martes, 21 de febrero de 2012

Los lunes al sol

Están ahí, como nosotros, alrededor de los cuarenta años, unos cuantos chicos y chicas, al sol. Sí, han subido un poco las temperaturas, luce el sol y es lunes, curiosamente, pero podría ser martes o miércoles o jueves o sábado. Lo mismo da. Todos ahí, al sol. Todos los días, para los parados, son el mismo día. Unos están sentados en los bancos de ese parque, leyendo o charlando; otros hacen ejercicio; algunos -como nosotros- caminando a buen paso. Todos, cada uno a su manera, disfrutando de esa tregua que nos brinda hoy el tiempo, sobrellevando la espantosa situación del paro, tratando de dejar la mente en blanco al menos por un rato. Todos mezclados con los mayores, los jubilados, también al sol. También sentados en los bancos o caminando (a menor paso), charlando unos con otros o dejando que el sol caliente un poco sus huesos, sus manos completamente deformadas por el reuma. Vaya cuadro. Uno de tantos. Uno más. Cinco millones de parados. Aquí están -estamos- algunos de ellos. Es lo que hay. Y hay que afrontarlo de la mejor manera posible. No siempre se consigue. Son muchos frentes abiertos. Muchas cosas en las que pensar. ¿Qué pasará después? Mejor no incurrir demasiado en ello, ya digo. No es una película. No es un mal sueño. Es la realidad pura y dura. Pero mejor no enturbiarla hoy con todos esos dolores de cabeza, quebraderos que es imposible aniquilar. Mejor disfrutar del sol, de este sol que llegó hoy, lunes, inesperadamente, después de un domingo de lo más invernal: domingo de frío, lluvias y aguanieve. Caminar en silencio. No pensar tampoco en esas palabras que nos dijo nuestro casero sobre la posiblidad que le sugerimos de bajarnos un poco el alquiler mientras los dos estuviésemos en esta situación. Sólo mientras tanto. Dijo: la dueña de la casa es una mujer que vive en La Moraleja y lo hace ajena a todo lo que está cayendo. Tal cual. Viva la solidaridad, el ponerse en la piel del otro. Bastante es, añadió, que no os suba el recibo. Palabras literales. Y a callar. O a marcharse. Pero miras los anuncios y todos los alquileres se desbordan. Parece que la gente haya perdido el norte. ¿Hacia dónde vamos? Ya no lo sé. Mandas currículums que te imaginas que acabarán en la papelera más cercana, llamas a puertas que te cierran directamente en la cara o a otras que ni siquiera se molestan en abrir. Así las cosas. Y sigues caminando, cada día, por ese parque, el de Invierno, o por cualquier otro, recorriendo la ciudad a buen paso, resistiendo. Inventando planes y risas para que esa persona que está a tu lado tampoco se derrumbe. Resistiendo. Sí, creo que ésa, más que nunca, es la palabra. Como aquella canción del Dúo Dinámico, ya asociada para siempre con el final de esa película de Almodóvar, una de las mejores, "Átame!" (pocas veces estuvo más guapa Victoria Abril: radiante la otra noche, por cierto, en la gala de los Goya, qué triste también que no le ofrezcan más papeles a la altura de su inmenso talento). No queda otra. Y en eso piensas para no pensar en nada, para dejar que el sol de este lunes o martes o miércoles o jueves, qué más da, te caliente un poco los huesos como los de esos jubilados que cuentan los días, conscientes de que para ellos un nuevo día es más un victoria que cualquier otra cosa.

5 comentarios:

  1. Impresionante la película "Los lunes al sol" impresionantes Bardem y Tosar, tremenda aquella realidad, tremenda ésta que nos ha tocado vivir.

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  2. Vengo de estar con una amigo que acaba de quedar en paro, lleno de deudas, dos niños, separado, custodia compartida y un futuro negro, negro. Tu repato como ya han dicho: Impresionante.

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  3. ¿Sabéis lo peor de todo esto? que detrás de cada historia hay un nombre, una edad, unas circunstancias, una experiencia vital. Es como cuando hablan en la tele de los muertos de Siria, de Palestina, de Iraq, me da igual, detrás de cada muerto hay unas ilusiones truncadas, un futuro arrebatado a mano armada, una vida por vivir. Cuándo aquí hablamos de 5 millones de parados, no somos conscientes de imaginar la tragedia global, sólo nos quedamos en lo particular (que por otro lado, es lo normal y razonable lo particular, lo personal es el verdadero drama, lo otro, lo global es el drama de un país, el nuestro... una generación derrotada.
    No podemos dejarnos caer en el desánimo, pero la verdad es que cada vez que pienso en los que vienen detrás, en las condiciones de esclavismo que trae consigo la reforma laboral, me llevo las manos a la cabeza y, ahora ya no estoy hablando de recortes, estoy hablando de cosas como tener derecho al descanso laboral, seguridad social o subsidio de desempleo. Acaso no escuchasteis las dos burradas de ayer: los chavales que están en la calle en Valencia son el "enemigo", no señores, no son el enemigo, son el futuro, el futuro de este país, gente que ha nacido en libertad y que no entiende que la policia cargue contra ellos; eso y lo de que hay que aceptar un trabajo aunque sea en Laponia... (jejejeje) vale todo. Me rio por no llorar.

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  4. El afilador siempre llama dos veces...

    Tan genial como siempre

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