lunes, 23 de mayo de 2011

María Dolores Pradera

Pocas mujeres en el mundo de la música como ella, María Dolores Pradera. La otra noche, en el teatro Campoamor, volvió a demostrarlo. La elegancia, el saber estar sobre las tablas, la voz honda e impecable, el movimiento de las manos, la fuerza que brota de su cuerpo menudo, cómo se apodera todo el escenario de la luz que surge de esa presencia, la suya. Todo eso está dicho, sí, pero hay que repetirlo. Es inevitable. La fragilidad de su imagen desaparece por completo cuando entra en el escenario y comienza a cantar, a ponerse sus ponchos, a jugar con las manos, a hablar con los músicos y con el público, a desplegar su fina ironía, su inteligencia. Las canciones de siempre siguen emocionando de la misma manera, como si fuese la primera vez que las escuchásemos. Como ocurre con los auténticos clásicos. Con los buenos repertorios. La escuchamos con devoción. Nos emocionamos también cuando ella se emociona al recordar a su amigo Carlos Cano, de quien canta varias canciones, las más emblemáticas. Por causa de esa emoción, se le olvida un pequeño tramo de la letra y los aplausos retumban en el interior del recinto. (Recuerdo aquel maravilloso concierto, el de los dos, Carlos Cano y María Dolores Pradera, mano en mano, en este mismo teatro, unos cuantos años atrás ya). A nuestro lado, Cosme Marina, crítico musical, embelesado también, realmente emocionado. ¡En cuántas batallas he coincidido con Cosme! Conservamos las risas de algunas de ellas, los secretos de algunas otras y el amor por estas mujeres maravillosas, como la propia Pradera, para las que nos tememos que no hay relevo. Eso comentamos al final del espectáculo. Siempre nos quedarán los buenos momentos que nos hicieron disfrutar, eso sí. Como este de la otra noche, en un palco del Campoamor. Y también nos queda la certeza de que, más allá de todo, algunas estrellas siguen brillando como entonces.

2 comentarios:

  1. Me encanta Maria Dolores de la Pradera, me gustaría que fuese una de las propuestas para los conciertos de la plaza de toros en San Mateo!!!
    Un beso, guapísimo.

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  2. Qué bien atrapas esas magias, esos momentos! Y batallas tantas! Algunas ganadas y otras perdidas! Pero aquí seguimos y lo que nos queda. Bsos.

    Cosme

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