lunes, 28 de marzo de 2011

Sueños compartidos

Hay días en que, casi como por arte de magia, lo cotidiano se vuelve extraordinario. Este domingo, el último de marzo, fue uno de esos días. Levantas las persianas de toda la casa, pones la cafetera al fuego y abres el periódico. Ese periódico que llevas leyendo desde los quince años y con el que tantas cosas de la cultura y de la vida aprendiste. Allí leíste a escritores imprescindibles, de una manera u otra, en tu formación: Eduardo Haro Tecglen, Ángel Fernández-Santos, Antonio Muñoz Molina, Elvira Lindo... Francesca, que lleva despierta un par de horas, ronronea, aburrida, a tus pies. Ahí, en el periódico, te encuentras con el artículo en el que una de las mujeres que también forman parte de esa formación y con la que compartes una parecida manera de ver las cosas, Maruja Torres, cuenta cómo se emociona con el libro que has escrito y así, ella, lo narra en su página semanal. Un momento único, maravilloso, excitante. Una hermosa recompensa. Hay gente que no sabe lo que cuesta escribir, lo que cuesta -sobretodo- publicar. Qué fatiga, a veces, toda esa lucha. El blog, esa ventana desde la que comparto mi visión de las cosas con el resto mundo, se va llenando de visitas. Cada día, recibo unas cincuenta o cien -visitas desde todas las partes y rincones del mundo-, depende de si ese día hay texto nuevo o del tema del mismo. Ayer, a las doce de la mañana, tenía cuatrocientas visitas. Al final del día, más de mil. (Gracias a todos). Lo que persigue todo escritor: expresar sus pensamientos y que lo lean. Llegar a la gente. Conectar con el público. Yo, con mis textos, he llegado a un puñado de personas. Ahora, a ella, Maruja Torres, de la que tantas cosas aprendí, con la que tantas veces me reí y me emocioné. Sus legendarios reportajes, sus retratos de las grandes figuras del cine, sus memorables artículos de verano... Su ironía y su ternura. Sus libros. Ahora, ella se emociona con mis palabras. Y entonces recuerdo mis quince años. Todas aquellas caminatas por la ciudad en busca de un libro, de una película, de un disco que ella había compartido con Terenci y que ahora nos recomendaba. Recuerdo esas noches, leyendo aquel libro, viendo aquella película, escuchando aquel disco, soñando con las ciudades que ellos habían visitado y de las que no dejaban de hablar. Y me los imaginaba a los dos, a ella y a Terenci, tan lejos y tan cerca, muertos de risa o embargados por la emoción, envueltos por el humo de los cigarrillos y por la sombra de las divas que antes los habían fumado en cientos de películas, y yo quería estar allí, con ellos, envuelto en aquel mismo humo, compartiendo aficiones, sueños, chismorreos de los buenos. De alguna forma, lo estaba. Sí, claro que lo estaba. Mis quince años. Ahora, más de veinte después, ella se emociona con lo que acabo de escribir y publicar, con todo lo que eso cuesta. Hoy no puedo pedir más. De alguna manera, a veces, los sueños se cumplen. Sí, puedo decirlo.

8 comentarios:

  1. Pasa la vida. De este modo titula Maruja Torres su texto de ayer domingo. Tuve tantas cosas que hacer ayer domingo que no pude sentarme a saborear esa prolongación infinita en la que El País nos introduce cada domingo.
    Ahora recién levantado y aseado y listo para echarme al monte llano que la jubilación y la longitud de tiempo me brindan, he tomado el dominical y he leído "Pasa la vida"
    Y he sentido en ese lugar de recogimiento e intimidad que todos escondemos en algún lugar de nuestro interior, que me apetecía comprar ese libro tuyo “El extraño viaje” y leerlo despacio, sin prisa y con el gusto atento al papel y las palabras. A la historia.
    Gracias Ovidio.
    Un saludo

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  2. Ayer, gracias a la columna de Maruja llegué hasta tu blog. Sus palabras, como siempre, me gustan y me mueven, y no podía por menos que hacerte una visita.
    Qué razón tiene ella al decir todo lo que dice de ti. Sabes escoger las palabras y dibujas sentimientos y escenas con ellas... aunque muchas veces no sé si somos nosotros los que escogemos las palabras, o son ellas las que nos escogen a nosotros. Cuando yo escribo, ellas llegan a mí y se plasman solas sobre la página.
    Quizá un día las palabras de Maruja (ojalá, ojalá) me elijan, pero, mientras tanto, felicidades por tu blog y por tu libro, que leeré cuando vuelva a España. Te mereces esa columna y mil más.
    Un saludo de una joven bloguera.

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  3. podríamos pensar que es una suerte que Maruja Torres hable de tu libro, pero yo creo que se trata de una simple cuestión de justicia, ojalá hoy las visitas al blog sean dos mil

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  4. Me uno a lo dicho por los que me han precedido.Vivo en Oviedo y asumo mi ignorancia por no conocer siquiera tu nombre. En desagravio,y gracias a las palabras de Maruja Torres, voy a leer "el extraño viaje". Después regrasaré aqui, seguro, satisfecha de haberte conocido.

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  5. Tengo que darle las gracias a Maruja Torres(una vez más) porque gracias a ella te he descubierto.
    Esta semana compraré tu libro y si es tan delicioso como tu blog estaré enganchada para siempre.

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  6. Yo también te conocí ayer gracias a Maruja Torres y lo cierto es que un placer encontrar lugares como éste.Ya tengo agregado este link a mis favoritos y espero seguir disfrutando durante mucho tiempo como lo he hecho hoy.

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  7. Muchas gracias a todos por vuestras palabras. Aquí os espero cuando queráis. Y si os apetece el libro, sólo lo tenéis que solicitar a vuestra librería habitual. O directamente a la editorial. Gracias, gracias. Un placer.

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  8. Yo tambien voy a leerte y tú dale más gracias a Maruja Torres

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