viernes, 26 de mayo de 2017

Ante el cierre de la librería Ojanguren

Poco a poco, esta ciudad se está convirtiendo en uno de esos parajes desolados de las películas de ciencia ficción, donde las cosas relacionadas con el mundo cultural eran algo que existió en un tiempo muy lejano, y donde todos, inmersos en una especie de desolación inevitable, caminamos como auténticos zombies, salvando nuestro propio pellejo (si eso aún es posible), desorientados, desamparados, alienados. 
Una librería con un fondo impresionante, donde siempre se hallaban libros que no se encontraban en otras librerías. Qué tristeza. 

lunes, 15 de mayo de 2017

La textura del deseo

Este artículo fue publicado en la revista digital LaEscena

María Tena debutó en la literatura con una novela absolutamente deliciosa, 'Tenemos que vernos'. Fue en el 2003 y quedó semifinalista del Herralde. Después, publicó un par de novelas más: 'Todavía tú', también semifinalista del Herralde, y 'La fragilidad de las panteras', finalista del Premio Primavera 2010. Desde entonces, quienes seguimos esa trayectoria, esperábamos con ganas su nuevo trabajo, galardonado con el Premio Málaga de novela del año pasado. Y aquí está, 'El novio chino', su cuarta novela. 
Se trata de una novela llena de sutilezas, de insinuaciones, de hechos que se traslucen tanto con palabras como con silencios. Tena ha logrado depurar el lenguaje hasta quedar con lo preciso, lo que cuenta, lo que importa. Lo esencial. Las palabras que sirven para definir el pasado de esos dos hombres tan diferentes en todo (edad, procedencia, formación cultural...) y los silencios que ayudan a comprender cada una de sus posiciones vitales, de sus problemas, de sus respectivos cansancios. Ahí, en ese contraste, se mueve esta espléndida novela. Hay saltos atrás en el tiempo, perfectamente insertados en la narración, que descifran el carácter de sus protagonistas. Cómo y de qué manera han llegado hasta aquí, hasta ese momento en el que, después de la atracción inicial, comparten sus vidas. Y todo lo que eso conlleva. El conocimientos de los cuerpos. El contraste entre Oriente y Occidente. Y el contraste entre dos personas que vienen de mundos tan diferentes, tan alejados, tan contrapuestos. Y la fascinación, claro, que surge en medio de esos contrastes. 
Se sugiere más que se muestra. Y cuando algo se muestra -una mañana festiva en la cama, por ejemplo: un detalle aparentemente tan insignificante que puede explicar tantas cosas-, se hace con tanta sutileza que el deseo se adueña por completo de esos párrafos, de esas páginas, convertido en una especie de personaje más. Personaje atento, silencioso, que se mueve entre los cuerpos, entre las pieles de estos dos hombres, de un modo casi invisible pero contundente, definitivo. Pocas cosas hay más poderosas que el deseo como nos dejó claro Marguerite Duras a lo largo de su extensa, compleja y fascinante obra. La textura de aquel deseo, siempre presente en nuestras (re)lecturas.
La textura del deseo, también aquí, en esta más que recomendable novela de María Tena, la cuarta. Sobre eso, el deseo y su textura, y sobre la condición humana, siempre tan compleja, tan variable, tan extraña. 

sábado, 13 de mayo de 2017

Maullidos

Los maullidos de un gato me despertaron a las cuatro de la mañana. Procedían de la calle. Maullaba de un modo muy parecido a Francesca cuando llegamos a casa y se siente abandonada (da igual que hayamos estado fuera media hora que el día entero: los lamentos de abandono son los mismos), así que tal vez fuese una gata. Seguro que era una gata. Levanté la persiana y eché un vistazo. Los maullidos persistían, pero, pese a las luces de las farolas, no logré distinguir dónde se encontraba. No creo que se tratase de una gata callejera (vamos a suponer que era una gata), sino de una que se había escapado de alguna de las casas de los alrededores. Preparé café y me puse a escribir. Los maullidos persistían. Francesca, medio dormida, ni se inmutaba. Un rato después, se oyeron unas voces y la gata (vamos a seguir suponiendo que era una gata) dejó de maullar. Quizá sus dueños dieron con ella. Seguí escribiendo. Ahora, con el sol entrando por la ventana del estudio, todo está en silencio. Sólo el sonido de unos pájaros rompe ese silencio. Francesca, ya despierta, observa su vuelo inquieto, con desgana. 

jueves, 4 de mayo de 2017

Presentación en Oviedo

Cuando Esther Prieto me llamó en enero para decirme que la presentación del diario sería el 4 de mayo, me pareció algo tan lejano como si me hubiese hablado del verano o de una nueva Navidad. Lo apunté en un papel y seguí con mis tareas cotidianas. Según pasaban los días, seguía pareciéndome una cosa lejanísima. Se publicó el diario. Llevo casi dos meses de aquí para allá con él, porque creo que si los editores apuestan su dinero en tu trabajo, debes corresponder del mismo modo. Estoy un poco cansado porque promocionar un libro, aunque lo parezca, no es algo sencillo. No siempre tienes ganas de hablar en público, no siempre tienes ganas de entrevistas, de relacionarte. El diario está ahí y tus historias también. Pero no debe decaer el ánimo. Y si decae un poco, disimulas. 
Y, por fin, ha llegado el 4 de mayo, el día de la presentación en Oviedo. Con Iván Alonso y Azucena Vence, dos personas muy apreciadas por mí. Sé que las 7 de la tarde no es una hora muy buena para la gente que trabajáis, pero nosotros vamos a estar allí, en el Club de Prensa, esperándoos.
Y lo vamos a pasar bien. Contad con ello.