Una muchacha aparece muerta, flotando boca abajo en el río. Unos chicos que juegan cerca. Una abuela que se hace cargo de su nieto adolescente en una ciudad coreana, que tiene un principio de alzheimer, que se gana algún dinero cuidando a un enfermo, que asiste a clases de poesía y trata de componer un poema. Algo sucede, relacionado con la muerte de esa muchacha cuyo cuerpo y cabellos flotan en las aguas, y la abuela tiene que conseguir una importante cantidad de dinero para proteger a su nieto. Las palabras que la abuela intenta atrapar para su poema. La inspiración que encuentra en la hermosura de un paisaje, en un sabroso melocotón que se cae al suelo, en la flor roja que se abre con el calor, en el lento transcurrir de los días, en la melancolía que asoma por la propia vida. La inspiración que, hallada ahí, no es suficiente para la creación de ese poema. Son algunos de los hilos que conforman el argumento de "Poetry", una de las películas más conmovedoras que he visto en los últimos tiempos. Tiene un metraje de casi dos horas y media, que pasan en un soplo, velozmente, como las aguas de ese río que abre y cierra la película y cuyo sonido, el sonido de esas aguas, instala su frialdad en nuestra conciencia. Una película de gran sensibilidad, hondura y belleza, de esas cuya historia perdura en la memoria y nos deja profundamente conmovidos. La vida, con sus pérdidas y sus contradicciones. La vida, siempre tan compleja, intentando desligarse de la armonía. La vida y su aprendizaje. Y el dolor que surgirá de ahí, de ese aprendizaje, y que le servirá a la anciana (prodigiosamente interpretada por la actriz Yun Jung-hee Back) para construir finalmente su poema. Para encontrar el sentido de la poesía. Esas palabras que surgirán con la misma naturalidad con la que el viento arrebata un sombrero y las aguas lo arrastran por su cauce.
tengo que ver esa película cuanto antes, me has dejado los pelos de punta
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