Fue un mito sexual y cultural de un tiempo que ya no existe más allá de algunos libros, de numerosos recortes amarilleados de periódicos y revistas, y de nuestra memoria. En los años ochenta, en películas y series de televisión, realizó algunas de sus mejores interpretaciones. Con Camus, con Gutiérrez Aragón, con García Sánchez. Adaptaciones de Lorca, de Valle-Inclán o de Cela. "La casa de Bernarda Alba", "Divinas palabras" o "La colmena", que es una de esas pocas películas cuya calidad está a la altura de su original literario y cuyo reparto, piezas que encajan sutil y milimétricamente como en los puzzles más complicados, aún no se ha vuelto a repetir en el cine español. Le faltó, como a tantas de sus compañeras, un Almodóvar, pero, tras algún intento, no pudo ser (hasta la fecha). Una lástima. Cuando Victoria Abril no quiso ser la Desideria de Antonio Gala, ella, Ana Belén, le insufló carne a una pasión turca que, de haberse parecido a las oscuras pasiones de "Amantes" (película cumbre de Vicente Aranda), la cosa hubiese sido bien distinta. Obras de teatro, discos y canciones que son auténticos himnos generacionales. Pequeños teatros y grandes estadios. Una canción siempre les llevaba a ella y a su marido y a sus amigos aquí o allí. De "Mucho más que dos" a "Dos en la carretera". Y ahora, "A los hombres que amé". Y ahí están sus hombres, los de siempre: Sabina, Aute, Serrat, Pedro Guerra, Víctor Manuel... La otra noche, después de los atracones navideños, mordisqueando aún los últimos trozos de turrón y mazapán (más por no fumar que por otra cosa), ahí volvía a estar, ella sola, con Pasión Vega (grande), con Lola Herrera o Cayetana Guillén (hablando de interpretación con ambas) o con algunos de esos hombres a los que ama (también un recuerdo para Jesús del Pozo, el amigo desaparecido, que tan bien supo captar sus preferencias), en un espectáculo sencillo, elegante, bien realizado. Ha habido muchas Nochebuenas y no sé si ésta ha sido la mejor, como le dijo Joaquín Sabina. (Tengo que reconocer mi debilidad por Raphael, que una cosa no quita a la otra). Pero sí ha sido una noche con clase, con estilo, con arte. Una noche, por otro lado, bien necesaria. Hace poco dijo que, dentro de unos años, le gustaría parecerse a María Dolores Pradera. Tras verla la otra noche, creo que va por el buen camino.
Si Ana no hubiese existido habría que haberla inventado. Este país sin ella sería oscuro, estaría falto de sencillez y elegancia. En ella la palabra AMIGO y el significado de la AMISTAD se hacen grandes. Ana ha cantado parte de la banda sonora de muchos de nosotros. La tarde que conocí a Ana Belén a las puertas del teatro Bellas Artes de Madrid, crecí como persona.
ResponderEliminarGracias por escribirlo, Ovidio.