sábado, 26 de diciembre de 2020

Firma de libros

Hoy se cumplen 42 años de la despenalización de la homosexualidad en este país. Algo que, tengas la sexualidad que tengas, tendría que ser motivo de celebración para todo el mundo. Yo voy a celebrarlo firmando ejemplares de 'La noche se detiene' en La Granja, de 13,30 a 14,30, junto a otros ilustres colegas (la cosa empieza a las 11,30, ya sabéis). No va a llover, incluso puede que salga un rato el sol. Aire fresco y libros con firma. No se me ocurre mejor plan para este día de resacas variadas. Además, hay que llenar el cesto, que en los próximos días anuncian abundantes nieves y, entre unas cosas y otras, lo de bailar este año en Nochevieja va a estar complicado. Llevaré mascarilla y la bufanda alrededor del cuello, que no es umbraliana sino de muchos colores, como corresponde al día de hoy. Allí nos vemos.    

miércoles, 23 de diciembre de 2020

Revista Clarín

La revista Clarín llega al número 150: todo un acontecimiento. Más de veinte años saliendo a la calle cada dos meses. Empecé pronto a escribir en ella. José Luis García Martín, que la dirige con tanto acierto, me dio aquella oportunidad y hasta hoy. Me ha concedido siempre libertad a la hora de escribir, algo que es de agradecer, y yo, como no podía ser de otro modo, se lo agradezco. Nunca se ha dejado de cobrar cada una de esas colaboraciones. Y puntualmente. Lo que, dados los tiempos (aquellos iniciales y estos que corren, donde los problemas a la hora de pagar colaboraciones siempre parecen ser una constante), es una alegría porque, como es lógico, todo el mundo queremos ver recompensados económicamente nuestros trabajos, aunque mucha gente piense que esto de escribir es un juego o algo así.

En fin, que larga vida a esta emblemática publicación.




martes, 22 de diciembre de 2020

El Pavón Teatro Kamikaze

El Pavón Teatro Kamikaze cierra definitivamente sus puertas. Una pena. No recuerdo cuál fue la primera obra que vimos allí, pero sí recuerdo la última, el año pasado. 'Las canciones', que no es un musical sino un texto lleno de dolor, y rabia, y esperanza, y furia, y donde la música de Nina Simone retumba en las viejas paredes del teatro como una especie de celebración de la vida y, a la vez, de catarsis colectiva. Quién nos iba a decir entonces, disfrutando de ese texto y de las músicas que lo acompañan, Nina Simone, insisto, sobre todas ellas con su rotunda majestuosidad, que aquella sería la última vez que íbamos a estar allí. Qué calor, y qué subidón, al salir del teatro. Lo recuerdo bien. Esa euforia que viene después de ver una gran pieza teatral, que ganas daban de pedir que todas aquellas músicas sonaran por altavoces instalados por toda la ciudad como si estuviésemos en un musical interminable y como ahora suenan esos villancicos que añaden tristeza a la tristeza de este año endemoniado. Hace tiempo que la Navidad significa poca cosa para mí. La Navidad es la infancia y la infancia de Truman Capote en algunos de sus relatos. Y Shirley MacLaine corriendo por las calles en busca de Jack Lemmon. Y poco más. Y ya está. 

Se acabó, pese a la presencia del público y el prestigio, aquella aventura. Nada volverá a ser lo mismo después de esta pandemia: lo estamos viendo cada día. Y lo que nos quedará por ver. Abróchense los cinturones, que diría Margo Channing en aquella noche de celebración, rabietas, celos y ginebra.   
Ojalá la buena música pueda salvarnos como el señor Mankiewicz salvó la carrera de Bette Davis.
Aunque no sé yo.     

lunes, 21 de diciembre de 2020

El cumpleaños de Jane Fonda

Puede que 'Julia' sea la película que más me gusta de Jane Fonda. Ella, la Fonda, Vanessa Redgrave, Jason Robards (Redgrave y él se llevaron, con toda justicia, el Oscar de reparto). Y Lilllian Hellman y las historias de su 'Pentimento'. Y aquellas tardes tan lejanas con mi amiga María, delante cafés y cigarrillos y libros de segunda mano comprados en la librería Valdés, hablando en bares que ya no existen del libro, de la película, de la Hellman, de la guerra, de los nazis... 

