Dos días en la feria del libro de Navia. Buen tiempo, contacto con los lectores, nuevos descubrimientos. Todo ello frente a la ría. Un pequeño bosque al otro lado del agua; casas rehabilitadas, recién pintadas con vistosos colores; el sol calentando con fuerza: un paisaje incomparable, como de cuento con final feliz. El primer día, el sábado, Celes, la responsable de cultura, decidió que Carmen Amoraga, que venía a presentar su novela "El tiempo mientras tanto", finalista del último Planeta, y yo, que iba con "El extraño viaje", hiciésemos una presentación conjunta. Resultó buena la química desde el principio. Hablamos cada uno de nuestros respectivos libros, de cómo había sido el proceso de creación, y luego, entramos en un pequeño debate sobre la literatura, sobre los lectores, sobre la cercanía que considerábamos necesaria con el público. Esos lectores que, sin conocerte absolutamente de nada, se reconocen en lo que has escrito y se acercan, tímidamente o pisando fuerte, o te mandan correos (gracias a todos, una vez más) para decírtelo. Sin duda, la mejor recompensa.
Carmen Amoraga, qué hallazgo. Después de la presentación, durante la comida, se mostró cercana, encantadora, abierta, comunicativa, simpatiquísima. Sabe de literatura y conoce a los escritores, a casi todos: a los campechanos y a los que no lo son tanto. Hablamos de esto y de lo otro. De literatura y literatos. Y, ¡cómo no!, del buen comer y del buen beber. Ay, esa buena vida que nos pierde... También hablamos de Elvira Lindo, de lo encantadora que es, del prólogo que escribió tan generosamente para mi libro (y que Carmen, tras hacerse con él, se apresuró a hojear), de que el martes recogerá en su pueblo, Picaña, donde ella, Carmen Amoraga, es concejala, un premio. Curiosas coincidencias.
A veces, en medio de unos vaivenes y otros, del trajín de ir y venir, de las cosas que resultan y las que no resultan, la vida te ofrece deliciosas sorpresas. La de este fin de semana, en Navia, fue una de ellas.
lunes, 18 de abril de 2011
Días en Navia
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Tengo, digamos, un rito a la hora de leer blogs que me recomiendan: nunca leo el post más reciente de primero. Retrocedo por lo menos cinco entradas, y me siento a leer. Muchas veces no resisto un post, otras veces me leo todos los posts de un blog, poquísimas veces, cuando tengo tiempo. En este caso, quise seguir leyendo, quiero seguir leyendo, pero son muchos, la mayoría muy buenos, pero, como dices en "El pecho de Blanca", el tiempo... el tiempo. Me gusta lo que cuentas, me gusta cómo lo cuentas, se nota que, como buen escritor, miras las cosas desde un punto de vista especial. Ha sido un grato descubrimiento llegar a tu blog hoy, no sólo por el buen rato de lectura, también por este post en particular, el que me dejé de último. Me hizo recordar en una frase que, si bien es cierto que uno escribe para uno, también es cierto que el círculo solamente puede sellarlo el lector, soy una aprendiz, pero creo tener esto claro. Un saludo, desde Venezuela.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Susan Urich, por tus palabras. Te las agradezco de verdad. Y espero que sigas ahí, leyéndome, mucho tiempo. Gracias también por hacerte seguidora del blog.
ResponderEliminarUn abrazo,
Ovidio