viernes, 31 de marzo de 2023

Incendios

Me he levantado muy temprano, como casi todos los días, para escribir. Mientras subía el café, abrí la ventana de la cocina y percibí el olor a quemado. Luego, ya delante del ordenador, vi las imágenes del monte Naranco ardiendo. A relativa distancia de nuestra casa. Y ese viento, un tanto siniestro, que movía con fuerza las persianas y arrastraba consigo confusión y sensaciones encontradas. Con la ventana abierta, el olor a quemado era más fuerte que el olor a café recién hecho. Sirenas de policía. Ese sonido que siempre asusta cuando todavía no ha amanecido. Ese sonido que asusta casi tanto como una llamada de teléfono en plena noche. Y luego, el silencio de nuevo. 

Sólo la voz de Íñigo Alfonso en RNE diciendo que habían tenido que desalojar varias casas. 
Qué extraño todo. Qué triste.
Cuánta impotencia, el fuego. 

lunes, 27 de marzo de 2023

Contracciones

'Contracciones', de Mike Barlett. La última obra que he visto. Un texto salvaje, despiadada, brutal. Lo que podrían llegar a hacer algunas empresas con sus trabajadores. Todo empieza con unas risas, nerviosas ya, por la intromisión en la intimidad por parte de esa gran empresa en la vida de una trabajadora, su entorno y sus relaciones más personales. Risas nerviosas que pronto se transformarán en muecas demoledoras en nuestros rostros. Hasta llegar a un momento en que lo despiadado se vuelve insoportable. Y en el teatro ya todo es silencio. Un silencio incómodo. Pienso que, al menor descuido, puede ocurrir algo así. Y es algo que da mucho miedo. Teatro para la reflexión. Para disfrutar también de dos actrices portentosas: Pilar Castro y Candela Peña. Se crecen en las réplicas, se complementan. Y consiguen que esa historia siga rondando por tu cabeza días después de ver la función. Tan grande es la furia de la injustica que se denuncia en la obra y el talento de ambas actrices. Después de su paso por el Pavón, acaba de empezar la gira. Muy recomendable.

domingo, 19 de marzo de 2023

Aftersun

El padre. Cómo la mujer se recuerda a sí misma siendo una niña y cómo recuerda a su padre. Lo que transcurre en aquel verano, el último que pasaron juntos. La luminosidad de aquellos días calurosos y lo que se intuye que sucede dentro de la cabeza del padre. El cielo despejado y la oscuridad de la noche, con gran sutileza. El desparpajo de la niña y la incapacidad del padre para lo cotidiano. Ese contraste recorre toda la película. Y lo que ello conlleva: gestos, miradas, silencios. El arrebato infantil y el derrumbe anticipado de un hombre joven y atractivo. ¿Por qué sucede todo así? Eso es lo que trata de desentrañar la mujer que se recuerda a sí misma siendo una niña y lo que -con cautela- tratamos de desentrañar los espectadores. Puede que no haya equilibrio. Puede que no haya respuestas claras. Puede que todo quede en el aire, apenas prendido de un hilo muy frágil. Qué gran trabajo de Paul Mescal y de la niña Francesca Corio. Qué poderosa y delicada película ha dirigido Charlotte Wells. 

