lunes, 31 de enero de 2011

Natalia Dicenta

Natalia Dicenta es una actriz pasional, visceral, con mucho carácter y temperamento. Pisa con fuerza las tablas teatrales porque puede y porque quiere. De raza le viene, desde luego. Pero no sólo se trata de eso: Natalia es mucho más que la hija de Lola Herrera, interpretando siempre esto como algo positivo, muy positivo, no como una etiqueta impuesta y repetida hasta la saciedad. Los que llevamos ya unos cuantos años viendo a Natalia en todas sus obras de teatro, aquí y allá, en comedias o dramas, lo sabemos bien. Pertenece a ese grupo de actrices de cuerpo menudo (Victoria Abril, con la que tiene algunos puntos en común, podría ser otro buen ejemplo) de cuyo interior brota una vitalidad realmente única. Hace algunos años ya, hizo una interpretación magistral en "La zapatera prodigiosa", de Federico García Lorca. Parecía que el propio Lorca hubiese escrito la pieza pensando en ella. Tan grande era la gracia y el poderío de aquella zapaterita pizpireta y brillante que creó la Dicenta. Memorable creación. Algún tiempo después, junto a su madre, protagonizó la versión teatral de "Solas". Lola estaba magnífica, como siempre, pero el peso de la obra estaba en manos de Natalia, en un trabajo interpretativo de hondo calado, repleto de importantes aristas y matices. El premio Max se lo llevó Lola. Natalia ya tenía uno, como actriz de reparto en la obra "Abocados", compuesta de tres breves historias en la que ella destacaba de modo inevitable. Precisamente, junto a su madre, me la imaginaba yo, hace dos años, mientras veía en el teatro Lola Membrives de Buenos Aires la obra "Agosto", protagonizada por la gran Norma Aleandro y Mercedes Morán. Ahora se está representando en Cataluña, pero yo espero una versión con Lola y Natalia.
Ella, Natalia, lleva años cantando. Su voz cálida y honda es ideal para el jazz, para el blues, para todo tipo de melodías cantadas a media voz, los sentimientos a flor de piel. Hizo una preciosa colaboración con Clara Montes y, según he leído recientemente, está tratando de publicar un disco que muchos esperamos desde hace tiempo con ganas. Entretanto, viajamos a Madrid únicamente para verla en "Al final del arco iris", donde recrea de forma magistral a la gran Judy Garland, mito entre los mitos del siglo XX. Rectifico: Natalia no recrea a Judy Garland: Natalia es Judy Garland. Cada gesto, cada mirada, cada sonrisa, cada enfado, cada arrebato y cada movimiento pertenecen a la propia, genial y atormentada Judy. Los que amamos a la Garland, la hemos visto miles de veces en sus vídeos y sus películas, lo sabemos. La vulnerabilidad y la fragilidad, sí, pero también (y eso está muy presente en la obra) la fuerza inagotable, la chispa, la gracia, el sentido del humor y el sarcasmo de la genial intérprete están ahí, muy presentes, en cada movimiento de Natalia, que, además de interpretar, canta con sentimiento y suma elegancia sus canciones más representativas. Hay momentos en la obra (cuando se pone el traje pantalón de brillantes con el pañuelo rosa al cuello, al final de la obra...) que no sólo es Judy: es lo que tiene Liza Minnelli de Judy. Y esto ya son palabras mayores. Nadie, ame o no a Judy Garland (¿hay alguien con criterio y buen gusto que no lo haga?), debería perderse esta obra. No quiero olvidar el buen trabajo de Javier Mora ni, sobretodo, el de un impresionante Miguel Rellán, que este año se merece el Max tanto como la propia Natalia. Esa Natalia que, en su memorable recreación, consigue, sí, hacernos un poco más felices. Mucho más felices.

2 comentarios:

  1. tú nos haces mucho más felices con las perlas que nos regalas

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  2. Y que lo digas...llevamos mucho tiempo esperando ese disco, ahora en todas partes se puede leer que lo ha grabado en abril de 2010 pero no se dice cuando se publica.

    ¿Por cierto, sabes cuándo saldrá a la venta la banda sonora del musical que también ha grabado Natalia?

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