Otros tiempos. 
Y que felices 83, Jane Fonda. 

sábado, 19 de diciembre de 2020

Nieva en Benidorm

La incomunicación, la soledad, la nieve que no cae y Sylvia Plath como una especie de Macguffin que recorre toda la película. Esos son los elementos centrales de la nueva película de Isabel Coixet, 'Nieva en Benidorm'. Y también están los silencios que recorren los escenarios prácticamente desiertos de la ciudad, el aire desvalido de Timothy Spall, la rotunda presencia de Sarita Choudhury, la contenida sabiduría de Carmen Machi, la imponente voz de Pedro Casablanc y la mirada de una Ana Torrent que reclama en cada aparición más presencia (creo que Coixet debería escribir una película con ese personaje, todo un hallazgo, como protagonista). Una mirada que encierra misterios, secretos, miserias, anhelos y resignación. Y una trama que los une a todos. Una trama que casi es lo de menos. Lo importante es el deambular de estos personajes por ese Benidorm casi tan fantasmagórico como la figura de la autora de 'La campana de cristal'. Aquella mujer que, como apunta en sus diarios, vivió días felices en la localidad en los años 50. Porque la película tiene la particularidad, y no es poca cosa, de poder imaginar a Plath en aquella playa, en aquella terraza frente al mar, en aquellas noches. Escribiendo, quizá, unas líneas en su diario, unos versos que luego descartaría, o dejando pasar el tiempo y perdiendo la mirada en ese sol que se refleja sobre el mar a primera hora de la mañana. Ese sol y ese mar que también son refugio para las heridas de estos personajes, que, sentados en esa playa casi vacía, esperan o ya no esperan nada. 

Y la nieve, que se resiste. 

viernes, 18 de diciembre de 2020

Vídeo

Ediciones Trabe ha tenido la idea de que los/as lectores/as graben un vídeo de un minuto más o menos contando lo que les ha parecido alguno de los libros de la editorial, mostrando a la cámara dicho ejemplar. Por mi parte, por tanto, animo a quien le apetezca a grabar ese vídeo contando lo que le ha parecido 'La noche se detiene'. Luego, lo subirán a sus redes (yo también lo haré) y también habrá premios en libros. 

Aquí dejo la propuesta. 
(Se pueden enviar a samuel@trabe.org)

Eutanasia, el derecho a decidir

"Estoy a favor de la eutanasia regulada, de acabar con el sufrimiento humano cuando la muerte -la muerte en vida- ya es más poderosa que todo lo demás". 


Esto dice, en un momento dado de esa larga noche en la que transcurre la novela, Julia Aguado, la protagonista de 'La noche se detiene'. 

Pues esa ley ya está aquí. Ya casi está aquí. Y es una gran noticia. Un avance enorme y necesario.  Y -como el divorcio, el aborto, el matrimonio igualitario, etcétera- no es obligatoria. 
Se trata del derecho a decidir. 

jueves, 17 de diciembre de 2020

Mandarina

He desayunado un café con leche, un pequeño trozo del bizcocho que hice ayer por la noche y una mandarina. Después, bajo un cielo aún indeciso, he salido de casa. Fui a llevarles el resto del bizcocho a mis padres y allí, en la cocina de su casa, tras un breve gesto, sentí el olor de la piel de la mandarina en mis manos. Después, ya con el cielo despejado, fui a dar un larguísimo paseo de casi dos horas por la ciudad. Siempre es un alivio sentir el frío en el rostro. Entré en una librería. Mientras echaba un vistazo a algunos libros y tomaba nota de los deseos, alguien se me acercó y me dijo que hacía días que habían tenido que reponer mi novela y que tendrían que volver a hacerlo pronto. Qué bien, dije. Y sonreí, aunque con la mascarilla quizá no se me notase. Me quité las gafas. La combinación con la mascarilla resulta imposible. Al salir a la calle y acercar mis manos a la nariz para ajustar de nuevo la dichosa mascarilla, volví a sentir el olor de la piel de la mandarina. Caminé despacio en dirección a casa, el cansancio se estaba apoderando ya de mis piernas. Compré pan. Aún estaba caliente. Sentí ese calor en las manos. Una sensación agradable que contrastaba con el frío, el sol apenas podía con él. Llegué a casa. Me lavé las manos sin quitarme el abrigo. Siempre queda salpicado de minúsculas gotas de agua cuando lo cuelgo en el armario. Instintivamente, me llevé las manos a la cara. El olor de la mandarina aún estaba allí. La piel de la fruta y mi piel. Aquí, entre estas palabras. Allí, en aquella infancia, definitivamente.   

martes, 15 de diciembre de 2020

David Torres empieza a leer La noche se detiene

Y el escritor David Torres empezó ayer a leer 'La noche se detiene'. Y hoy aquí apunta este detalle tan significativo:

Ayer, nada más empezar La noche se detiene, de Ovidio Parades, me encontré con un autorretrato de mis veinte años (adivinen cuál). En otra ciudad y otro sexo. Pero lo maravilloso de las buenas novelas es que te permiten vivir varias vidas.
"Es muy duro escribir versos y reponer latas de conservas en un supermercado por un puñado de euros; escribir cuentos y vender seguros puerta por puerta (puerta fría, le llaman) por un sueldo miserable; escribir novelas y aguantar los desplantes telefónicos de toda esa gente que no quiere cambiar de compañía porque tú le ofrezcas no sé cuántas ventajas de un día para otro, casi como por arte de magia".

