sábado, 3 de diciembre de 2011

La fotografía de Dorothy Parker

La fotografía estaba colgada en la pared del fondo, detrás del mostrador de la librería donde trabajaba, junto a otras fotografías de ilustres escritores. Una Dorothy Parker ya madura, en blanco y negro, con un lápiz grueso cerca de los labios, el pelo recogido en un moño, la tela estampada de un vestido ligero (una bata de verano, como decían antes las abuelas), los ojos medio cerrados, con la actitud de quien está pensando, buscando la palabra adecuada para un texto o un cuento. Parece, en la foto, pese a las brumas de alcohol y de olvido que envolvieron a Dorothy en esos años, los de la madurez, que no tiene un mal día. Parece, sí, que está sobria, que los malos momentos son un espejismo y que la inspiración la acompaña. Puede que sólo se trate de una pose, pero, en todo caso, la pose le ha quedado perfecta, muy creíble. ¿Qué estará escribiendo -o fingiendo que escribe-, Dorothy Parker, en esa fotografía? ¿Qué palabra andará buscando? ¿Cuántas veces habrá mirado el reloj pensando en la hora del dry martini? Ah, los entresijos de la creación. Nunca lo sabremos. Por eso lo imaginamos. Muchas veces, cuando estaba trabajando en aquella librería (Trabe) y tenía esa fotografía a mis espaldas, me hacía estas mismas preguntas. A su lado, había una fotografía de otra borracha memorable, Marguerite Duras, también, como el resto, en luminoso blanco y negro. Marguerite aún no era muy mayor, pero ya estaba hinchada por el alcohol, poseída, como estuvo hasta el final de su vida, por la escritura. De todas las fotografías que había allí, a mí me habían dejado escoger dos, y escogí a esas dos mujeres, Dorothy y Marguerite. Dos mujeres a las que admiro y a las que releo. Dos mujeres fascinantes: en su grandeza y en su miseria, que ni de lo uno ni de lo otro tienen poco. Las dos estaban detrás de mí, cómplices silenciosas de aquel tiempo. Un tiempo que ya no existe más allá de la memoria. Las dos fueron testigos de tardes gozosas y tardes decadentes. De conversaciones, trajín de libros, ilusiones, recomendaciones, decepciones, charlas y complicidades. Sobre todo con ellos, mis compañeros de entonces, Esther y Samuel, hoy amigos, que esta noche han venido a cenar a casa y me han regalado la foto de Dorothy Parker que ahora está ahí, sobre la mesa, enmarcada en blanco, delante de mis ojos, como si el tiempo no hubiese pasado, pero ha pasado, claro, con la velocidad imperiosa con la que acostumbra a hacerlo. Cada libro de las estanterías que tengo enfrente o cada fotografía de las paredes guarda detrás una historia, una tarde, un recuerdo. El modo en que llegó hasta aquí. Y los motivos. Esa fotografía, la de Dorothy Parker, que ahora está sobre la mesa y que pronto estará en la pared, a lado de la de John Cassavetes y Gena Rowlands, sobre ese cartel de la obra de teatro donde se repasaba la vida de Tallulah Bankhead que trajimos de Nueva York. Creo que Dorothy pensaría que no la coloco en mala compañía. Y cuando pase por su lado y me encuentre con ella, con Dorothy, buscando la palabra exacta para su texto o para su cuento, recordaré aquel tiempo que ya no existe más allá de la memoria y que a veces, como esta noche, entre risas y nostalgia, recordamos mientras levantamos (como entonces) nuestras copas de vino. Y esperamos.

2 comentarios:

  1. Muchas veces he pensado que para escribir, además de talento e inspiración, hacen falta tres cosas fundamentales: memoria, alcohol y grandes mitos que vigilan las espaldas de quien escribe. Releyendo hace un momento a Dorothy Parker, caigo en la cuenta que justo detrás de donde me pongo a escribir, tengo una foto enmarcada en blanco y negro, de Pasionaria y Alberti, bajando las escalerillas del Congreso de los Diputados.
    Tus artículos tienen la magia, extraordinaria, de despertar en mí algún recuerdo maravilloso que he vivido.
    Gracias por ello, amigo.
    Un beso

    ResponderEliminar
  2. me ha costado leer esto, yo fui unas cuantas veces a esa librería y me fijaba en esas fotografías mientras cobrabas los libros que había comprado
    siempre quise decirte que admiraba tu blog y lo que se desprende de él, perdí mi oportunidad
    nunca olvidaré esas fotos

    ResponderEliminar