Éramos jóvenes y escuchábamos a Dylan. A veces, entrada ya la noche, no entendíamos muy bien lo que decía, pero no importaba. Lo fundamental era que estábamos allí, los dos, juntos, después de todo, escuchando aquellas canciones, ajenos al mundo, a aquel mundo que no nos interesaba demasiado y que, estábamos seguros, no tardaría demasiado en cambiar. Nos encontrábamos en medio del invierno, en aquel viejo apartamento alquilado, pero teníamos las ventanas de la habitación abiertas: nos gustaba escuchar el rumor del mar entrando por ellas. Aquel olor y aquel frío que nos despejaban la cabeza de tanto tabaco como llevábamos fumado, del vino que aún seguíamos bebiendo. Sabíamos que era la hora de irse para la cama, pero no nos apetecía hacerlo, como si el mundo se acabase aquella misma noche y aún tuviésemos muchas cosas que decirnos. Las teníamos, claro. Éramos jóvenes y la revolución, la nuestra, estaba aún por hacer. La música de Dylan seguía sonando una y otra vez en aquel destartalado tocadiscos que habíamos rescatado de no sé dónde. Posiblemente, como tantas otras cosas, de la basura. Eran los tiempos en los que la gente se deshacía de aquellos antiguos aparatos y los sustituía por aquellos nuevos y modernos formatos que, de momento, no nos interesaban. Nosotros no teníamos pensado deshacernos de nuestros vinilos, de ninguno, ¡faltaría más! Allí estaban, sí, buena parte de ellos. Los discos de Dylan, de Janis Joplin, de Jim Morrison y su banda. Nos fascinaban, en aquella época, todos ellos. Y también los de Chavela Vargas, Paco Ibáñez y Silvio Rodríguez. Ella era mayor que yo. Y a su lado, a gran velocidad, estaba descubriendo miles de cosas. No había temas prohibidos. Era viernes, teníamos vino y tabaco en abundancia, estábamos allí, en aquel viejo apartamento del centro de Gijón, escuchando a Bob Dylan, y lo demás no importaba. Qué fácil es dejarse llevar cuando la complicidad nos envuelve de esa manera tan sobrecogedora, tan difícil de volver a encontrar. Por la tarde, en la primera sesión, habíamos ido al estreno de "Thelma y Louise", y después, nos habíamos comprado "El jinete polaco", de Antonio Muñoz Molina. Nos leíamos todo lo que escribía Muñoz Molina. (Me acordé de ella, de mi amiga, y de todas aquellas lejanas noches, cuando el año pasado, en la presentación de "Lo que me queda por vivir", conocí al escritor en Madrid). Nos fascinaba "El invierno en Lisboa" y estábamos convencidos de que esa nueva novela no iba a quedarse atrás. (Muchos años después, en esa misma ciudad, el día de la boda, el concejal leería un párrafo de ese libro, "El jinete polaco", durante el acto). Y Susan Sarandon, qué contar de ella. Era otra de las nuestras. Habíamos oído decir que, en su primera visita a San Sebastián, estaba tan borracha que no sabía ni dónde se encontraba. Era la época de "Atlantic City" y la escena memorable de aquella mujer que se lavaba los pechos con limón para quitarse el olor a pescado. Hablábamos, sí, de películas y de libros, del amor y del sexo, de la realidad y del deseo, de todos los viajes -reales o imaginarios- que se pueden hacer sin salir de una habitación, y seguíamos dándole vueltas a los discos de Dylan, una y otra vez, hasta que el amanecer entraba por los amplios ventanales de aquella habitación y nos encontraba allí, dormidos, tapados bajo la misma manta, rodeados de libros y de ceniceros llenos de colillas, mientras la aguja, atascada al final del disco, repetía aquel sonido que confundíamos con la lluvia o con el rumor del mar, tan bravo, tan cercano.
