miércoles, 8 de enero de 2014

Un día sin paseo

Después de la gran resaca que suponen siempre las jornadas navideñas -demasiadas celebraciones en apenas quince días: demasiado de todo en muy corto espacio de tiempo- decido quedarme un día entero en casa, cosa bastante inusual en mí. Un día en pijama. Un día sin paseo. Como el día después de Reyes, antes de empezar de nuevo al colegio (aquel infierno con olor a cura viejo y represión), cuando era pequeño. Aprovecho para continuar un relato que tenía pendiente desde el mes pasado, para leer un poco de este libro y de aquel otro, para ver una entrevista que le acaban de hacer a Charo López en la televisión argentina a propósito de la obra teatral que estos días estrena allí, "En la lagua dorada", con Pepe Soriano. (La misma obra que estos días representan por nuestro país Lola Herrera y Héctor Alterio y que dio origen a la película que protagonizaron en su día Katherine Hepburn y Henry Fonda y por la que ambos recibieron el Oscar). La entrevista dura algo menos de una hora y en ella se hace un repaso por la trayectoria vital y profesional de la actriz. Habla de esto y de lo otro. La ciudad donde nació (Salamanca), los tiempos del franquismo, los comienzos como actriz, el encuentro con Gonzalo Suárez, el parecido con Ava Gardner (está harta de la comparación), los papeles dramáticos que le ofrecían por su físico, las palabras que cruzo con Buñuel para la película en la que estuvo a punto de participar, "La vía láctea" ("quiero una virgen puta", le espetó don Luis), la gloriosa participación en "Los gozos y las sombras", la crisis por la que atraviesa nuestro país, la falta de trabajo para los actores y para todos en general, la obra que estrena, la adoración que siente por Argentina... Y la muerte. La muerte que dice obsesionarla y que salpica inesperadamente toda la entrevista. Charo acaba de cumplir setenta años. Y da la sensación por sus palabras (y por otras, también recientes, que leí en otra entrevista en la que reconocía que el año pasado, tras la muerte de su madre y la falta de trabajo, no había sido el mejor de los años) que siente que la cuenta atrás, de algún modo, ha comenzado. Supongo que es una sensación extraña, aunque todos, tengamos la edad que tengamos, estamos expuestos a los designios de la muerte, del destino que nos aguarda.
No es un tema nuevo, desde luego. Aunque la intensidad (y el humor: ay, esa carcajada suya...) con que Charo lo cuenta hace aún más evidente el asunto. ¿Quién no ha pensado alguna vez en la muerte de sus seres más cercanos, ahora que ya empiezan a rondar la edad de la propia Charo? Supongo que todo el mundo. Uno piensa en ello durante unos minutos y deja inmediatamente de hacerlo. Como si apagara violentamente un aparato donde estuviese sonando una música que le repele a los oídos. Borra el pensamiento, aniquila la posibilidad de recrearse en tan complejo y triste tema, se pone a limpiar, sale a la calle. Pero hoy, en contra de lo habitual, no es día de salir a la calle. Ni siquiera la posibilidad de encontrar un libro o un deuvedé interesante en el barullo de las rebajas hace que cambie de idea. Ya habrá más días.
No salgo de casa, pero quiero huir de ese pensamiento que obsesiona a Charo, la idea de la muerte, tan presente, por otro lado, en muchos de los personajes de Woody Allen. No es día para cosas transcendentales. Un día sin paseo no es para eso.
De repente, descubro que han nominado a los Goya a Terele Pávez. Su quinta nominación. Pese a que me gustan mucho las otras actrices nominadas (que alguien le brinde un protagonista a Susi Sánchez, por favor), espero que este año se lo den a ella de una vez por todas. Hablar de Terele, de su voz, de su inmenso talento, de su trabajo en "El caso de las envenenadas de Valencia" (que debería de ser asignatura obligatoria en cualquier escuela de interpretación que se precie). Ése será un buen tema para otro día sin paseo. O para cualquier día, en realidad.      

1 comentario:

  1. Un día en pijama. Un día para pararse y prepararse y prepararse para pararse. En ocasiones las personas sin pretenderlo, enseñan más que cualquier lección programada. He visto también la entrevista de Charo y me he quedado hipnotizado con sus palabras hasta el punto de querer traspasar l pantalla, darle la mano y no decir nada más. Me ha gustado tu post desde el inicio hasta el final. Un saludo.

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