La juventud es una época extraña. Nos sentimos eufóricos, nos sentimos confusos, nos sentimos solos. Buscamos incesantemente. ¿El qué? No lo sé con exactitud. Vista con la perspectiva del tiempo, en la juventud te sientes como la protagonista de la novela de Solvej Balle, 'El volumen del tiempo' (aún no he leído el segundo libro), que está continuamente atrapada en un 18 de noviembre. Luego, de repente, todo pasa a gran velocidad. El tiempo nos arrolla y, a diferencia de lo que le pasa a la protagonista de Balle, las hojas del calendario vuelan de manera indeseada. Vamos envejeciendo, vamos perdiendo. Pero la mente, de momento, no rechaza los recuerdos. Un día abres el periódico y lees que a Robert De Niro le van a dar la Palma de Oro honorífica en el próximo festival de Cannes. Y piensas: qué merecido reconocimiento. Y quieres recordar la primera vez que viste una película suya, pero eso no lo recuerdas. No importa, piensas. Seguro que se trataba de una de aquellas obras maestras que hizo en los 70. Sí, fue así, sin lugar a dudas. En aquellas tardes (con amigas) o noches (con familia o en soledad) de cine en casa, gracias a la televisión o a las cintas de VHS, recién inaugurados aquellos videoclubs que hoy apenas existen. Y luego, las que vinieron después, ya en los cines. De Niro devoraba la pantalla. Aquel magnetismo -psicópata, pícaro, boxeador, mafioso, perdedor, tipo corriente...- deslumbraba. Su atractivo, sin poseer una belleza arrebatadora, también. De Niro con Cybill Shepherd, con Jodie Foster, con Liza Minnelli, con Diane Keaton, con Jane Fonda, con Meryl Streep, con Jessica Lange, con Sharon Stone, con Ellen Barkin (¿dónde estás, Ellen?)... Todos esos personajes siguen ahí. Para que los recuerdes una mañana al leer el periódico o una de esas madrugadas en las que te entran ganas de repasar alguna de sus mejores interpretaciones. Larga vida a quien hizo de nuestra juventud, entre búsquedas y soledades, un lugar mucho más llevadero. Larga vida, Mr. De Niro.
miércoles, 9 de abril de 2025
domingo, 6 de abril de 2025
Cuando cae el otoño
'Cuando cae el otoño' (título bastante ñoño para lo que esconde esta historia), la última película de François Ozon, es sutil y perversa. Todo comienza con dos ancianas aparentemente entrañables cogiendo setas en el bosque, como si de una amable película de sobremesa se tratara. Y lo que viene después es un acercamiento a la condición humana complejo y de alto calado. Como aquellos que nos mostraba el añorado Claude Chabrol en sus mejores épocas. Todos los intérpretes están muy bien, pero Hélène Vincent, una de las entrañables ancianas, despliega con absoluta maestría y sutileza todos esos turbios rincones que esconde su personaje. De las películas de Ozon que más me han gustado. En Filmin.
viernes, 4 de abril de 2025
Fiesta en La Santa 2025
La Santa fue un lugar muy importante para mí. Lo fue durante muchos años. Creatividad, diversidad y libertad. Esas fueron las señas de identidad más destacadas de un local único, emblemático, que el tiempo ha convertido en icónico. Todos éramos jóvenes y teníamos ganas de hacer cosas. Escribir, pintar, actuar, cantar, diseñar... Crear. Hacer desde la nada nuestro propio proyecto. La vida por delante y las ganas de comernos el mundo. Aunque conocíamos los versos, todavía desconocíamos el pleno significado de aquel envejecer, morir, como único argumento de la obra. Eso aún quedaba muy lejos. La música sonaba y los besos eran intensos y fugaces. Cada noche era una fiesta diferente. Y allí estábamos, hablando de nuestras ideas, de nuestras lecturas, de nuestras perspectivas. Y bailando hasta que las luces se encendían y al otro lado de la puerta ya hacía rato que había amanecido. Pásame el abrigo, apura la copa, apaga ese cigarrillo, ¿dónde está mi bufanda? Esperando el porvenir, como diría Martín Gaite. Esperando la recompensa a nuestros trabajos. Esperando el amor. Todo iría llegando poco a poco, variadas decepciones incluidas, pero eso entonces no importaba (ni siquiera contábamos con ellas). Lo que contaba era estar allí. Sentirnos únicos, sentirnos diferentes. Con la cara por delante y sin tonterías. Las tonterías y los malos rollos siempre se quedaban a la puerta del local. Marca de la casa.