lunes, 14 de diciembre de 2020

Déjales hablar

Una prestigiosa escritora invita a dos amigas de la universidad y a su sobrino a un crucero. A grandes rasgos, este es el argumento de 'Déjales hablar', la nueva película de Steven Soderbergh para HBO. De entrada, parece la trama de esas comedietas de mujeres maduras un tanto típicas y manidas, superficiales y sin demasiada trascendencia. Pero la cosa no va por ahí. (y harían mal en venderla de ese modo). Hay recelos, secretos, heridas del pasado que no se han cerrado y perfiles muy bien trazados. Y una reflexión importante sobre el mundo de los libros y de quienes los escriben. También sobre la ambición. Para aclararnos: un poco en la línea de Woody Allen. Y hay tres actrices en estado de gracia. Una Meryl Streep contenida que expresa muy bien los silencios y mide cada gesto y cada palabra (realmente conmovedora la escena del discurso), una apoteósica Candice Bergen con cicatrices y sin remordimientos y una voz tan hermosa como su ajado rostro, y una Dianne West tan maravillosa como siempre. Y un atractivo y sólido Lucas Hedges, que observa las relaciones de las tres amigas y también entra en parte del juego.    

Deja poso. 

martes, 8 de diciembre de 2020

John Lennon, cuarenta años después

La primera vez que uno visita Nueva York se siente tan impresionado y tan insignificante que, después del primer contacto (siempre un poco atolondrado y a la deriva), lo más sensato es sentarse en un banco, respirar hondo, ver a la gente pasar como si estuvieras en una de esas películas que conforman nuestra memoria y empezar de nuevo. Trazar líneas, emborronar mapas, y ser consciente de que tendrás que volver muchas veces para comprender la verdadera dimensión de una ciudad casi inabarcable. También tienes que ser consciente de que no te vas a encontrar a Lauren Bacall (entonces, en aquella primera visita, aún vivía) paseando a su perro por Central Park. Ni siquiera, por mucho que lo desees, vas a verla saliendo del Dakota cuando tú pases por allí. Si acaso, y serás ya un afortunado, te encontrarás con una mendiga arrastrando un carrito con sus pertenencias que tiene un aire lejano a la diva y que, con suerte, tuvo alguna vez un minúsculo papel en una obra de Broadway muchos años atrás, cuando todavía era rubia y estaba lúcida y sobria. Pero estás ahí (ahora estoy ahí de nuevo), delante del Dakota con el agradable aire de principios de septiembre y la cara de pocos amigos del portero del edificio. Ese portero que mide dos metros y te mira como si fueras a sacar una pistola del bolso en cualquier momento y hacer una imitación de Travis Bickle como los adolescentes de los 80 las hacían de Michael Jackson. Estás ahí porque es el domicilio de la Bacall, porque es el escenario de 'La semilla del diablo' y porque es el lugar donde mataron a John Lennon. Qué más puede pedir un mitómano. ¿En qué punto aquel tipo acabó con su vida? Ni se te ocurra preguntarle al portero. En realidad, la pregunta es un poco morbosa. Sin embargo, sabes que en ese trágico momento comenzó la leyenda, si es que no había empezado ya algunos años atrás. Los Beatles, la disolución del grupo, la paz, el amor, Yoko Ono, un puñado de buenas canciones y todo eso que nadie ha olvidado. Han transcurrido cuarenta años. Y ahí sigue, en camisetas y memorias colectivas, convertido en icono indiscutible, arrollador. Un mito más fuerte que el márketing que le rodea, aunque alguna gente pueda pensar lo contrario. En tardes melancólicas o en noches de insomnio, escuchando ese puñado de brillantes canciones, permanece lo que nos importa: la música. 

martes, 1 de diciembre de 2020

En este día

Recuerdo el impacto que me causó aquella película, 'An early frost'. Ahora el sida es cosa de todos. Entonces, en los tiempos en los que surgió la enfermedad y transcurre la película, era una enfermedad de homosexuales (aunque no era esa la palabra que se utilizaba: pero como es una palabra que no soporto, tampoco voy a utilizarla hoy). Aquel desprecio, aquella crueldad, aquellas humillaciones. Cabe imaginar, por escasa sensibilidad que se tenga, el dolor de aquellos hombres y, en el mejor de los casos (porque eso quería decir que no los abandonaban a la intemperie y la marginación más absoluta), el de sus familias. El papel, sobre todo, de aquellas madres (no de todas, claro). Las madres y los hijos enfermos. Las madres arropando a los hijos enfermos, sin plantearse nada más. En el recuerdo. En este día. Y en todos los que vendrán.