miércoles, 26 de octubre de 2011

Eduardo Noriega

Está como un tren. Podría decirlo así, con esa expresión coloquial y un tanto antigua que conserva una inocencia que, en estos tiempos donde la inocencia está tan devaluada por algunos (peor para ellos), me gusta mucho. O podría decirlo de muchas maneras diferentes, pasarme el artículo alabando las perfectas facciones de su rostro o del resto de su anatomía. Pero fue Pedro Almodóvar quien, quizá sin pretenderlo (o pretendiéndolo abiertamente, quién sabe), mejor definió su belleza. Contó, el director manchego, que, después de vestirlo de mujer para una prueba poco antes de empezar a rodar "La mala educación" (personaje que acabaría interpretando Gael García Bernal: siempre nos quedaremos con las ganas de saber qué hubiese hecho Noriega con aquel personaje), descubrió con sorpresa el gran parecido del actor con la mismísima Ava Gardner. Y es cierto: si uno se fija bien, detrás de la evidente masculinidad de Noriega, puede hallar los rasgos de aquella actriz americana, mito entre los mitos, que enloquecía con los hombres y que sólo quería beberse la vida, casi nada. No se puede ser más guapo, pues. Ahora, Eduardo Noriega, vuelve a estar de plena actualidad gracias a Tomás Soller, su personaje en esa serie, "Homicidios", que está más cerca de "Epitafios", esa joya (hablo de la primera parte) producida por la HBO, con los argentinos Cecilia Roth y Julio Chávez, que de "CSI" y que Tele 5, después de dos semanas en las que no consiguió la audiencia esperada, ya relegó a las madrugadas. Una pena. Es muy triste ver el poco margen que algunas cadenas (todas, me temo) le otorgan a productos más que dignos y la matraca que nos dan con algunos programas de vergonzoso nivel e indiscutible mal gusto. Pero vuelvo a Noriega. Qué lejos quedan aquellas primeras imágenes suyas, la mirada turbia de aquel personaje en la espléndida ópera prima de Alejandro Amenábar, "Tesis", donde le descubrimos. Todo un hallazgo. La fuerza de aquella interpretación no fue una casualidad. Los años y las películas que vendrían después, imponente belleza a un lado, así lo demostraron. Ese perfecta combinación entre intensidad y naturalidad, entre timidez y socarronería, que Noriega brinda a todos sus personajes. Ese misterio que esconde detrás de su mirada -a ratos chulesca, a ratos desvalida: siempre atractiva e inquietante-, interprete a quien interprete. Creo que no me he perdido ninguna de sus películas. Sean mejores o peores, él siempre está bien, ajustado a su personaje, demostrando su valía. De "Plata quemada" a "El Lobo". De "Guerreros" o "Abre los ojos" (estoy mencionando algunas de las mejores) a "Transsiberian" (una de sus interpretaciones que más me gustan), donde se narra ese extraño viaje de Pekín a Moscú en el Transiberiano. La fuerza de su mirada aún cobra más relevancia en la belleza de aquellos paisajes inhóspitos y nevados, la vida que pasa a este lado de la ventanilla del tren. Aún le quedan muchas cosas por hacer, muchos papeles por interpretar. Y la cosa promete. Sigue prometiendo. De momento, me quedo con Tomás Soller y esa serie, "Homicidios", que, pese a estar relegada a la madrugada, me ha devuelto las ganas de volver a ver la televisión, ese cosquilleo por saber qué pasará la semana que viene. Y me quedo también con aquella otra imagen suya desorientado por una Gran Vía vacía y que, de un modo casi visionario, se ha convertido en la imagen del aturdimiento actual. De este sinsentido que nos aguarda a la vuelta de la esquina.

4 comentarios:

  1. Eduardo Noriega.M e averguenza confesar que no tengo idea de quién es este actor.Trataré de informarme(por lo que cuentas Ovidio,un valor en alza en el mundo del cine...).

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  2. De acuerdo en la primera frase: es un actor muy guapo. A mi también me gusta mucho en el Transsiberian, que es una de las últimas películas de él que he visto. Está muy bien en "Homicidios" pero, está muy mal que hayan jugado con ellos en el horario, muy mal tienen que andar las cosas para que este chico se haya prestado a hacer televisión, no porque el producto televisivo sea necesariamente malo, sino porque la cadena que lo emite deja mucho que desear.
    Aprovecho también para suscribir tu crítica a la política televisiva: hay muy buenas series, hay muy malos horarios, hay cambios repentinos, hay eliminación de emisión: pasa en todas las cadenas. Recuerdo ahora la serie "Pelotas" que me parecía absolutamente deliciosa a la que borraron de la parrilla también por no dar la cuota de pantalla esperada.
    También te voy a decir una cosa los pueblos tenemos la televisión que nos merecemos, igual que los políticos.
    Besos
    Bea

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  3. que buen actor para llevar al cine tu libro... ay que nerviosss solo de pensarlo.
    un superbeso de las nenas de la Monxina.
    Mañana nos vemos en la presentación guapo

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  4. A mí la cara de Noriega me dice que es una literatura por escribir, lástima no haberlo visto en "La mala educación". Con respecto a la televisión solamente diré que si en la actualidad, por poner un ejemplo, hiciera un programa Julia Otero, de aquellos magníficos de entrevistas, sería calificado como de arte y ensayo.
    Amigo, mi pensamiento siempre contigo en cada presentación.
    Besos

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