Era escucharla, escuchar a Donna Summer, y salir a la pista, ¿te acuerdas, Araceli? Teníamos veinte años y todas las ganas del mundo. Teníamos veinte años y sólo teníamos pies para bailar. De hecho, creo que no nos importaba otra cosa. Bailar, soñar, vivir, disfrutar, esperar que el futuro nos deparase lo que esperábamos... Inventar esta ciudad como si fuera otra. De hecho, sí, era otra. ¡Claro que lo era! No era Nueva York, desde luego, pero Oviedo no era esta ciudad en la que estamos viviendo ahora, todos los sabemos. O lo recordamos. La Real, La Santa, El Tamara, Vértize... Cualquier pista era válida para escuchar su música, la de Donna Summer, y salir a la pista, a bailar, a darlo todo, ¿te acuerdas, Araceli? Me imagino que sí, que te acuerdas de todo aquel tiempo, el de los bailes, el de salir de casa a la una del mediodía y regresar cuando el día siguiente ya estaba amaneciendo, no todo el mundo puede decirlo. Supongo que hay que vivir las cosas para saber de qué van, en qué consisten. Nosotros, tú y yo, Araceli, allí estábamos. Esperando (de diferente manera a la que ahora esperamos) y soñando. Y bailando. No necesitábamos el dinero, no, porque entonces lo teníamos. Sin ser millonarios, teníamos aquel dinero: pagar cuatro copas o cinco, qué más daba, que el amanecer despuntase a lo lejos... Y bebíamos vino malo en las tabernas más características de la ciudad y lo disfrutábamos como si fuera el mejor caldo del mundo, tal era nuestra pasión, las ganas de vivir, las ganas de aguardar lo que nos esperaba, qué nervios. O lo que imaginábamos que nos esperaba. No eran vinos buenos y lo sabíamos, en una ciudad en la que casi nadie bebía vino. No eran vinos buenos, y qué... Los disfrutábamos como si lo fuesen. Y pedíamos copa para ellos, como debía ser. Teníamos veinte años y queríamos bailar. Y bailábamos, claro que bailábamos. Teníamos otros amigos, pero quién sabe dónde estaban, quién sabe dónde están, dónde se esconden, por mucho que los queramos, por mucho que los echemos de menos, que seguro que los echamos (los echamos, ay, sin duda alguna)... Vinieron otros tiempos, buenos y malos, pero nunca olvidaremos aquellas canciones, las de Donna Summer, en aquellas noches en las que Oviedo no era el Oviedo de ahora, en las que Oviedo no era Nueva York, no, pero a nosotros nos los parecía, ¡claro que nos los parecía! Tal era nuestra fuerza, tal era la fuerza de la ciudad, de esta ciudad, la nuestra. Teníamos otros amigos, sí, pero allí, en aquella pista de baile -La Real, La Santa, El Tamara, Vértize...-, donde sonaba Donna Summer, estábamos solos, tú y yo, descubriendo el mundo, anhelando miles de mundos, rozando nuestros labios y nuestros latidos, esperando, sintiendo, disfrutando. Esperando, sintiendo y disfrutando. Donna Summer era la más grande. O una de ellas, de las más grandes. (Cuando, años más tarde. entré en el Studio 54, así lo sentí, una vez más). Y ella y su música nos unían. ¿Dónde está aquel tiempo?, se preguntarán algunos. Aquel tiempo, hoy, cuando Donna Summer ya no está aquí, cuando ya no era una diva gay porque ella no quiso (pese a serlo durante tantos años), se encuentra muy cerca, justo al lado de estos recuerdos que los dos -estoy seguro- compartimos. Donna Summer, otra diva que se nos fue, aunque el mundo gay ya la hubiese abandonado cuando, como tantos, en los inicios del sida, perdió la cabeza y la sensibilidad. Pero nosotros, nos quedamos en aquellas noches, las de los últimos bailes que eran los primeros, cuando el amor era libre, las ganas de bailar no tenían límite y el amor, el de la amistad sobre todos los demás, era el nuestro. ¿Te acuerdas, Araceli? Nunca era el último baile, nunca, aunque lo dijera ella, Donna Summer, en aquella canción. Nunca. ¿Te acuerdas?
...Hay canciones que siempre nos acompañarán, convertidas en nuestra seña de identidad, algunas de ellas. Bien escrito, Ovidio.
ResponderEliminarSiento que describas tan bien el Oviedo que fue y que ya no es. Mis veinte años que son casi los tuyos, también fueron así... años de descubrimientos y de pasiones, buenas y malas, pero pasiones al fin. Yo también bebía vino malo en tabernas como La Perla o El Manantial, que se han perdido para dar paso a sucursales bancarias como en la canción de Sabina. Bailaba poco porque mi chico no era muy bailón, pero escuchabamos música, mucha música y nos bebiamos el mundo en aquel Oviedo, que tan poco tiene que ver con el de hoy. Esos recuerdos, tus recuerdos, me hacen querer recuperar cosas que he perdido, pero que en mi mano está recuperarlas, entre ello los amigos a los que yo también echo tanto de menos.
ResponderEliminarPuede ser que yo sea algo mayor que tú,porque los sitios a los que acostumbraba a ir en mi juventud (los ochenta) ,como cualquier otro adolescente aborregado de la época, era a los bares del rosal (el cuentu,chiribiri..),algunos del antiguo ,como la regenta. De discotecas,la de más auge era el bombé debajo del reconquista y en plan como dicen ahora más "cani" (expresión actual en andalucía ,donde vivo, para designar al personal con menos perfil de tener demasiadas inquietudes intelectuales)Trikitrake
ResponderEliminarHabía muchos más sitios que nos gustaban,pequeñas discotecas en la calle Asturias y la paralela (como hace más de 20 años que me fuí de Asturias, ya me he olvidado hasta del nombre de muchas calles).Es verdad que el triángulo Oviedo ,gijón y Avilés ,donde al final recalé y salía entre el 87 y 91 que me fuí a Andalucía ,era un espacio vital enorme, un New York en pequeño.La ilusión con que vives todo en esas edades ,hace que se vea todo magnificado.Lo sé porque ahora trabajo con adolescentes y tengo hijos adolescentes. Por cierto habia un pub con música en directo en Oviedo que se llamaba New York y me encantaba. De Donna, lo mismo que Whitney, Michael.. otros músicos españoles que han fallecido ,grandes cantantes de una gran época musical, en la que me he quedado anclado,junto con el jazz, la música clásica y el aumento vertiginoso de mi interés por la lectura. Esos tiempos no volverán y pienso sinceramente que están bien en su sitio, en el recuerdo meloso, que se produce al evocar aquellos tiempos.Bueno ,que no estamos muertos!!! Hay que seguir viviendo y disfrutar del hoy.
Ciertamente, lo real es hoy, el resto es pasado
ResponderEliminar