jueves, 3 de abril de 2025
The great Lillian Hall
'The great Lillian Hall' tiende, por momentos, a telefilme, pero qué importa. Está Lily Rabe, Kathy Bates y, sobre todo, la gran Jessica Lange dando vida a la actriz (de Broadway) del título en su decadencia por culpa de la pérdida de memoria. Todo gira en torno a ella, y es maravilloso: cuando Lange está en pantalla, ya sea dirigida por un novato o por el mismísimo Martin Scorsese, todo, inevitablemente, gira en torno a ella. Fue así desde el principio y así será hasta el final. Y qué enorme placer a lo largo de todas estas décadas. En Filmin.
miércoles, 2 de abril de 2025
De barquillos y cometas
Siempre lo he dicho (desde mis tiempos de librero y también con anterioridad): me parece muy difícil escribir (bien) para el público infantil y juvenil. Hay que buscar palabras claras, sencillas, precisas, y conformar con ellas algo ingenioso, con fondo y cierta originalidad. No vale hacer el tonto porque ese público, el infantil y juvenil, no lo es en absoluto. No todo vale. Hay que buscar -como en cualquier género literario- la palabra exacta, equilibrar emoción y mensaje, huir del discurso resabiado, manido o previsible. Hay que buscar la palabra exacta para mantener la atención de quien se acerca al libro. O lo acerca a los más pequeños de la casa. María Rosa Serdio compone con equilibrio unos poemas inteligentes que hacen pensar y plantearse muchos asuntos esenciales de la vida. Un ejemplo: "¿Dónde guarda el hombre/ su calma o dolor?". Las ilustraciones de Ester Sánchez que acompañan sus palabras se salen del tópico y el estereotipo. Y ambas conforman este libro de versos e impecable edición. Lo publica Pintar-Pintar y hoy -Día del libro Infantil y Juvenil- es un día tan bueno como cualquier otro para acercarse a él. Para acercárselo a él, a ella. Para hacerse preguntas y replantearse las respuestas. Cada significado, cada interpretación. Todas las intencionenes.
sábado, 29 de marzo de 2025
Un plato roto
Ayer, mientras preparaba una cena ligera, me rompió un plato. Pese al engorro de tener que recoger todo aquello y alejar a Gena de allí -que enseguida se acercó maullando medio alocada, buscando algo que la sacase de su rutina-, el espectáculo era bonito. Una sucesión de diminutos cristales azules desparramados por el suelo de la cocina. No sé cómo un plato tan pequeño pudo desmenuzarse de aquella manera. Un golpe seco y, de pronto, aquel espectáculo. Cientos de cristales azules como aquellos que tintineaban en la película de Kieślowski o aquel mapa de fotografías rotas que aparecían en la de Almodóvar. Lo estuve observando un rato antes de recogerlo, encerrada ya la gata en otra habitación para evitar males mayores. Va a cumplir en breve siete años y tiene la misma energía que a los siete meses, qué gata. Quiere jugar y estar encima de nosotros a todas horas (quien dijo que los gatos, en general, eran ariscos no sabía bien de estos asuntos), pero nuestra vitalidad y estados de ánimo no son los mismos de aquel tiempo. Es lo que hay.
martes, 25 de marzo de 2025
Libros de aire
Lo nuevo de Carlos Iglesias Díez es un libro muy interesante sobre gente que escribe libros. Retratos, entrevistas. Narrativa, poesía y cine: todo se cuela entre sus páginas. La pasión del autor, en tantos nombres y ángulos compartidos por quien esto escribe. Iglesias, como buen escritor, define y permite hablar a sus colegas. Sin embargo, delicadamente, sin hacer ruido, deja entrever su voz y su sabiduría. Esa voz que, con ganas, esperamos poder escuchar muy pronto en un nuevo poemario.