sábado, 18 de marzo de 2023

Isabel Gemio

Tenía unos 20 años, escribía. Isabel Gemio hacía un programa nocturno en RNE. La gente llamaba y contaba sus historias de amor. Había historias de todo tipo. También se hablaba de libros, de música, de cine, de teatro, de exposiciones... Todo lo que ya por entonces me interesaba. Todo lo que me sigue interesando. Isabel leía párrafos de libros, poemas, artículos. Y luego sonaba la música. Me gustaba su voz, las músicas que venían después. Una noche, influido por la Duras (a la que por entonces estaba descubriendo), escribí un texto sobre uno de esos amores imposibles de juventud. Lo envié a la radio. La Gemio lo leyó una de aquellas madrugadas. Mis palabras, por primera vez, en un gran medio, al alcance de numerosas personas. Eso, con veinte años, resulta emocionante. Te ayuda a seguir haciendo lo que te gusta, escribir. No estás tan solo como crees. Y sigues escribiendo, y pasan los años y escribes libros de diferentes géneros. Y ella, Isabel, ya en otra radio, te entrevista cada vez que publicas uno de esos libros. Te sigue gustando su voz, su manera de hacer radio. Su posicionamiento, su generosidad. Cuando se planteó la posibilidad de presentar mi nuevo libro en Madrid, le propuse leer un par de relatos. Aceptó de inmediato. Antes se quiso fotografiar con el libro en Amapolas en octubre, la fabulosa librería que nos acogió. Sam Shepard, justo detrás, con el atractivo de sus mejores años, lo observaba todo silencioso.

miércoles, 8 de marzo de 2023

Me acuerdo

Me acuerdo, al estilo de Perec, de la cocinera de aquel bar fumando un cigarrillo en la calle con la cara sudorosa y cansada. Me acuerdo de la amabilidad de enfermeras y doctoras cuando a mi madre le toca pisar el hospital. Me acuerdo de Silvia y aquella primera borrachera compartida de Cacaolat con no sé qué licor. Me acuerdo de los movimientos de las manos de Jessica Lange. Me acuerdo de mi tía Maru leyendo revistas francesas en 1980. Me acuerdo de Ana María Matute bebiendo una cerveza helada y diciendo que la vida estaba allí, en los pequeños placeres cotidianos. Me acuerdo de mi abuela Virginia cosiendo delante de su máquina. Me acuerdo de Aitana Sánchez-Gijón esperando a mi lado para cruzar el semáforo. Me acuerdo del miedo que pasaba la tía Fina saliendo de madrugada en dirección a su trabajo en la fábrica de San Claudio. Me acuerdo de los ojos tristes de Carson McCullers y del pelo revuelto de Jane Bowles. Me acuerdo de una mujer que pedía tabaco y llamaba Jose a todos los hombres y moza a todas las mujeres. Me acuerdo de un poema de Louise Glück de su libro 'Una vida de pueblo'. Me acuerdo de los gorros que se ponía mi hermana. Me acuerdo de Susan Sarandon lavándose los pechos con zumo de limón. Me acuerdo de mi amiga María y de aquellas largas tardes de café y literatura. Me acuerdo de un concierto de Eva Amaral en La Santa cuando no era conocida. Me acuerdo de Marguerite Duras hablando con un aparato en la garganta. Me acuerdo de Rosa María Mateo presentando el telediario. Me acuerdo de mi amiga Loli bebiendo una copa de vino en la barra de un bar y riéndose de la hipocresía. Me acuerdo de María Jiménez cantando y bailando encima de una mesa. Me acuerdo de Paquita poniendo la llave de su librería en mi mano. Me acuerdo Nuria Espert haciendo de María Callas. Me acuerdo de la picardía con la que hablaba de los hombres la peluquera que peinaba a mi abuela, hacia 1977. Me acuerdo de Margaret Atwood saliendo de la librería Cervantes. Me acuerdo de Victoria Abril jugando con las gafas como Barbara Stanwyck. Me acuerdo de aquella taxista que escuchaba a Miguel Bosé a todo volumen. Me acuerdo de Julianne Moore sin bragas en la película de Robert Altman sobre los cuentos de Carver. Me acuerdo de todas las taquilleras de los cines que ya no existen. Me acuerdo de Bette Davis recogiendo su Donostia y de Soledad Puértolas entrando en la RAE. Me acuerdo del bolso de Dubravka Ugrešić lleno de fotografías de su madre. Me acuerdo de mi madre diciéndome que nunca cogiera nada de nadie. Me acuerdo, cada día, de no querer olvidar su voz ni sus enseñanzas cuando ella ya no esté. Me acuerdo...