Qué decepción más grande me he llevado me he llevado contigo Ovidio, cuando al buscar información x Internet me entero de qué eres colaborador de esa aberración llamada Foro Asturias.
ResponderEliminarPensaba que eras una persona consecuente con tus supuestas ideas
Estimado Olegario, está usted en un grave error. Yo no tengo nada que ver con Foro Asturias.
ResponderEliminarOvidio Parades
Qué susto me llevé!!!!!!!!!!
ResponderEliminarOVIDIO, QUIEN ES ELLA???AUN VIVE??ME HAS HECHO RECORDAR CON MUCHA NOSTALGIA A MI COMPLICE, Q´HACE 4 AÑOS SE MARCHO...LA EXTRAÑO TANTO!!COMO EL PRIMER DIA Q´SE FUE. SI AUN VIVE HAZLE SABER ESTOS RENGLONES.
ResponderEliminarSALUDOS
Soy un argentino traspantado a Madrid. Solo decirle que al otro lado del charco hay problemas con el servidor, no pueden dejar comentarios en su blog sñor Oviedo, una pena.
ResponderEliminarBendición!
No pensaba entrar a comentar esta entrada que ayer sólo me sugería ternura y un pelín de nostalgia, pero un par de comentarios anteriores y la reflexión que he hecho esta noche (porque yo pienso en ti, Ovidio, y en vosotros todo el día) me ha hecho entrar y no dejarme en el tintero lo que pienso.
ResponderEliminarCreo que este no es un blog político aunque llegado el momento podríamos manifestar libremente lo que pensamos también en ese campo.
Creo que encontrar el nombre de Ovidio relacionado con el Foro es como mínimo un poco surrealista.
Pero, también creo, y para mi es lo más importante, que el ARTE está por encima de a quién votemos o dejemos de votar, con quién simpaticemos o dejemos de simpatizar y que opción política es o no es la nuestra.
A mi me da exactamente igual la opción política de la gente (aunque Alvarez Cascos me produzca alguna sensación amarga en la boca del estómago) siempre que esas opciones se expresen desde la libertad, la responsabilidad y el RESPETO A LOS DEMAS y a SUS OPCIONES.
Vamos a ver que pasa con Asturias, que ese es otro cantar. Vamos a ver que pasa con los derechos conseguimos durante el gobierno socialista, pero sobre todo, vamos a respetar a los que no son como nosotros.
Y que conste que el partido al que yo vote no ha obtenido ni representación en el Parlamento, pero es no justifica que tache a otros, ni me decepcione el "saber" con quién van ellos.
Bea Alvarez
Pues anda rulando una lista por ahí en la que aparece el nombre de Ovidio Parades como colaborador de FAC en Oviedo. Y no creo que haya muchos Ovidios Parades en nuestra ciudad ¿No?
ResponderEliminarYo si el autor de este blog (que adoro) me dice que no es él me lo creo pero...
Para mi la política si esta por encima del arte.
Aquí tiene cabida todo el mundo, desde luego. Pero, insisto, NO soy colaborador de FAC.
ResponderEliminarOvidio
yo también leí en algún sitio, no recuerdo donde, que Ovidio apoyaba a FAC
ResponderEliminarle di credibilidad al ser el editor de su libro candidato a, y ahora, concejal del FAC
de cualquier manera, lo apoyara o no, el valor del blog de Ovidio y de su obra sigue siendo el mismo
Lo diré por última vez: NO soy colaborador de FAC ni de ningún otro partido político. Si lo fuera, como comprenderéis, no tendría problema alguno en decirlo. Si lo habéis leído (por cierto, ¿dónde?) se trata de un error. Mi editor sí es concejal de FAC, pero evidentemente su vida es suya y la mía es mía. Que él lo sea, no quiere decir que los autores que edita lo seamos también.
ResponderEliminarGracias por el resto de los comentarios. Sí, la protagonista de esta historia vive.
Ovidio Parades