Aunque el día ha sido oscuro y lluvioso, aún quedan algunos flecos de luz. Los invitados ya se han ido. Todavía están sobre la mesa los papeles que envolvían los regalos que mi hermana, siempre tan generosa, nos ha traído. Hace un poco de frío. Desde la penumbra del salón, observamos cómo se van encendiendo las lámparas en el edificio de enfrente. Los niños que vuelven del colegio, las cocinas que se preparan para la cena, la televisión que se enciende para estar al tanto de las últimas noticias... Los cumpleaños hay que celebrarlos, aunque, siendo sinceros, según van pasando los años, las cosas ya se viven de otra manera. No se trata de cansancio ni de falta de ilusión, no hay nada negativo en todo esto. La vida se va transformando, va cambiando como nuestros propios rostros. Sólo eso. Y casi pasamos por este día de puntillas, sin hacer mucho ruido, confiando en que dentro de un año todos estemos por aquí y podamos recordar de nuevo a las amigas que ya no están. Tu rostro. Lo observo, aún desde la penumbra. No soy fuerte ni poderoso, diría utilizando las palabras con las que Nélida Piñon abre su 'Libro de horas'. Observo tu rostro sereno, y ya está. Es suficiente. Enciendo la lámpara y comienzo a recoger la mesa. Todo, o casi todo, está en orden. 

domingo, 13 de octubre de 2019

Mientras dure la guerra

Lo reconozco: me daba un poco de pereza ir a ver la película de Alejandro Amenábar, 'Mientras dure la guerra'. No había ningún motivo concreto ni soy de esas personas que dicen "otra película sobre la guerra civil". Todo lo contrario: me interesan mucho casi todas las películas españolas que se han filmado al respecto, donde hay grandes obras. El caso: que ayer fui a verla. Y me gustó mucho más de lo que esperaba. Es una buena historia, está bien contada y tiene momentos muy conmovedores. Karra Elejalde está genial, un Unamuno con sus dudas y contradicciones, con su aflicción y su dolor por el panorama que se le avecinaba a este país. También las actrices secundarias (Inma Cuevas, Patricia López y Nathalie Poza) están espléndidas. Y luego está Eduard Fernández, claro, que, como dijo el otro día Carmen Machi, es Dios. 

viernes, 11 de octubre de 2019

That´s life

Joaquin Phoenix realiza una de las actuaciones masculinas más memorables que recuerdo de los últimos tiempos en 'Joker', esa película oscura, desgarrada, tristísima, tan sobresaliente como esa banda sonora que da tremendo significado a muchos pasajes de la historia. Phoenix tenía todas las papeletas para haberse desbordado, pero no lo hace: mantiene el equilibrio en cada plano, de igual modo que lo hace con sus zapatones de payaso en los bailes sobre las escaleras mojadas de los callejones de la tenebrosa ciudad, ofreciendo una interpretación llena de matices que sitúan a su personaje entre lo sublime y lo patético, entre lo real y lo imaginario, donde debe estar. 
Frances Conroy es una gran actriz. Aquí, en el papel de la madre de Phoenix, saca gran partido a esa fragilidad que domina como pocas y que ya demostró en otros papeles. Sólo por la escena de la bañera merecía llevarse el Óscar a la mejor actriz de reparto y unos cuantos premios más.  
Fragilidad, locura, tiempos nuevos, tiempos viejos, tiempos farragosos. Definitivamente, tiempos salvajes. 
That´s life.

jueves, 10 de octubre de 2019

Apunte sobre Berlín

En Berlín, la pasada semana, me impresionaron más esas partes del muro original que se conservan en el Museo Märkischen que la visita a lo que queda del propio muro, ahora pintado con imágenes de diferentes artistas. La decrepitud le otorga a la piedra el verdadero símbolo de lo que fue todo aquello. La ciudad dividida en dos partes. El pensamiento de sus habitantes. El miedo o la resignación, o ambas cosas. Y la frialdad como emblema. El frío físico y el frío moral. Paseando por allí puedes sentir ambos conceptos. Y te sientes un poco a la intemperie, como si las cicatrices -tantas, tantas- aún no estuvieran completamente cerradas.

sábado, 5 de octubre de 2019

Aullar

Mañana soleada, paisajes verdes, inquietante tranquilidad. En el tren, camino de Sachsenhausen, el campo de concentración situado a unos 35 kilómetros de Berlín, fui pensando en toda aquella gente que había hecho el mismo recorrido que nosotros en dirección a aquel infierno. ¿En qué irían pensando ellos? ¿A qué se aferrarían? ¿Serían conscientes de lo que les esperaba? Supongo que el miedo más atroz estaría por encima de cualquier pensamiento. Puede que el miedo llegase incluso a inmovilizar los movimientos más básicos: estirar una pierna, llevarse un dedo al rostro, poner una mano sobre la otra. 
Luego, de regreso, tras ver todo aquello, el silencio. No podíamos decir nada. Un profundo vacío se instaló en nuestro cuerpo. Ganas de llorar, de gritar, de borrar de la cabeza aquellas imágenes. Pensar en el genocidio nazi es aullar, vino a decir Marguerite Duras en sus textos. Y creo que es la única palabra que se acerca a la definición de aquella barbarie. 
Aullar. 

viernes, 4 de octubre de 2019

Dos billetes para Alexanderplatz

Dos billetes para Alexanderplatz 

El conductor de autobuses
tenía los ojos azules, 
el pelo rubio, 
cara de sueño y 
una polla enorme
(imposible no fijarse). 

Me quitó bruscamente 
los catorce euros de la mano
y me entregó un par de billetes. 

Nos sentamos en los primeros asientos.
La gente se movía en bicicleta, 
a pesar de la lluvia. 

Uno de aquellos tipos
-impermeable transparente,
gorro en la cabeza-
se aproximó demasiado y 
el conductor farfulló algo
-el alemán, ese idioma-
de malos modos. 

Alexanderplatz, dijo después,
señalando con el dedo 
el final del trayecto. 

Nos bajamos.
El conductor arrancó 
a toda velocidad, 
pensando, 
probablemente,
en toda la jornada que 
tenía por delante, 
en la mujer que 
había dejado en la cama.

Maldiciendo la lluvia.