sábado, 22 de mayo de 2021

Los entresijos de la escritura

Truman Capote dijo que escribir era algo parecido a alzar la mano, rebuscar entre las nubes y plasmar el hallazgo en un papel. Truman Capote conoció bien la inspiración y también, por desgracia, la falta de ella. Las dos caras del proceso creativo, vividas en diferentes etapas de su vida y en circunstancias opuestas: el joven creador con enorme talento y el hombre devastado por el éxito, las drogas y el alcohol. El hombre con ganas de comerse el mundo y el hombre, por así decir, devorado por sí mismo. Pero vamos a quedarnos con las primeras palabras. Alzar la mano, rebuscar entre las nubes y plasmar el hallazgo en un papel. O sea: una manera más o menos poética de decir que la escritura no es un camino recto. Nunca sabes lo que te puedes encontrar rebuscando entre las nubes (metáfora de la imaginación, de la memoria: de lo inventado, de lo vivido). Ahí está el misterio, la incógnita. Las claves del juego. Y dentro de ellas, todos los ingredientes del proceso creativo. Los entresijos de la escritura, finalmente. 

De todo ello, aderezado con múltiples e importantes ejemplos literarios y cinematográficos, nos habla Cristina Sánchez-Andrade en un diálogo (numerosos diálogos) con Alberto Echevarría, que fue alumno de la autora de 'Las Inviernas' o 'El niño que comía lana' y que ahora también es escritor. Plasman sus respectivas impresiones, ideas, dudas y sensaciones en un libro delicioso: 'Escribir un árbol, plantar un hijo y tener un libro', publicado recientemente por la editorial Triacastela. 
No es un libro ligero o apresurado que recoja al tuntún las palabras de ambos. Ni de un manual para escribir bien. No se trata de eso en absoluto. Es un libro complejo, ameno, bien argumentado y bien construido sobre la escritura, sus miedos, sus inseguridades, sus contradicciones, sus misterios. Sobre el placer y, a veces, el dolor de dejar en el papel la historia que quieres contar, la que debes contar, la que se te aparece para ser contada. La que encuentras alzando la mano y revolviendo entre las nubes, por decirlo de nuevo al modo del autor de 'Música para camaleones'. 
Un libro para leer pausadamente, casi como si se tratase de unas memorias sobre la escritura, su proceso y su resultado. Sobre el momento en el que surge la idea (la mano alzada de Capote hacia las nubes) y el momento en el que se tiene frente a frente el resultado, y ya no hay marcha atrás. Sobre ese largo (tortuoso y apasionante, dependiendo del momento) camino. Sobre todas esas búsquedas.   

viernes, 21 de mayo de 2021

Brines y el último aplauso

Tristeza por la muerte de Francisco Brines. Y un par de reflexiones. El otro día, tras recibir el Cervantes en su casa, me conmovió especialmente una imagen del poeta prácticamente sujetado por la reina Letizia. Su cuerpo era frágil y su rostro reflejaba mucho cansancio. El cansancio acumulado por las enfermedades y por una vida muy larga. Entonces, como hoy, me pregunté: ¿no es posible que toda la gente merecedora de un galardón tan importante lo reciba en el momento en el que aún pueda disfrutar de él? Hace diez años, pongo por caso, la carrera de Brines ya estaba hecha, ya era merecedora del premio. Por otro lado, al enterarme de su muerte, recordé a Bette Davis, que falleció quince días después de recibir, también muy deteriorada, el Donostia. Poco pudo disfrutar de él. Sin embargo, con aquel importante reconocimiento se fue como lo que era: una actriz inmensa. Una actriz inmensa recibiendo el último y más que merecido aplauso.

