Me gusta el rostro de Annette Bening. Está lleno de arrugas, algunas muy marcadas, arremolinándose en torno a sus ojos, a sus pómulos, a su cuello. Quizá son demasiadas para su edad, cincuenta y dos años. Sin embargo, sigue siendo un rostro bello. La expresividad puede campar a sus anchas y la picardía de sus ojos no encuentra trabas para mostrarse en todo su esplendor, el que ya tenía y el añadido con el paso de los años. Exhibe sus gestos tal como son. Tal como es ella, Annette. Su carrera es una de las más inteligentes del cine americano. La película puede ser mejor o peor (a priori, la elección siempre resulta interesante), pero ella pertenece a ese selecto grupo de intérpretes que siempre están bien, independientemente de la calidad de la película. Se ajusta a sus papeles de una manera natural, como si ya estuviese viviendo la vida de ese personaje antes de empezar a rodar y como si siguiese haciéndolo después. Las tablas teatrales se notan a sus espaldas. Hace poco, en una entrevista, lo dijo ella misma, con esa voz fuerte y contundente que posee: Si no me ofrecen guiones interesantes, me refugio en el teatro y no pasa nada. Cuando recibió el premio Donostia, también habló de teatro: El teatro me fascina, ante una cámara siento pánico. Las inseguridades del actor, que en su caso no se reflejan en absoluto en la pantalla. Se merecía el Oscar este año. "Los chicos están bien" es una película agradable y entretenida. (Natalie Portman, en "Cisne negro", está soberbia, desde luego, en un papel muy lucido y arriesgado, pero es mucho más joven y ya habría tiempo). Y su actuación está repleta de matices. Compone, junto a Julianne Moore, otra de esas actrices que siempre están bien, una de las parejas cinematográficas más deliciosas de los últimos tiempos. Quizá le pase como a Glen Close, que acumula nominanciones y nunca terminan de dárselo. O como a la gran Deborah Kerr, que recibió (de manos de la propia Close, por cierto) uno honorífico cuando ya era muy mayor. No importa. Annette es, desde hace tiempo, desde su primera película, una de las nuestras.
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