jueves, 20 de marzo de 2025
Volver
Han pasado diecinueve años. Parece mentira esto del tiempo. Y otra vez el vértigo. Diecinueve años. Y allí, naturalmente, a primera hora de la tarde, estaba yo con mi madre. No sabíamos entonces que pocos meses le quedaban a aquellas maravillosas salas de cine, pero esta ya es otra historia.
lunes, 17 de marzo de 2025
Algunas cosas que han dicho sobre mis libros
Como, a diferencia de lo que hacía mi madre, ya no guardo casi nada de lo que escriben sobre mí, me sirve este invento para recordar cosas chulas que se han dicho sobre mis libros. En 2017, la librera Karmen Duna escribía esto sobre mi diario 'Los días raros'. Y el recuerdo, ciertamente, me reconforta.
martes, 11 de marzo de 2025
Aquel marzo, este marzo
Campo San Francisco. Ahí, cuando el tiempo lo permitía y esos bancos estaban pintados de un color más elegante que ese verde chillón, nos sentábamos mi madre y yo después de los paseos matutinos. Los días de aquel marzo de 2023, con mejores temperaturas, fueron los últimos que pudimos disfrutar de todo ello. El paseo, el desayuno, la charla... La parada en esos bancos antes de regresar a casa. Después, todo se detuvo. Hoy, pese al cielo despejado, ha regresado el frío y no he podido sentarme en esos bancos -tras los seis kilómetros de caminata- porque llovió mucho durante toda la noche. No importa. El paisaje en esa zona del campo a estas horas parece inamovible: ancianos que luchan con sus problemas reumáticos y se dirigen a la biblioteca a leer el periódico, una pareja de adolescentes que decidió no ir a clase para vivir una aventura de la que se creen los primeros protagonistas, una diminuta mujer latina que arrastra la silla de ruedas donde va sentada otra mujer de aspecto cansado. Nada nuevo en la pequeña ciudad. Pese a todo, nada es lo mismo. Nada, excepto en mi memoria.
lunes, 10 de marzo de 2025
Siete años sin Loli
El siete es un buen número. No sé, suena bien, dicen que trae suerte. No recuerdo que me haya pasado nada positivo o destacable ese día, si exceptuamos que la persona con la que comparto el camino desde hace 18 años nació ese día, pero me gusta. Siete. Se pronuncia rápido. S-i-e-t-e. Hay algo alegre en esa pronunciación, no sé, como si la víspera de cualquier día siete esperásemos cosas importantes, decisivas. Literatura, lo sé. Pero en algo hay que creer. Siete son los años que hace que se fue mi amiga Loli, tan de repente. Lo recordamos el otro día, cerca de su casa, buscando un poco de alivio en una copa de vino. Y volvieron sus risas, su ironía, su sentido del humor, su pensamiento, su cercanía, su manera de vestir y de estar en este mundo. Todo eso que la alejaba del resto y la hacía única. Tantas anécdotas, tantas ganas de vivir. He tenido suerte para algunas cosas, dije. He estado rodeado de mujeres excepcionales. Y también he tenido mala suerte: algunas de ellas se han ido demasiado pronto. Como mi amiga, cuya sombra no desaparece y cada vez que veo a la actual Catherine Deneuve me la recuerda. Mira, añadí, si te fijas bien, aún podemos verla caminando por esta calle: entrando en algún bar o saliendo de esos cines que ya no existen, brillando -y no exagero- como la propia Deneuve. La otra noche, sin ir más lejos, en los premios César. No era un recurso literario a lo Truman Capote. Era real. Quizá para el propio Capote, antes del recurso literario, también lo era. Siete años, eso sí que no parece real, por muy bien que suene el número o mucha suerte que traiga. Siete, se dice pronto.
