sábado, 30 de septiembre de 2017

Mi patria

Mi patria son las calles de la infancia recorridas de la mano de mi madre, el olor de la cocina de mi abuela, la presencia de mi padre, las risas de mi hermana y los ojos de mi marido. Mi patria son algunos amigos (pocos). Mi patria es el Cantábrico y el Mediterráneo. Mi patria son los escritores (de ambos sexos), los cómicos (de ambos sexos), los músicos (de ambos sexos), los artistas (de ambos sexos) que hicieron menos solitaria aquella adolescencia y que ahora me ayudan a entender mejor el mundo. Mi patria son los cafés donde compartí palabras y vino, y las habitaciones de hotel donde descubrí el placer compartido. Mi patria son las ciudades de este país donde alguna vez pensamos instalar nuestra casa y las ciudades de otros países donde nos ocurrió lo mismo. Mi patria es esta casa en la vivimos, naturalmente. Mi patria son las dos librerías en las que trabajé y todas en las que entro, ilusionado, en busca del último hallazgo. Mi patria son los teatros, los cines y los museos en los que me emocioné, y los bancos de los parques (de aquí y de allá) donde me senté a descansar, a reflexionar o a ver pasar la vida. Mi patria son los libros que escribí y los que aún están por hacerlo. Mi patria es un lápiz y un papel en blanco. 
Mi patria eres tú, pero eso ya está dicho. 

martes, 19 de septiembre de 2017

Días felices

Vengo de la calle. Vengo caminando en dirección contraria a la gente. Me dirijo a casa. La gente, al desfile de América en Asturias (la ciudad está en fiestas). Muchas madres y padres con sus hijos pequeños. Pienso en aquellos años cuando mi madre y mi abuela nos llevaban a mi hermana y a mí a ver el desfile: aquel despliegue de luces, colores y sonidos. (Mi padre estaba trabajando). Pienso en ello y parece que hubiese sucedido hace tan solo unas semanas. No es un recuerdo inventado o distorsionado por el paso del tiempo. Es real. Muy real. Hay veces que la memoria te juega malas pasadas y otras que no te engaña en absoluto. 
Este verano mi madre ha estado muy enferma (va recuperándose poco a poco, como la luchadora nata que es). Y eso hace que toda esta algarabía de gente y de recuerdos me emocione aún más. De repente, soy uno de esos niños que van de la mano de sus madres a ver algo diferente, inusual, muy llamativo. Y durante un rato quiero seguir así, perdido entre la gente que camina en dirección contraria a la mía, reconociendo la felicidad. 

martes, 12 de septiembre de 2017

Septiembre

Septiembre, con sus lloviznas y sus viejas rutinas, nos va alejando definitivamente del verano que aquí no disfrutamos Tal vez, de todos modos, sea mejor así. Llegarán los días soleados. Fríos y soleados del otoño. Y volveremos a añorar múltiples resquicios de lo que no tuvimos, en diversos aspectos. Y así, vez tras vez. Como una antigua y algo melancólica letanía a la que no terminamos de acostumbrarnos del todo.