martes, 20 de septiembre de 2011

América en Asturias

Ayer, a primera hora de la mañana, mientras los operarios del ayuntamiento colocaban las sillas a lo largo de toda la calle Uría para el desfile del Día de América en Asturias, sobre las aceras aún mojadas por las lluvias de la noche anterior y los puntuales camiones de la limpieza, vino a mi memoria aquella imagen. El niño, la madre, la abuela. Treinta y pico años atrás. Las dos mujeres alquilaban las sillas para que el niño viese el desfile en primera fila. Las carrozas, los grupos folclóricos de aquí y de allí, las bailarinas -enfundadas en sus escuetos trajes de lentejuelas doradas, plateadas o fucsias, adornadas con numerosas plumas y agitando abanicos de un tamaño desmesurado para sus pequeñas manos- y sus acompasados e insinuantes movimientos, las cintas que se elevaban hacia lo alto, el confeti y las serpentinas que otros niños lanzaban desde los balcones de las casas, la extensa gama de vistosos colores, los desmesurados sombreros de paja bajo los que se escondían los rostros de aquellos hombres y mujeres de piel tostada y pelo oscurísimo y primorosamente trenzado, la música alegre, los sonidos contagiosos, la algarabía, el ritmo y el espectáculo constante. Quizá al niño le surgiese, muy pocos años después, la afición por el teatro (y por situarse obsesivamente en sus primeras filas) de aquella época. Quién sabe. Para el niño, aquello suponía todo un acontecimiento. Sus piernas todavía no llegaban al suelo. Los pantalones cortos aún se recortaban más al sentarse, dejando al descubierto aquella piel -que conservaba el moreno por las recientes vacaciones en aquel pueblo costero del sur, San Juan- en la que la madera de la silla iba dibujando sus formas. Las dos mujeres que más quería estaban allí, una a cada lado, disfrutando con él de aquel torrente de imágenes, ruidos y sensaciones. Aquella tarde no había colegio, lo que, sin duda, suponía un aliciente más. Qué diferencia entre toda aquella luminosidad y los sombríos muros y patios de aquel colegio. El día y la noche. Todo aquello, a ratos, le recordaba al circo, a aquellas tardes en las que, acompañado de sus padres (a veces, también, de aquella abuela que vivía en Mieres, su preferida), en lo alto de las gradas, disfrutaba de aquel otro espectáculo antes de que, lamentablemente, se precipitase en la decadencia en la que hoy en día se encuentra. Qué pena produce esa lenta y casi agonizante desaparición, la de los circos. (El niño vería también, más o menos por aquellos años, el gran circo de Ángel Cristo y Bárbara Rey: la vedette había abandonado su carrera y recorría el país junto al domador, con su atrevido número con los elefantes como gran reclamo publicitario). Pero en aquellas tardes, las del 19 de septiembre, eso, como tantas otras cosas, aún estaba muy lejos. Ayer, a primera hora de la mañana (el cielo aún no había clareado del todo: la mejor hora para pasear), mientras los operarios del ayuntamiento colocaban las sillas a lo largo de toda la calle Uría, volví a verlos. Sí, eran ellos. El niño, la madre, la abuela. Allí estaban: felices, sonrientes, ensimismados con el espectáculo, ajenos a todo aquel tiempo que vendría después.

25 comentarios:

  1. Lindo el desfile del día de América, se forma el jolgorio y la algarabía todo es alegría. Relindo el consentido niño piel canela

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  2. Luis de Castro ( Lugo)20 de septiembre de 2011, 11:35

    La infancia es un viaje en el tiempo Ovidio de los mas bonitos. Recuerdo con especial nostalgia cuando iba a "Rapa das bestas" de San Andrés de Boimonte con mi padre y mi abuelo, como antes lo había hecho mi padre siendo un niño. Es un lujazo viajar en el tiempo de tu mano. Bicos!

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  3. Que felices recuerdos. Hace unos 50 años una ingenua jovencita acababa de llegar a Oviedo, y fue elegida para su sorpresa, reina de la carroza del Perú. Aquellas telas doradas, aquellas lentejuelas destellantes, aquellos volantes de colores al aire, aquella corona, la llama Araucana (que tanto gustaba a los niños, y a los no tan niños)... cuantos recuerdos. A mis nietos les encanta la vieja foto que tengo con la llama en la carroza, nunca se cansan de mirarla. Yo les animo a seguir con esta hermosa tradición, a participar para que no se pierda.

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  4. Le escribo para darle las gracias, y comentarle que su libro tambien circula por este seminario del Vaticano. Este verano a la vuelta de las vacaciones me lo he traido de Oviedo, me lo regalo mi hermana F. Ya somos varios los novicios que lo hemos leido casi en secreto. Como se imaginará, aquí son muy estrictos con lo que debemos y no debemos leer, y me temo que no encuentren su libro el mas adecuado para nuestra formación.
    Vaya mi mas sincero apoyo, ya que somos muchos los que creemos que muchas cosas tienen que cambiar.