sábado, 8 de marzo de 2025
Una mujer, todas las mujeres
He terminado un nuevo libro de relatos. Todos están protagonizados por mujeres. Mujeres muy diferentes entre sí, jóvenes y menos jóvenes. La idea surgió hace tiempo, cuando vi a una atractiva mujer rubia fumando un cigarrillo a la entrada del local donde trabajaba. Tendría unos sesenta años y hablaba una mezcla de alemán y francés. Tenía clase, parecía cansada. Enseguida me empecé a hacer preguntas. Y la mejor manera de responderlas, fue ponerme a escribir. Inventar, divagar, crear. Muchas madrugadas de soledad, mucho trabajo, mucho placer, y muchas preguntas. Algunas, como corresponde a los relatos, las tendrá que descifrar la persona que se acerque al libro. No se puede dar todo hecho en los relatos. En los que más me gustan de otros/as escritores/as, así sucede. Esa atractiva mujer de sesenta años, fumando compulsivamente, dio paso a otras mujeres. Los relatos están encadenados. La secundaria de un relato es la protagonista del siguiente. Hay cine, hay música, hay literatura. Porque a la mayoría de estas mujeres, tengan la profesión que tengan, les gusta eso. Ríen, sufren gozan. Tienen miedo, cicatrices, decisión, esperanza. Se enfrentan a las incógnitas que la existencia les plantea constantemente. Yo no soy ninguna de esas mujeres. Yo soy todas esas mujeres. Ninguna de las mujeres de mi vida son estas mujeres. Y todas las mujeres de mi vida (madre, hermana, otras mujeres de la familia, amigas, compañeras, cómplices, actrices, escritoras, cantantes...) están, de alguna manera, presentes. Un detalle, un giro, una decisión, un quiebro. La voz de todas ellas siempre está en mí, esté o no escribiendo. Esto es así. Está dedicado a la memoria de mi madre, y sobran (creo) las explicaciones. Tiene un título largo y poderoso. Se publicará, si todo se cumple como me ha dicho Cristina Pineda, en septiembre. Una mujer, todas las mujeres. Os lo quería contar hoy, precisamente hoy. Salud, compañeras.
viernes, 7 de marzo de 2025
Marguerite Duras
Estaba en mi habitación, escribiendo. Era domingo, el sol frío de marzo entraba por el ventanal del cuarto. Había elecciones generales. Alrededor de las cinco, me levanté y puse la radio para saber cómo iban las cosas. Datos de participación, declaraciones de los políticos de turno y todo ese blablablá de esos días en los que piensas que algo puede cambiar para mejor pero pocas son las cosas que cambian de verdad en este sentido. Después, llegó la triste noticia: Marguerite Duras acababa de morir en su casa de París. Estaba a punto de cumplir ochenta y dos años. Atrás dejaba una vida repleta de excesos (amores, amantes, alcohol, palabras y deseo: sobre todo eso, el deseo que recorre cada una de sus páginas, inmarchitable) y unos cuantos libros que habían hecho de ella una escritora fundamental del siglo XX. Sentí la rabia y la impotencia que uno siente cuando se muere alguien al que has admirado tanto. Una mujer que escribió casi hasta el último momento (la belleza de aquel rostro ajado, la manos lentas y llenas de anillos moviendo la pluma sobre el papel, la voz que ya era apenas un susurro). Tres años atrás había publicado un ensayo extraordinario sobre el acto de escribir y que ahora reedita Tusquets (ya en librerías). El tres de marzo se cumplieron 29 años de aquel día en el que, por cierto, ganó las elecciones un partido de derechas, esa posición política contra la que ella, Marguerite, tanto había luchado y escrito. Furiosamente.
