Nieva. Los copos de nieve, en espesos remolinos, vienen hacia nosotros, empañando por completo el cristal delantero del coche. Avanzamos con extrema dificultad, muy lentamente. La carretera está helada y desierta. Sus márgenes, al igual que las extensas llanuras castellanas, completamente nevados. Aún no ha amanecido. Si viajar, en el medio en el que se haga, siempre resulta una aventura fascinante, este viaje que realizamos el último viernes de enero lo está siendo aún más. Madrid, 2011. Bajo la ventanilla y el frío corta como un cuchillo bien afilado. El silencio provoca una extraña sensación. Una doble mezcla de placer y cierto temor. Ese silencio que sólo se rompe con el sonido del parabrisas, ris-ras, ris-ras, y con el del viento cuando se vuelve furioso y parece querer arrasar con todo lo que se encuentre a su paso. Ahora Leonor Walting nos acompaña con su voz aterciopelada y susurrante: los primeros discos de Marlango. Otra voz poderosa, la de Judy Garland atrapada en la garganta de Natalia Dicenta, nos espera en el teatro Marquina, donde su madre, Lola Herrera, tantos éxitos consechó. Decía aquel gran vividor (dicho en el buen sentido del término: vividor como absoluto amante de la vida) que fue José Luis de Vilallonga que para él ser millonario consistía en tener el dinero suficiente para viajar a la otra punta del mundo para ver un espectáculo deseado. Así, señalaba, lo hacían él y su esposa, la bella Sylianne, en los años dorados. Si nos basamos en esta filosofía de vida (no encuentro otra mejor), hoy nos podemos considerar millonarios. Esa obra, "Al final del arco iris", es la que, en estos momentos, más nos apetece ver. Natalia haciendo de Judy, qué más se puede pedir. Natalia (mañana hablaré de ella) lleva años cantando, tratando de hacerse un hueco en el mundo musical, de publicar un disco, y creo que esta obra, aún sin haberla visto, es ideal para ella. Después de verla, con el cartel de no hay entradas colgado en la puerta del teatro y un delicioso nudo en la garganta, seguiré pensando lo mismo. Pero eso, ya digo, lo contaré mañana.
Siempre hay una mujer.Y siempre admirada.
ResponderEliminarY siempre(casi siempre)protagonista de tus relatos.Como decía alguien LA FEMME EST L´AVENIR DE L´HOMME.