La mujer, en una de esas pocas pequeñas y acogedoras tiendas de barrio que van quedando, protestaba por todo. Que si el calor, que si la lluvia, que si las cebollas estaban machacadas, que si los kiwis parecían excesivamente maduros, que si las naranjas eran viejas, que si el ruido y el gasto que acarrean las fiestas de la ciudad, que si esto, lo otro y lo de más allá... La gente que estaba allí, concentrada en sus historias, en sus problemas y sus monedas, no le prestaba demasiada atención. Sólo la dueña del local, más por cortesía que por otra cosa, con una cara que expresaba su deseo de que se largase pronto de allí, le mostraba una sonrisa forzada de cuando en cuando. Llegó el turno de los parados. Toda esa gente que está al paro, aseveró sin rubor, es porque le da la gana: son todos unos vagos y unos maleantes: pico y pala les daba yo, de la mañana a la noche. Y luego está, prosiguió, toda esa otra gente que viene de fuera y que este gobierno deja entrar libremente: son los que nos llevan todo el dinero, los que acaparan los mejores médicos, las mejores escuelas. Y ellas, tan zalameras e insinuantes, son las que nos quitan a nuestros maridos... Llegados a este punto, el resto de los clientes ya no sabía qué hacer ni qué decir: si entrar al trapo, taparle la boca o marcharse directamente de allí. Mi madre, con su prudencia habitual pero muy harta ya por todo lo que estaba escuchando, le dijo que cómo podía decir aquello, que la historia de nuestro país está llena de emigrantes, en una época y en otra, que pocas familias había que, al menos alguno de sus miembros, no se habían ido a trabajar al extranjero... En la posguerra y ahora mismo. La mujer farfulló algo de mala gana, pagó, cogió su bolsa con ímpetu y se fue. Nada más hacerlo, la dueña de la pequeña tienda de alimentación le dijo a mi madre, que era la única clienta que quedaba allí, que no sabía muy bien si aquella mujer estaba perdiendo la cabeza (muy posiblemente, visto lo visto) o qué era lo que le pasaba: si ella misma, la que arremetía contra parados y emigrantes con la misma desenvoltura que lo hacía contra las cebollas, los ruidos y las fiestas, había estado cuarenta años trabajando en Suiza. Tal cual. Surrealismo puro.
Que manera de modelar el lenguaje, Ovidio eres un escultor de la palabra, yo creo que la poesía se te tiene que dar también de lujo...
ResponderEliminarBesitos mil!!
¡Bien por tu madre! Por no haberse callado y por tan sabias palabras. Ya ves, estaba comentando la publicación anterior y mientras tanto tú publicando otra, hermosa coincidencia en el ciberespacio, ya lo dice el refrán: a quien madruga...
ResponderEliminarUn besazo guapo
Está el dicho aquel:"el valiente vive hasta que el cobarde quiere". A esa cretina lo que le hacía falta era que alguien la pusiera en su lugar...No cabe duda que hay una triste historia detrás de esa mujer. Saludos Ovidio.
ResponderEliminarMe encanta tu vida Ovidio, me gustaría tanto formar parte de ella, que pena que tu tengas marido y yo también esté atado. Creo que tu vida es muy divertida, haces que las cosas sean sencillas, sin dobleces y también sacas el máximo jugo a todo lo que te rodea siempre con tu ojo avizor...
ResponderEliminarCreo que lo que tu necesitas es un programa en la tv, animo y lanzate!
Juanjo R. T.
Hay mucha costumbre en este país en el que nos ha tocado nacer y vivir, de olvidarnos del pasado. Tenemos memoria de pez, como Dori la de Nemo.
ResponderEliminarTiene mucha razón tu madre, que gran mujer tiene que ser.
Podríamos decir que dejamos el hambre de la posguerra gracias a las divisas (que no serían muchas) que venían de la emigración: Bélgica, Alemania, Francia... nuestros hermanos de Latinoamerica acogieron a miles de españoles a los que la guerra y el hambre hicieron abandonar su España querida. Y luego, casi todos volvieron y trajeron las pensiones de su trabajo en el extranjero y "les sus perrines " grandes o pequeñas para su tierrina. Algunos dejaron allí a sus hijos que ya eran más belgas, alemanes o franceses que españoles.
Y ahora otra guerra y otro hambre: la del paro y la de la crisis hacen a nuestros cerebros salir de Asturias buscando un futuro mejor (luego dirán otra vez que es una leyenda urbana)
y dichosos los que puedan irse en busca de un futuro mejor...
La mujer de la frutería enfadada con la vida, con su vida, mejor se dedicaba a enfadarse con las cebollas y dejaba al resto del mundo en paz.
En fin, surrealismo en estado puro.
Ovidio lo primero de todo felicitarte por el éxito que estas teniendo tanto el blog como en tus libros. Dicho esto, ahora viene la mejor parte: le he hablado a mi amiga Marta Sanchez de ti, y quiere leer tu libro!!!!!!!!!
ResponderEliminarCómo te quedas? Un beso y felicidades nuevamente por tu éxito porque te lo mereces y porque eres un luchador.
Ana Cortazar
Yo no alcanzo a comprender como Ovidio es capaz de mantener un nivel tan alto en tan poco tiempo.
ResponderEliminarHay personas que tienen un don especial
Muchas gracias Ana, me hace mucha ilusión!!!!. Besos a las dos.
ResponderEliminarOvidio Parades
Ovidio acabo de leer lo de Marta Sanchez, estoy flipando. Felicidades guapisimo!
ResponderEliminarLau
Bea la de Lola me pareces una tía estupenda, siempre haces unas exposiciones perfectas y creo que tu también aprecias mucho a nuestro artista. Un saludo y felicidades Ovidio por el post de hoy y por lo de Marta. (hoy mas que nunca Olé Olé).
ResponderEliminarErnesto
Desde que leí el extraño viaje tengo que confesar gratamente, que mi vida se ha "extrañizado". Hacía tiempo que en mi vida, tan rutinaria, tan cotidiana, tan gris, nada acontecía, ni malo ni bueno, ni bueno ni malo. Y así pasaban las horas y los días, los meses y los años, pero un buen día una muy buena amiga, me hablo del extraño viaje, y de la buena literatura que rezumaba. Ante su insistencia, no pude menos que leerlo, y tengo que decir que me ha devuelto las ganas de leer, de vivir, de sentir, de amar… incluso podría decir con una sonrisa que hasta ha mejorado mi apetito, el uno y el otro. Por eso quiero darle las gracias y decirle que yo el 3 de noviembre quiero dos, uno para mi y otro para mi hermano que esta en Polonia.
ResponderEliminarAtentamente Constantino K.