La mujer pasa por delante de nosotros a buen ritmo, como si estuviera acostumbrada a hacer ejercicio desde una hora muy temprana. De hecho, aún es muy temprano. Apenas pasan unos minutos de las ocho y media de la mañana. Es miércoles, el día que mi madre acude al ambulatorio para ponerse su inyección semanal. Estamos tomando un café en una terraza cercana al centro de salud. Los niños aún no han empezado las clases, pero ya se nota que estamos en septiembre. La calma de agosto, el mes en que parece que todos los días -al menos a esas horas- son festivos, se ha quedado atrás. Ya hay que ponerse una chaqueta, sentir cómo su textura se va acoplando a la piel, aunque el sol se intuya a lo lejos y el cielo esté completamente despejado. Comienza un nuevo curso. La renovación del otoño. La mujer va vestida con ropa deportiva: un chándal gris claro, una camiseta larga de muchos colores y unos playeros que parecen cómodos. Lleva el pelo atado en una cola que se va moviendo de un lado a otro, una bolsa enorme al hombro y una voluminosa novela de Ana María Matute, "Olvidado rey Gudú", en edición de bolsillo, debajo del brazo. (¡Cuántas veces habré recomendado esa novela cuando trabajaba en una u otra librería!). Lleva unos auriculares puestos y, pese al modo de caminar, no parece estresada. Su rostro es el rostro de una mujer de unos sesenta y pico años bien llevados: algunas arrugas lo surcan, sobre todo alrededor de la comisura de los labios. Sí, tiene muy marcadas esas arrugas, como las tienen las mujeres que llevan muchos años fumando. Efectivamente, lleva un cigarrillo rubio encendido en la mano derecha y la forma de un paquete de tabaco en el bolsillo izquierdo. El humo va haciendo volteretas en el aire tras sus pasos. Al pasar por delante de nuestra mesa, le dice, muy sonriente, adiós a mi madre y alza la mano para saludar con gesto cariñoso. Y ella, mi madre, tras devolverle el saludo, me cuenta su historia. Se separó hace dos años, después de casi treinta años casada. Al parecer, la vida familiar con aquel tipo era un completo infierno. Un caos. Peleas constantes, denuncias, gritos, insultos y vuelta a empezar: lo clásico en estos casos. Los hijos se marcharon a otras ciudades en cuanto pudieron y nunca más volvieron por aquí. Y ella, cuando ya parecía que iba a quedarse ahí, enterrada para siempre en esa vida, tomó la decisión. Ahora vive sola, trabaja de la mañana a la noche. Hace pinchos en un par de cafeterías, limpia casas, cuida niños o ancianos, lo que le va saliendo. Camina y no piensa en el futuro. Sólo en el día a día. Y que esas tres palabras -nunca es tarde- contienen toda la filosofía del mundo. De eso está segura.
Precioso
ResponderEliminarPues cuanta razón tienes Ovidio, nunca es tarde, nunca están cerradas todas las puertas, nunca el camino es demasiado angosto
ResponderEliminarÚltimamente he estado algo deprimida, había perdido mi habitual fuerza y determinación
También había tenido algunos achaques físicos, ay, los años no perdonan a nadie.
Al final, los buenos libros y los buenos amigos y los buenos vinos, ¿por qué no? me han vuelto a llenar de fuerza, y entre esos amigos está este blog.
Me gustaría que alguien hablara del poder curativo de este blog. Porque a mi me ayudado y mucho, he superado mas de una adicción gracias a el. Siento no poder expresarme como me gustaría pero por eso hago un llamamiento a todas aquellas personas que como yo fueron presas de vicios a que den su opinión. Gracias Oviedo gracias de corazón.
ResponderEliminarPaula U. (Cangas del Narcea)
Ah, las personalidades adictivas, que rápido se enganchan a cualquier afición. Y no hablo solo del vino, el bingo o la absenta. La más inocente de las actividades puede conducirnos a nuestra perdición. Hablo desde la experiencia que da haber estado enganchado al perico, a Cristo y al coleccionismo de monedas romanas. Cuando una afición/adicción se me escapa de las manos intento sustituirla por otra que pienso que es menos perniciosa. Tan sencillo como dejar de fumar... yo lo he hecho tantas, tantas, tantas veces... superadas tres adicciones superadas todas ;-)
ResponderEliminarMi última adicción es la lectura, lecturas escogidas. Como este blog. Y como las vidas de muchas otras de las personas que cada mañana lo primero que hacemos tras abandonar el mundo de los sueños es buscar una nueva publicación. Hasta que se me escape de las manos. Entonces empezaré a escribir, supongo que eso me ocupará más tiempo... o no?
