martes, 19 de junio de 2012

En Madrid

Salir del baño del Teatro Español, poco antes de empezar la función, y encontrarte, cara a cara, con Emma Suárez y pensar, como ya habías hecho cuando la viste hace unos años en el teatro Campoamor (sublime en la versión de "Las criadas" que dirigió Mario Gas, mano a mano con Mónica López y Maru Valdivielso, que no se quedaban atrás en ningún momento), qué mujer tan guapa, mucho más así, en vivo y en directo, con el rostro lavado y las ojeras insinuantes, que como aparece en las películas. El arrollador musical que vimos en ese Teatro Español, "Follies", con unas impagables Vicky Peña, Asunción Balaguer y Massiel, que llevaba años pidiendo un papel así. Las largas caminatas por la ciudad, descubriendo nuevas calles, nuevas tiendas, nuevas librerías. Los puestos de libros de segunda mano de la Cuesta de Moyano. O las larga hilera de casetas de la Feria. La complicidad con Elvira Lindo. La cercanía y el encanto de Carmen Amoraga. La sonrisa sincera y efusiva de Laura Freixas. La arrolladora simpatía y generosidad de Maruja Torres. Las fotos con todas ellas, tan admiradas. El encuentro en esa misma feria con una de mis lectoras más fieles, Mayte Mejía, y el precioso cuaderno que me regaló. (Poco después, a mi regreso, Samuel, mi compañero de trabajo durante tres años y el autor de esas portadas tan bonitas que llevan mis libros, me regalaría otro, traído de Florencia). Las cañas que tomamos en la Plaza de Chueca, en la de Santa Ana, en la terraza del Círculo de Bellas Artes. Las copas que no bebimos porque eran demasiado caras (ya las tomaremos, pensamos, que no quepa la más mínima duda). Los pinchos de tortilla de la cafetería Domingos. La exposición de Hopper que nos quedó por ver porque se inauguraba al día siguiente de dejar la ciudad: los carteles colgados por todos los sitios, la rabia por perdérnosla, la soledad de sus paisajes nocturnos, que jamás pierden su vigencia. La exposición que sí vimos de Andy Warhol: la Factory y sus personajes, Capote y su decadencia, las polaroids y su encanto, las portadas de Interview y su leyenda. El atractivo, viendo esa exposición, de un tiempo que ya no existe, que logra transmitir cada foto de la exposición y del catálogo, y en el que no hubiese estado mal haber vivido, aunque sólo fuese, caso de poder, por un ratito. Ah, aquel Nueva York... Núria Espert y Jeannine Mestre en el María Guerrero. Y la fotografía -otra más- bajo el impresionante cartel de "La loba". El gin-tonic previo que nos tomamos y las ganas de detener el mundo allí mismo, como ya escribí la semana pasada por aquí. Los trozos de pizza que nos comimos por la calle, siempre entre risas. Y el vino que nos bebimos en la Posada del Dragón y en ese otro bar de la Cava Baja del que nunca recuerdo el nombre. Son sólo algunos momentos, claro, de los días que pasamos en Madrid recientemente. Siempre parece que el último viaje que hacemos a la ciudad es el mejor, pero después, cuando regresamos, pensamos que el siguiente, sea cuando sea (pronto, esperemos), será aún mejor. Y no solemos equivocarnos.

1 comentario:

  1. La alegría de tenerte por unos minutos junto a mí. Tu libro firmado. La bebida que compartimos en una de las terrazas de la Feria. La promesa de volver a encontrarnos. El placer de conocerte. Ver a Elvira juntos. Reirnos con Maruja. El agradecimiento por reseñarme en tus escritos. Y muchas más cosas. Muchos más sentimientos y sensaciones que experimenté y que, lógicamente, por espacio, no podría incluir aquí. En resumen: Ovidio Parades. ¡Qué más puedo decir!

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