jueves, 6 de marzo de 2025
Mi única familia
'Mi única familia' puede que no se trate del mejor Mike Leigh (ese ya está hecho, y de qué manera), pero siendo una película suya sabes que algo te va a golpear. Y que lo va a hacer con rotundidad. Y lo hace, claro. Te golpea con fuerza y no te deja indiferente. La historia de esa mujer herida, dañada, dolorida, insoportable para la convivencia. Sus desgarros, su ansiedad y su manera de demostrar lo perdida y lo sola que está. Lo grande que a veces resulta el mundo, aunque no te muevas de tu diminuta parcela. Marianne Jean-Baptiste, olvidada en los premios más importantes del año (lo que viene a demostrar, una vez más, lo relativo e injusto de todo este asunto), está inmensa. Demuestra ese descontrol que padece de una forma tan prodigiosa que durante la primera parte de la película hace que te sientas incómodo en la butaca, que pases de esa risa helada que provocan las situaciones más grotescas y desconcertantes a la angustia y la compasión. Lo que hace Marianne en esa segunda parte, que se inicia con la visita junto a su hermana al cementerio donde está enterrada su madre hasta el final de la historia, es directamente apabullante. Silencios, miradas, lágrimas, temblores. Todo el miedo que puede caber en un ser humano. Ya lo sabíamos, pero qué pedazo de actriz. Buscadla por los cines, que desaparecerá rápidamente. Y es de lo mejor que he visto en estos tiempos tan convulsos y absurdos.
miércoles, 5 de marzo de 2025
Homenaje a Gene Hackman
"La muerte acaba con la vida, pero no acaba con una relación que continúa su lucha en la mente del superviviente hacia una resolución que quizás nunca encuentre."
jueves, 27 de febrero de 2025
El jardín y la madre
La rosa es un enigma. El jardín es un enigma. La página en blanco es un enigma. La muerte de la madre es un enigma. La flor, el conjunto de plantas y árboles, la creación y la desaparición (esa ruptura) de quien te dio la vida. Con estos elementos parte Menchu Gutiérrez (Madrid, 1957) para iniciar la escritura de su nuevo libro, Vida y muerte de un jardín de papel, que es un largo y bellísimo poema en prosa donde voces, reflexiones, silencios, misterios, conjeturas, músicas, fotografías, espinas —las espinas de las rosas y las espinas que en un descuido rasgan la piel, ahí donde surge todo el dolor—, serenidad y brisas heladas se dan cita. Todos los enigmas mencionados se entremezclan, formando una especie de retablo, uno de esos cuadros a los que la autora regresa en algunas páginas del libro. Ninguno es superior a otro, aunque el último mencionado, el enigma de la muerte de la madre, condicione inevitablemente todos los demás. Las palabras van surgiendo y abriéndose paso entre ese enigma, en medio de ese dolor —las espinas que hacen brotar la sangre de la herida, «la sangre de los cuentos»— que crece al mismo tiempo que la ausencia. El dolor que transita a lo largo del duelo. Las rosas y el jardín, sí. Y también el jarrón que dará cobijo a las rosas durante un tiempo. Sin ellas, sin las rosas y sin el agua que se coloca en el fondo para mantenerlas un rato más con vida, el jarrón carece de sentido. Y las palabras que se van enlazando en la página en blanco con la ayuda del recuerdo. «A veces, recuerdas; otras, intentas recordar, reconstruir el recuerdo», escribe Gutiérrez. Esquivando la espina: «la espina es como una jeringuilla cargada con el suero de la verdad. A veces acercamos el dedo voluntariamente; otras, nos escondemos de ella como niños para quienes la confesión de la verdad irá acompañada de un castigo». La espina y la metáfora. O: «La espina corteja la herida», en palabras de Paul Celan. Corteja la herida hasta que termina atrapándola, podríamos añadir. Devorándola. Sobre todo, y de manera más rotunda, en los primeros tiempos del duelo. Ese tránsito inevitable, ineludible, que es un grito, una cárcel, peaje de la grieta. Tránsito brutal, en definitiva.
Menchu Gutiérrez, autora de una fructífera y muy coherente carrera literaria, siempre a la búsqueda de la belleza (aunque, como aquí, se encuentre en medio del dolor más profundo), el detalle y el conocimiento, ha escrito con extraordinaria delicadeza un libro muy hermoso. Quizá, y señalar esto es señalar mucho, el más hermoso de todos los que ha escrito hasta el momento.
