miércoles, 15 de enero de 2014

¿Quién teme a la madre feroz?

La madre de la obra teatral "Agosto", Violet Weston, es un personaje complejísimo. Una mujer enferma, dolida, irascible, deslenguada, atiborrada de pastillas, de vuelta de todo, al borde siempre de la crispación y del precipicio, en constante lucha con los demás y consigo misma. Un regalo para una gran actriz. Han sido varias ya las que, sobre las tablas, lo interpretaron. Tuve la suerte de ver en Buenos Aires, hace cuatro años, a Norma Aleandro representando el papel y me pareció un acercamiento al personaje muy acertado. Siempre al borde, pero nunca pasando a la sobreactuación, que sería lo más fácil con la bomba que la actriz se traía entre manos. Una mujer desequilibrada (una mujer bajo la influencia, por citar a John Cassavetes y su memorable película) por las circunstancias, pero no sobreactuada, chillona o histérica. Hay una línea muy sutil entre unos conceptos y otros. Norma Aleandro no la traspasaba. Cuando salí de aquel teatro de Buenos Aires, completamente hechizado por las más de tres horas de función, por aquellos conflictos familiares que remitían a los que Tennesse Williams (es inevitable la referencia) trató en su teatro, pensé en qué actriz española podía llevar a buen puerto este trabajo. Y pensé, inmediatamente, en Lola Herrera para el papel de la madre y en Natalia Dicenta para el de la hija. Ambas, bien dirigidas (esta obra necesita una buena dirección que amarre bien todos los flecos, los desmelenes, que no son pocos: que sostenga el texto y, sobre todo, a las actrices), podrían estar soberbias. De eso hablamos mientras cenábamos en un restaurante italiano cercano al teatro Lola Membrives, donde se representaba la función. Las veía, a Lola y a Natalia, claramente. Me imaginé que cualquier productor avispado tendría la misma visión que yo. No sucedió así y los papeles fueron a parar a manos de Amparo Baró y Carmen Machi. No tuve la fortuna de ver esa versión, pero las críticas fueron espléndidas, sobre todo para Amparo, tan grande como Lola o como Norma, desde luego.
Vamos a la película. He de reconocer que cuando me enteré de que Meryl Streep era la encargada de protagonizarla, me eché a temblar. Me hubiese gustado ver a Shirley MacLaine o a Jessica Lange en el papel de esa madre tremenda. Meryl es capaz de lo mejor y, también, de lo peor. Su tendencia a la sobreactuación y sus ganas de querer siempre ser la más en todo, me daban bastante miedo con un personaje como éste. No es, como saben bien los lectores de estas columnas, una de mis actrices favoritas. Me gusta su trabajo en "Las horas" y algún otro: siempre que se muestre contenida y que no quiera ponerse la medalla de mejor actriz de su generación (por así decir). Me sorprende pocas veces porque es una de esas actrices a las que ves venir de lejos. Sabes qué gesto va a hacer antes de que lo haga, qué mohín o qué mirada va a dirigir a su oponente. Es una actriz bastante previsible, que es lo que les pasa a muchas (grandes) actrices cuando no están bien dirigidas, cuando van a su aire, cuando se creen imprescindibles. La película había que verla. Era inevitable. Y como película, en fin, no deja de ser un telefilme de lujo de esos que ponen a la hora de la siesta. Un telefilme de lujo con buenas interpretaciones, lo reconozco.
Meryl Streep, pese a un par de deslices hacia la sobreactuación que rápidamente corrige, está espléndida. Administra con sabiduría los vaivenes de su personaje y realmente ves al personaje, no a la actriz queriendo ganar otro Oscar, como ocurre tantas veces con ella. A su lado, todo el elenco está bien (chirría un poco Juliette Lewis). Sobre todo, Margo Martindale, en el personaje más "tennessewilliams" de todos, y Julia Roberts, que muestra una serenidad y una sabiduría realmente encomiables. No hay duda de que la madurez, si sabe escoger bien sus papeles, le sentará estupendamente.  
La obra seguirá representándose porque tiene todos los aires de convertirse en un clásico del teatro contemporáneo, si no lo es ya. Y seguiremos viéndola, confiando en que alguna de nuestras actrices favoritas se haga con tan jugoso regalo.   
 
 

1 comentario:

  1. Ayer fuimos a ver la película, siguiendo con nuestro ciclo de "tardes de domingo invernal de cine" A mi particularmente me encanto. Entiendo que es una película que no guste a todos, no es precisamente fácil de digerir esa madre mal hablada y deslenguada que disfruta metiéndoles el dedo en el ojo a sus hijas. Es una auténtica hija de puta, que es lo peor que se puede decir de una madre, sin duda. A mi que tampoco me gusta mucho Meryl Streep me parece que está espléndida, es un papel de nota y su interpretación sin duda lo es. Fíjate que hay momentos en los que mi corazón me decía que le iba a arrebatar el Oscar a la fantástica Cate. Julia Roberts está genial, demuestra una madurez excepcional, físicamente está sabiendo hacerse mayor sin caer en esas chorradas que hacen de ti un monigote. Me gusto mucho también encontrarme con la belleza infantil de "Pequeña Miss Sunshine" convertida en procaz adolescente (que piel tiene esa niña y que futuro si cae en manos de un buen representante) También destacaría el papel de Julianne Nicholson.
    Al final, cuando todo apunta a que Bárbara seguirá los pasos de su madre, queda lugar para la esperanza

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