Allí estaba, a mi lado, en la oficina de empleo, escuchando con cara de sueño aquella larga y aburrida charla para la que habíamos sido convocados. Lola, se llamaba. El pelo muy largo y planchado, la sonrisa amplia, los dientes de mujer fumadora, los ojos pintados de intenso azul, el cuerpo fibroso e inquieto, las manos grandes y huesudas, sin anillos, ropa deportiva y algo gastada, tres revistas de pasatiempos y dos paquetes de Winston sobresaliendo del bolso. Cincuenta años. Más de la mitad, trabajando en un bingo, repartiendo cartones. Un trabajo como cualquier otro, dice. Quizá, a veces, resulta duro debido a los horarios, sobretodo cuando el turno termina a las cuatro de la mañana. Muchas madrugadas, cuando llegaba a casa, ya no sabía si cenar o desayunar, si tomar un whisky o un café, si meterme en la cama o salir a la calle de nuevo y disfrutar de la mañana, menos mal que no he tenido hijos. Del marido, mejor no hablar. Prefiero vivir sola con mi gato, con eso te lo digo todo. En estos tiempos, debido a la crisis, ya no compensa ese horario, cerrar a las cuatro de la madrugada, incluso por semana, pero antes sí, no te imaginas la cantidad de gente jugadora que hay en esta ciudad, verdaderas fortunas he visto yo gastar en una sola noche, más de lo que cualquiera de nosotros podría ganar en un mes entero de trabajo. Y buenas propinas que daban algunos, siempre hay personas generosas. Ahora, con la crisis, las cosas son diferentes. La mayoría de los aficionados sigue jugando, pero menos, muchísimo menos, y las propinas ya no son lo que eran ni de lejos, calderilla nada más. La gente, gente con posibles, se sentaba, pedía una copa, otra y otra más, se fumaba su paquete de tabaco, cuando se podía fumar en los lugares públicos, claro, que ésa es otra, y se dejaba llevar, cartones y más cartones, series enteras. Mucho dinero sobre la mesa, ya te digo. Si cantaban y se llevaban algo, por poco que fuera, se animaban y seguían jugando. Si no lo hacían, lo mismo: la ilusión por cantar es ilimitada, como quien dice. No digo nada. A mí, proseguía, también me encanta de cuando en cuando ir a echar unos cartones, por si toca la flauta, que casi nunca toca, oye, qué lata. Sé que, ahora, al paro, tengo que tener cuidado, controlar el tema. Tantas horas libres dan para mucho, sobretodo cuando duermes sólo cuatro y media al día. Qué le vamos a hacer. No creo que, a estas alturas, me vuelva una ludópata... Pero quién sabe. Las tentaciones siempre están ahí, al acecho. Quién me iba a decir a mí que me iba a quedar sin trabajo, después de tantos años. Así es la vida. A veces, cuando no puedo dormir, pienso en largarme de aquí, en irme a Benidorm, allí hay muchos bingos y yo tengo unos cuantos años de experiencia, enviaré currículums, a ver si sirve de algo, que no sé yo... Las Vegas, ahí sí que me gustaría ir, aunque sólo fuesen unos días de vacaciones. Una amiga mía se fue y se casó con un americano que mide dos metros diez, como lo oyes, y ella es más baja que yo. Vive feliz, dice que es un lugar muy bonito, no deja de repetirme que vaya a visitarla, que igual encuentro a otro americano y me quedo allí, encantada de la vida, como ella. En fin, Dios dirá, concluye. La esperanza es lo último que se pierde, ¿o no dicen eso? Qué ganas tengo de fumar.
¡por dios de todos los dioses, ovidio!!!!! no hago más que ponerte paredes, cuando es parades. y mira que ágreda, el ilustrador, me lo advirtió: y yo, tozuda: paredes, paredes, paredes..... perdóname oh tú, que eres bueno. y un beso de cine
ResponderEliminarsoy otra vez yo. ahora me entra la duda de si a marisa la he llamado siempre parades.
ResponderEliminarqué mayor estoy, leches
Curioso que quiera ir precisamente a Las Vegas de vacaciones...La edad,la puñetera edad.A todos se nos presenta un futuro incierto con el paso del tiempo.En una entrevista en la radio Iñaki Gabilondo aludía al caso de muchas mujeres que se pasaron la vida matándose a estudiar(renunciando incluso ala maternidad)para terminar luego trabajando de cajeras.Ánimo Ovidio tu aún eres un chavlín.
ResponderEliminarguaaa!! me encanta el blog, pero me poneis los dientes largos jajaj un saludo para todos
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