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  5. Aquí en NY tenemos celebramos el día de la Hispanidad. Es un desfile donde la comunidad hispana desfilamos por la Fifth Avenue con nuestros trajes regionales y cada día mas acompañados de nuestras mascotas.Si vuelven por aca no dejen de pasar por nuestro restaurante (Masa, en 10 Columbus Circle, Time Warner Center, 4/F), pregunten por Evelio, tendré mucho placer en convidarles. No olvide traer su nuevo Libro.
    Un fuerte abrazo camarada.

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  6. En los años 80 fui una reputada vedette en España, pero fue en el norte de la Peninsula donde coseche mis mayores éxitos. Recuerdo como políticos, padres de familia, jovencitos e incluso señoras de la alta sociedad acudían a mi espectáculo. Fui una de las grandes, y hoy en día regento un pequeño kiosco de prensa y golosinas. Es duro adaptarse a una vida que para nada considero la mía...
    Gracias por este pasaje al pasado Ovidio, y suerte con tu próximo libro!
    Margarita

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  7. Hermosa herencia dejan los "indianos" de Asturias.Amén de las hermosas casonas y los "haigas"("¿qué coche le gusta?"-le preguntaban al indiano retornado-"¡el más grande que "haiga"!)hubo un claro propósito de hacer prosperar a la comunidad asturiana en los pueblos de orígen.Un saludo Ovidio.

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  8. El día de América en Asturias me parece de cine. La primera vez que vine desde Cangas a ver el desfile creí estar en New York, por decir algo porque la verdad esq nunca estuve. El caso es que la sensación fue preciosa, estuve dos horas sin moverme de mi silla (casi me meo). Es el día de hoy que siempre lo comento en la cofradía de aquí que deberíamos hacer un desfile parecido, no tendría porque ser igual, podría ser al revés, el día de Asturias en América por ejemplo.
    Un beso rey!
    Carmen (cangas del Narcea)

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  9. Deberíamos tener un desfile de Africa en Asturias tambien, somos muchos los africanos que hemos trabajado mucho tiempo y duro en Asturias

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  10. Yo era un niño pobre, no como el de tu relato, y tengo un recuerdo mucho más triste del desfile. Recuerdo estar horas y horas de pie entre empujones de los adultos, cogido de la mano de mi madre y de mia abuela, aturdido por aquella algarabía. Luego teníamos que volver a nuestro barrio, !caminando! porque el servicio de autobuses estaba suspendido y llegaba a casa rendido. En mi familia no teníamos dinero para alquilar tres sillas en primera fila. Cosas de los tiempos. Recuerdo a la gente rica de Oviedo, los que viven en la calle Uría, en las ventanas tirando serpentinas sobre las cabezas de los demás, sonrriendo, saludando y haciendo ostentación de su posición. De todas maneras, cara cruz de un mismo festejo, ay la vida, me encantó tu relato, su ritmo, su grandiosa plasticidad, y esa transmisión de afectos, importante, que consigues generar en todos nosotros por ti y por tu obra, cada vez más y más extensa. Es tan, tan, tan importante lo que estás haciendo, Ovidio. Te animo a seguir. Muchas gracias de corazón.

    Manuel Ricardo. (Oviedo)

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  11. Yo soy una emigrante ecuatoriana en Asturias y quiero decirles a todos ustedes que no queremos desfiles folclóricos franquistas lo que verdaderamente necesitamos pues la colonia ecuatoriana en Oviedo es que nos den contratos con seguridad social de toda nuestra jornada, que estamos cuidando vijecitos con gusto en la misma calle de uria y nos tienen son seguro para ahorrarse unos buenos euros y luego no disponemos de subsidio como usted, señor Ovidio , después de años de laboriosa entrega de internadas 24 horas porque nos obliga la necesidad. Le ruego que publique esta rogativa y le doy mil gracias al cielo por poder leerle cada día en este espacio de libertad y respeto para todos, americanos y asturianos. Comprenda usted que no de mi nombre, que todo se acaba sabiendo señor Ovidio.

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  12. Ovideo, mi padre era uno de los conductores de las carrozas, porque teníamos un tractor, y yo ahora leo tu relatín, y recuerdo el mismo orgullo que el niño de tu relato, porque me sentía importante, porque mi padre pasaba con el tractor por la calle uría, sin que nos llamasen aldeanos. Qué maravilla recordarlo y todo gracias a ti. Lo malo era quitar las serpentinas y los papeles del tractor para que al día siguiente no se nos llenase toda la cuadra. De pequeño pensaba que de mayor sería tractorista y llevaría les carroces también, pero no, salí ortodoncista, pero te admiro mucho a ti y a tu trabajo y si algún día sales en América en Asturias, saco el tractor que todavía tenemos y te llevo en una carroza, será un honor y un mérito que tu mereces. Un saludo
    Alfredo (las Caldas)

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  13. Me encantaaaaa el día de América en Asturias, es uno de mis días Mateinos preferidos, bueno y el bollo también. Siempre me como dos, uno con chorizo y otro chorizo y bacon, esa grasina en el pan como galletina, ay omá que me pongo malo de pensarlo...