Benito, estamos esperando que empieces a escribir, creo que todos debemos ir hacia delante, superando, avanzando.
ResponderEliminarNunca digas nunca jamás, como el título de aquella famosa canción, con sesenta y pico de años igual si es un poco tarde para iniciar una carrera laboral, la culpa es de Zapatero y de todos esos políticos que pretenden chuparnos la sangre, que distinto sería todo si en este país y en el resto del mundo mandara gente con sensibilidad y buen corazón como usted, señor Oviedo
ResponderEliminarYo que le he conocido este año y tengo que decir que además de buen corazón tambien es muy guapo.
ResponderEliminarUn besazo
a mi me parece muy guapo en la foto del blog, espero conocerlo pronto en persona
ResponderEliminarbesos
Y tanto que está guapo!!! El típico madurito interesante con su barba canosa, y encima dice que sabe cocinar!!!!
ResponderEliminarInmenso gusto volver a leerle una vez otra
ResponderEliminarmas, siempre limpia, fresca y estimulante
bien es sabido por todos los que aquí
estamos entre palabras tan bien traídas que esas
cosas diarias, no tienen entidad al lado de esa
inmensidad que es el mundo y lo que nos queda,
lo mejor de todo es leerle cada mañana.
Un saludo
Observo que en este blog se conceden muchos valores a la literatura, como capaz de sanar, de sublimar, de elevar; yo soy también un gran lectora.
ResponderEliminarPero hace tiempo que tengo que reprocharle perder una gran e inmensa amiga, mi querida Pilar comenzó a leer de forma compulsiva, como un moderno Quijote y acabé perdiendo su risa sonora, sus chanzas picantonas, su barroquismo delirante; ahora sólo lee, de la mañana a la noche, dice que hay tanto que disfrutar en los libros.
Es cierto que hay un océano en los libros, pero vuelve Pili
Ovidio me encantaría que fueses el pregonero de honor de las fiestas de mi pueblo. Qué dices a eso?
ResponderEliminarUn besazo, wapisimo!
Paula (Cangas del Narcea)
Cómo puedo hacer para ir a la presentación de "ventanas compartidas" es fácil burlar las medidas de seguridad, podría ir sin problema? Hay que llevar alguna ropa especial?
ResponderEliminarUn beso, cosa guapa.
¡Qué belleza!
ResponderEliminarEs una maravilla comenzar la semana leyendo estas líneas.
Me entusiasma la forma excepcional que tienes de dibujar la realidad, de contemplarla, de plasmarla en palabras,... retratos de personas, de gentes, hombres y mujeres, muchas mujeres, menos hombres... la vida sería diferente si pasaramos más tiempo observando a los demás y mirando más alla de lo puramente superficial. Lo dicho Ovidio, un beso.
ResponderEliminarEstoy con Bea, que bonita, maravillosa y fantástica, casi magistral me atrevería a decir, esa manera de dibujar, o desdibujar, porque no ¿verdad? la realidad que nos rodea, que nos oprime unas veces y otras nos descuarinja como si fueramos tortillas.
ResponderEliminarUna joya, un dulce, a veces atrevido, picante, casi sacado de una despedida de soltera... todo cabe en este pequeño, pero amplio
reducto de libertad y respeto.
Mucha suerte (seguró que la tienes) con las ventanas.
Mucha suerte Ovidio con tu nuevo libro " Ventanas Compartidas".
ResponderEliminarCarpintería Benito. (Navia)
Estimado Ovidio:
ResponderEliminarEstaba deseando que llegara el tres de noviembre para poder acudir al club de prensa a conocerle pero alguno de los mensajes anteriores me están haciendo dudar: ¿Es necesario invitación para asistir? ¿Dónde puedo conseguirlas para ir con mi amiga Carmen? ¿Hay que ir vestidos de alguna determinada manera? Yo pensaba llevar un bonito sastre de esta temporada con blusa de seda pero temo no encajar. Entiendo que debe estar muy atareado con el lanzamiento del nuevo libro como para ocuparse de estas menudencias, pero si pudiera dar alguna pista me haría inmensamente feliz.
