viernes, 16 de septiembre de 2011

Una jornada particular

Ahí llega Nati, cargada de bolsas, corriendo, con la lengua fuera, pidiendo disculpas por llegar tarde, como siempre. Que si había tráfico, que si me mandaron ir a no sé dónde, que si se me estropeó el coche en medio de la carretera, que si... No tiene remedio. Ya hablé más veces de ella aquí, de su elegante esqueleto, de su voz cascada y de su aire a la gran Marisa Paredes. Siempre que la veo, no puedo evitar recordar el día que la conocí, la tarde que vino por primera vez a Trabe. Venía a sustituir a la otra chica que limpiaba hasta entonces la librería, que había decidido cambiar de empresa. Aquel día, Nati, tan acelerada como acostumbra, quería sacar todos los libros de las estanterías, removerlo todo en dos horas y pico. Le expliqué que eso no era necesario, que se relajase, que pasase a la parte de atrás de la tienda, que se fumase un cigarro y luego se pusiese en órbita con tranquilidad. Recuerdo, pese a la fortaleza que aparenta, su cara de animalillo asustado, sus expresivos ojos reclamando aprobación, su interés por querer agradarme a mí y a mis compañeros de la editorial, las manos inquietas sujetando aquel cigarrillo negro, colocando un papel que se había salido de su carpeta, un cajón que no se había cerrado del todo. A partir de ese día, formó parte de aquel buen grupo de trabajo. Si celebrábamos un cumpleaños, instaurada ya la costumbre de abrir una botella de vino cerca de la hora del cierre de la librería, allí estaba Nati con nosotros, brindando, riéndose, contando historias (a veces, tan surrealistas como la propia vida) y fumando un Ducados detrás de otro. Lo mismo por Navidad o en cualquier fecha cercana a las vacaciones: siempre hay motivos para descorchar una botella de vino y brindar. Nati y yo, entre bayetas por aquí y fregonas por allá, nos fuimos contando nuestras vidas, nuestros problemas, nuestros proyectos, nuestras inquietudes, nuestras expectativas. Fue la primera persona a la que le dimos la invitación para nuestra boda. Aquella noche, la de la fiesta de aquel importante día, estaba radiante. Elegante, sofisticada, espectacular: como una actriz clásica. O como una auténtica chica Almodóvar. Bailamos todas sus canciones favoritas. Domina el baile como pocas. Ella fue la que durante las semanas previas a la boda, en la trastienda, me enseñó a dar los pasos oportunos que debía de seguir con Íñigo mientras sonaba el "Fly me to the moon", de Frank Sinatra, con la que se inció el momento de lanzarnos a la pista. Después de aquel día, el de la boda, la recuerdo muchas tardes en Trabe, cuando la crisis ya estaba acribillando la librería, apoyándome, dándome conversación, tratando de que no pensase mucho en la llegada de aquel final que enseguida se precipitó. Desde entonces, Nati viene por aquí una vez al mes. Nos echa una mano con las cosas de la casa. Una mano mágica, por cierto. Y siempre, siempre, es una alegría recibirla. La complicidad que nos une sigue intacta, como la de esos buenos amigos que no hace falta que se vean todos los días para conservar sus lazos de unión. Cuando va terminando de hacer las cosas, me meto en la cocina, abro una botella de vino y voy preparando la cena. Luego, cenamos los tres y nos peleamos por quitarnos las palabras de la boca, por querer contarnos esto y lo otro, por recordar anécdotas, historias que nos unen. Cuando se da cuenta de que se acerca la madrugada, mira el reloj, se levanta y dice, anda, si yo mañana tengo que levantarme a las siete. Y vuelve a sentarse en el sofá, se enciende el último cigarro y dice: se pongan como se pongan, unos y otros, no pienso dejar de fumar. Y es ahí, en ese momento en el que fuma con absoluto deleite ese último cigarrillo en nuestra casa, cuando más que a Marisa Paredes se parece a Marisa Paredes imitando a Bette Davis. La misma fuerza, la misma ternura, las mismas inseguridades. Y pensamos que ya queda menos para nuestro próximo encuentro, para otra de esas jornadas particulares con las que tanto disfrutamos y nos reímos, que buena falta nos hace a todos.

