domingo, 25 de octubre de 2009

La llave secreta

Fernando conserva las llaves de la piscina pública desde los tiempos en los que trabajaba allí de guarda de seguridad. Entonces, estaba casado y tenía una hija, Andrea, recién nacida. Ahora, cosas de la vida, ya no está casado, su hija tiene cuatro años y la ve quince días por el verano y un fin de semana de cada dos, pese a que tanto a él como a la niña les gustaría verse mucho más a menudo. Por las noches, cuando cierran las instalaciones, abre con su llave secreta, entra en el vestuario masculino, se quita la ropa y nada en la piscina grande durante, al menos, una hora. De un lado a otro, con el estilo de siempre, bajo el cielo nocturno que se vislumbra a través de la cristalera. Es el único momento de la jornada en el que hace caso de las recomendaciones del médico y en el que piensa que todo puede cambiar.

(Este texto fue leído por la escritora Soledad Puértolas en el programa La Ventana de verano, de la Cadena SER)

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