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  14. Todo eso que describes me recuerda a la gran Norma Duval en el Folies Bergere... Ays que maravillosos años.

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  15. La tía Reme siempre siempre nos llevaba a ver el día de América en Asturias, quizás porque gran parte de su penosa vida se la había pasado sirviendo en las Américas, aquí y allí, siempre hecha una curranta para mandar 4 duros pa su familia del pueblo. El caso es que ese día la tía Reme se engalanaba especialmente para la ocasión; su camisa de estampados vegetales, una falda pantalón rojo (sangre de toro) y todo tipo de ornamentación: pendientes, pulseras, collares y también un gran broche de un loro. Lo recuerdo todo perfectamente, era un día en el que la tía Reme no escatimaba en alajas...
    Con el tiempo comprendí que mi tía Reme era el único día del año en que se sentía importante porque traía a sus 2 sobrinos a la ciudad y se crecía ante aquel despliegue de luz y de color.
    Va por ti Tita, gracias!

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  16. A mi también me gusta mucho el día de América pero creo que prefiero la cabalgata de reyes ¡me encantan los animales que van en ella: camellos, dromedarios, caballos, ovejas, cabras, ocas.... y todos esos príncipes y reyes y jeques que vienen de tan extraños países con sus séquitos. Y la emoción de ver pasar las carrozas con los reyes y la expectación por ver qué nos traerán al día siguiente. No sé, son tantas cosas. Me vuelvo a sentir un poco niño. Me encanta. Me gustaría mucho que escribieras algo sobre ella, tampoco tiene por qué ser en enero. Muchas gracias y mucha suerte con tu nuevo libro

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  17. Si esta ciudad fuera abierta, ágil, dinámica, viva...inteligente, bueno si lo fuéramos sus ciudadanos, este apunte de Ovidio serviría para enseñar al resto de mundo nuestras fiestas.
    He podido sentir todo lo que significa el Día de América a través de esas pocas líneas, como si de un guión audiovisual se tratara, nada falta, nada sobra, como en las obras de calidad.
    Como lamento no conocer a ningún concejal de Oviedo y hacerle llegar esta maravilla.

    Felicitaciones de un carbayón de pro

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  18. Me ha impactado el comentario de Manuel Ricardo, me ha llegado a lo más profundo.
    Yo acudía al desfile con mis hermanos y mis primos, éramos muchos y mi estricta tia Flora nos compraba un paquete de serpentinas para todos, a mi solo me daba dos y yo escogía bien a quien lanzar aquellas dos cintas enrolladas, pero siempre, siempre, lanzaba una cuando pasaba el grupo cubano.
    Cuando alguna vez se lo comentó a mi marido Pedro, que es de La Habana, se ríe con ganas y me dice que el destino está escrito.
    Rubén

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  19. Creo que la crítica que se publica hoy en La Nueva España sobre El extraño viaje es tremendamente simplista y superficial, se nota que no ha entrado a fondo en el libro.

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  20. Para la primavera es probable que un amigo mío del periódico "Le Monde" publique una reseña sobre el "Extraño Viaje" nos pondríamos antes en contacto contigo Ovidio ya que necesitaríamos saber de algunos datos. Repito, esto es solo una idea que aún está por fraguar. Un saludo y suerte!
    Jorge de Miguel Sáez.

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  21. Qué fuerte chico!!! Si es que acabas publicando en francés y en inglés. Me alegro mucho cariño. Un beso gordo o mejor 2 y bien grandes!!

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  22. Lo raro es que no esté ya traducido, al inglés por lo menos. Y al chino, que también hay mucho mercado. Habla seriamente con tu editor.
    Un beso, guapo

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  23. No estoy de acuerdo con esa crítica. ¿Cuantas veces habremos acabado en fiera discusión, en nuestra tertulia de la merienda, cuando se ha comentado algun capitulo del libro? Más de dos seguro. No considero que sea optimista, si no mas bien un ejemplo de la decadencia, el hastío, la pereza, la autocomplacencia y la vanidad a la que nuestra sociedad ha llegado.
    Un abrazo y suerte con su segundo libro.

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  24. Ya estoy aquí Ovidio, y es que de hoy no podía pasar, así que me apunto al viaje, como antaño, al igual que siempre y seguiré dejándome llevar por tus palabras donde tú quieras. Me encantó el rato de esta mañana, tuve la sensación de que el tiempo no había pasado, y que todo seguía igual que entonces. Un inicio de jueves inesperado pero muy feliz. Un beso muy fuerte

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