9 comentarios:

  1. Yo también tengo amigos a los que cuando visito nunca encuentro el momento de irme, aunque tenga que madrugar al día siguiente. Son amigos con los que el tiempo parece que nunca pasa, amigos con los que has compartido momentos buenos y malos, crisis y alegrías, con los que en definitiva has compartido la vida.
    Ayer perdí a una de esas, era una mujer mayor, pero hoy haciendo el balance de lo que fueron nuestros 23 años de amistad, siento que ella vivirá para siempre en mi corazón y que habrá un tiempo en el que sólo me queden los recuerdos de las comidas en su casa, los cigarrilos y las botellinas de vino que siempre abría cuando recibía mi visita. Si la hubieras conocido te hubiera insporado un post, estoy segura.
    Cuánto necesita nuestra sociedad de muchos momentos compartidos de mesa y mantel, de comida y bebida, de risas y llantos. Cuántas risas necesitamos y que poco practicamos (aunque en días tristes como esta mañana de setiembre, sólo hay tiempo para la melancolía y la tristeza)
    Besos
    Bea
    Me voy de vacaciones, espero poder conectarme para echar un vistazo por aquí

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  2. En mi casa siempre hubo servicio domestico ya que mis hermanos y yo eramos muy traviesos y también la casa familiar era demasiado grande. Así que mis papás contaban con la ayuda de dos "chicas".
    Recordé cuando llegaba de la facultad bien hambriento.... y no había nadie para recibirme.

    Mis hermanos y mis papás comían siempre juntos.... yo comía como las chicas (Ana y Josefa), después les contaba lo que había sucedido durante el día, incluso alguna vez las invitaba a comer helado a las dos.
    Siempre recordaré a Ana y a Josefa, mis amigas las dos...

    Pipo (León)

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  3. Tienes que ser el mismo Ovidio Parades que firma un artículo sobre Jessica Lange en el periódico Les Noticies.
    Aunque no domino el asturiano me ha parecido brillante, tengo ganas de visitar esa exposición, espero hacerlo mañana.
    No suelo seguir Les Noticies pero me ha sorprendido gratamente encontrarte y, por ser profesora (sí, sí, profesora, jajaja) de Historia del Arte, el dedicado al Banco Herrero.
    Es un placer encontrarte en lugares distintos.

    Besos, guapísimo
    Natalia

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  4. Ovidio ojalá supiera tu dirección para mandarte una vieja muñeca rusa que me parece que te gustaría...
    Me encanta el post de hoy, eres un tío súper cercano. Besos, besos y también besos!
    Lucia Gonzalez-Valle

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  5. Pues si tiene un parecido(por mínimo que sea) con Marisa Paredes tenéis un "tesorito" de amiga.

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  6. Marisa Paredes es grande entre las grandes

    un beso guapo,

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  7. Gracias a Natalia se me ha encendido una luz en mi oscuro cerebro y he buscado entre los centenares de recortes de periódico y...allí estaban unas perlas, unos artículos de una sola columna que se habían publicado en Les Noticies hace muchos años.
    En la cabecera del artículo una foto y un nombre Ovidio Parades. Qué bien pasan los años por ti, truhán.
    Estoy muy contenta de haber seleccionado en su día aquellas maravillas y ser seguidora hoy en día del blog de aquel autor.

    Besos, guapo, Lola

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  8. Estoy en la sierra de Madrid en casa de unos amigos. Estamos hablando de tu libro, y leyendo fragmentos que nos han emocionado tanto que el día 3 de diciembre subiremos a la presentación para recoger tu libro firmado y dedicado.
    Un abrazo y hasta diciembre.
    Luego iremos por Chueca y brindaremos por tí, por el amor y por la vida. Muchas gracias por estimularnos con tus vivaces relatos.
    Un besote.

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  9. Buenos días Ovidio y a todos los seguidores de este cuidado y hermoso jardín de la letra.
    Ademas de felicitarte por tu nuevo libro, qusiera abusar de tu generosidad y dar las gracias desde este tu espacio, ya casi nuestro espacio, a mi amiga Greta y su familia, especialmente a su encantadora madre, por la calidez con que nos acogieron y el magnífico almuerzo con que nos obsequiaron. Quiero hacerlo desde aquí por que se de la admiración y seguimiento que realiza diariamente de su obra y la grata sorpresa que espero sea para ella leer estas palabras de agradecimiento en su blog preferído.
    Sin más despedirme y darle las gracias.

    Carmen L.

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