Un saludo, esperando ansiosa la ocasión de conocerle personalmente.
Greta
Entrada y vestuario libres. Muchas gracias. Allí os espero a todos. 3 de noviembre, Club de Prensa.
ResponderEliminarOvidio Parades
Muchísimas gracias, muy amable
ResponderEliminarseguro que el día 3 de noviembre esa sala de prensa se va a quedar pequeña, yo estaré allí una hora antes para asegurarme de poder participar en la presentación
ResponderEliminarEl día 15 me opero de la vista a las 9 de la mañana, pero le he pedido a mi hija Sandra (creo que ya se conocen) que ese día sea mi lazarilla y me acompañe al club para escucharle.
ResponderEliminarMuchas gracias y mucha mierda que dicen ustedes los artistas.
Marta Garcia.
Yo el 3 de noviembre me pondré mis mejores galas: mi cara lavada, los oídos preparados para escuchar y el resto de los sentidos raudos para sentir. Chic@s no me seáis frívol@s que allí (lo mismo que en las historias de nuestro Ovidio) habrá sitio para tod@s nosotr@s y también para tod@s los protagonistas de este maravilloso rincón de Literatura, opinión, encuentro... cómo queráis, siempre desde la libertad y el respeto. Besos para todos.
ResponderEliminarP.D. ya estoy nerviosa pensando en el día 3
Yo el día tres pienso lavarme los oídos para que no se me escape ni una palabra pero de cara lavada nada, pienso llevar toneladas de rimmel, laca y lentejuelas, un acontecimiento con tanto glamour bien lo merece.¿Ya confirmó la asistencia alguna celébrity, digo, Maruja, Elvira, Pedro....?
ResponderEliminarY que pasa con los que no podremos asistir al evento del año por uno u otro motivo? Qué pasa con nosotros los seguidores incondicionales que ese día de algarabía no podremos estar junto a nuestro guía espiritual? Algunos desearíamos estar allí y no podemos por la distancia, por la enfermedad, por el trabajo, por la ropa inadecuada, por la falta de medios, por el miedo al rechazo, hay muchas razones por las que ese día no podremos estar allí...
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte campeón.
David
Medio año fuera y ya estais con otro libro!!! Espero que sea tan bueno como el anterior.
ResponderEliminarSolo quería decir que tu libro me acompañó en las solitarias noches del poblado indú de Khajuraho donde colaboro todos los veranos. Tambien gustó mucho a otros miembros del equipo que tuvieron ocasión de leerlo.
Lund Choos Ovidio
Me siento muy identificado con muchas de las experiencias que se plasman en este blog.
ResponderEliminarSoy un adolescente, hijo de inmigrantes latinoamericanos y asisto a un colegio religioso concertado en un pequeño pueblo extremeño, donde por mi origen y mi opción sexual soy marginado y los que deberían velar por mi bienestar miran hacian otro lado. Aquí aún falta mucho para llegar a una integración de todos, independientemente de su etnia o su sexualidad.
Hoy he comenzado a elaborar un dossier sobre Gijón y quiero presentarlo para convencer a mis compañeros y a mis profesores y visitar en el viaje anual la ciudad en la que vive y tan bien describe el señor Ovidio.
Luis Napoleón Colmado
Ovidio, qué bonito te ha quedado el blog con estos colores tan otoñales. A ver si publicas pronto una nueva entrada.
ResponderEliminarsi, es verdad, a mi también me gusta la nueva cara del blog, es una estación de trenes, no?
ResponderEliminarSoy un profesor a punto de jubilarme y jamás he tocado un pelo de la ropa a un alumno mío. Creo haberlos respetado y animado en todo.
ResponderEliminarEstoy seguro que en mi profesión hay gente muy distinta y que con los años se han abandonado ciertas costumbres.
Puedo asegurar que hoy en día el maltrato se ha invertido y muchos alumnos agreden a sus profesores, tanto física como psicológicamente.
Fernando Guijuelo
En efecto,nunca es tarde.Para nadie ni para nada.Lo valiente es saber"desprenderse" de aquello que imposibilita realizar lo anhelado.Las excusas son el peor "enemigo" en estos casos...
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