Así se fue Brines, frágil y cansado como aparecía en aquella imagen. Y con el eco cercano de otros aplausos, tan merecidos como los de la actriz americana.  
Se llevan la ovación, a pesar de la tardanza. Nos dejan sus impecables trayectorias

martes, 18 de mayo de 2021

Habitaciones en penumbra y Franco Battiato

Habitaciones en penumbra. Manos que trazan palabras y encienden cigarrillos. Puede que los caminos estén marcados, pero eso aún se desconoce. Hay una ligera luz que se cuela del exterior. Hay una música que suena en el tocadiscos. Hay una voz, la de Franco Battiato, que expresa melancolía y también esperanza. ¿Qué clase de esperanza? No lo sé. Sí lo sé: esa clase de esperanza que te lleva lejos. Muy lejos. La combinación de ambos conceptos resulta extraña y gratificante. Puede que la melancolía sea, por momentos, más poderosa. Puede que solo se trate de la última percepción de la madrugada. Los veranos están por venir, los veranos ya se han quedado atrás. Vendrán otros veranos, eso es seguro. Muchos veranos, con suerte. ¿Qué nos ofrecerán? No hay respuesta para esa pregunta, todavía. Volverán a quedarse atrás. Un verano tras otro (muchos veranos, con suerte). Pero antes, durante algunos de los más luminosos, quizá haya otras habitaciones, también en penumbra, donde esa misma voz, la de Franco Battiato, sea utilizada como banda sonora. Dos cuerpos que, tras la danza, ya están allí, a salvo. Dos cuerpos sin ropa ni máscaras. Solo las palabras de esas canciones (esa voz que expresa melancolía y esperanza, ya no importa el orden), justo en ese instante. El descubrimiento de dos cuerpos desnudos. El deseo. Los secretos. Los silencios. Solo esas palabras. La banda sonora de unos años que se volverán esenciales. Años que se recordarán. Que se perderán en la memoria. Que volverán a recordarse y volverán a perderse. Hasta que una mañana lluviosa todo regresa de golpe (otra vez) y, entonces sí, la melancolía ya es más fuerte que la esperanza. Era inevitable, y lo sabíamos. Era la juventud perdida, la cara B de todos los juegos.   

viernes, 14 de mayo de 2021

Justo Sotelo sobre La noche se detiene

El escritor Justo Sotelo escribe cada mañana en sus redes sociales una brillante columna donde tienen cabida las cosas que nos importan. Literatura, música, arte, sensaciones, pequeños detalles, retazos de vida... Hoy dedica sus palabras a 'La noche se detiene'. 

"La noche se detiene" es una especie de crónica del desamor y de asunción de cierta derrota vital cuando estás llegando a los 50. Es lo que le ocurre a Julia, una licenciada en Historia que cuida por las noches de una mujer mayor que le pide que termine con su vida. Y esa noche el tiempo se detendrá para ella, se llenará de recuerdos y pensamientos, tragos de whisky e imágenes oníricas y reales. El texto está muy bien escrito, con suma y acertada sencillez, puesto al servicio de una historia contada en primera persona casi como un flujo de conciencia en ocasiones desgarrador y otras con forma de balada, como la de Waits en busca del corazón de un sábado por la noche, a pesar de que sea jueves, como sucedió ayer. Ya en casa busqué la portada original del disco de Waits, de 1974, y leí que es un homenaje a la portada del disco de Frank Sinatra de 1956 "In the Wee Small Hours". Los temas del álbum tratan asuntos relacionados con la soledad, la introspección, los amores perdidos, las relaciones amorosas fallidas, la depresión y la vida nocturna, y se le considera uno de los primeros discos conceptuales, un término que también podría aplicarse a la novela de Parades, ya que aborda esos mismos temas.


 

miércoles, 5 de mayo de 2021

Audrey

Pocos momentos en la historia del cine tan llenos de fascinación, fragilidad y belleza como el de Audrey cantando en la ventana. No importa el número de veces que lo hayas visto: la emoción sigue intacta. El mundo entero cabe en esa secuencia. Y a pesar de todo, incluso a pesar de la melancolía o del cansancio acumulado por tantas historias y decepciones, parece que cualquier sueño, cualquier meta, cualquier anhelo, será posible tras escuchar su voz y observar su rostro hermoso, delicado y un poco desvalido. 

Ayer fue tu cumpleaños, Audrey. 
Y yo me quedo contigo.