Vida y muerte de un jardín de papel está publicado por Siruela.
Este artículo está publicado en la revista digital El Cuaderno
sábado, 22 de febrero de 2025
Teoremas del silencio
Desde que murió mi madre, voy poco a poco. A pesar de que leo mucho, como siempre, entre lo que me mandan y lo que compro, voy, como digo, lento, es así. No hay prisa tampoco, la verdad. ¿Hay prisa para algo ya? Me cuesta más escribir sobre lo que leo que leer propiamente. Voy poco a poco, voy poco a poco. Tonterías que no le importan a nadie, supongo. Ustedes disculpen. El caso (y esto sí debería importar): que acabo de leer 'Teoremas del silencio', el nuevo libro de Natacha G. Mendoza, y me ha encantado. Qué poderosa voz narrativa. Cuánto sabe esta escritora sobre lo narrado y lo no narrado. La palabra y el silencio. Los silencios y las palabras. Ahí está el enigma, como siempre. Un cuento es lo que dice y lo que no dice. Eso es un cuento. Un tramo en la vida de unos personajes, y ya está. Eso es todo. Y aquí se demuestra. Que vuele la mente del lector. Que vuele, que vuele. Que ocupe esos espacios en blanco, las elipsis. Qué maestría para ello la de Mendoza. O G. Mendoza. Te hiela, te machaca, te deja sin palabras, te hace buscar tu propio hueco para ellas. Las palabras, las ausencias, las grietas (¡menudas grietas!), los silencios. El vacío. Lo inesperado. El dolor. Qué dominio en esos cuentos donde la narradora se pierde con sus personajes. Se pierde o se involucra desde la distancia. Ahí estáis. Ahí estamos. Siempre desde la distancia, como corresponde. Busquen el libro, Léanlo. Ocupen esos espacios que la autora deja en blanco. Poderosa narrativa. Aún estoy temblando por ese breve espacio donde no estás. Donde no están.
sábado, 15 de febrero de 2025
Notable debut de Paz Vega en la dirección
'Rita' es el notable debut de Paz Vega en la dirección. Se adentra, alejando la cámara de lo obvio y centrándola en el rostro de la pequeña Rita y su hermano (soberbios ambos: ese momento del niño en la piscina es antológico), en el complejo tema de los malos tratos en los años 80. Poca broma. La soledad de esa mujer -interpretada por la propia Vega-, el comportamiento del machirulo de su marido, la evasión y los juegos de los niños, las voces silenciosas que se mueven alrededor... Todo está tratado con una delicadeza no exenta de rotundidad. Mención especial merece Roberto Álamo, gran actor que consigue transformar su habitual atractivo físico en algo repulsivo y condenable. Nos quejamos, y con razón, de la ausencia de Najwa Nimri en las nominaciones de los Goya. Álamo también se merecía estar entre los finalistas por este trabajo. Esperemos que este prometedor paso de Paz Vega a la dirección no se quede ahí.
sábado, 8 de febrero de 2025
Las novias del sur
Las novias de los setenta con sus vestidos blancos, sus rostros más maquillados de lo habitual y los ramos de flores en las manos. Nervios, emoción, compromiso, incertidumbre, enamoramiento. Esas fotografías fijadas en las que la directora del magnífico documental 'Las novias del sur', Elena López Riera, dice que busca a su madre. Esas fotografías que en algunos casos se ponen en movimiento y que me han recordado por momentos a las fotografías de Gonzalo Juanes, aunque las suyas no retratasen -creo recordar- a ninguna novia. El tiempo que arrasa, que decepciona, que engulle o que revive. Y es entonces cuando algunas de esas mujeres hablan a la cámara sin tapujos: del amor, del deseo, del sexo, de la ilusión, de la obligación, de la desgana, de la decepción, de las dificultades, de sentirse vivas después de no haber sentido nada o de haber sentido diferentes cosas. Del sufrimiento de no amar o de amar demasiado, también del término medio, del sentimiento recíproco, del placer. Con el marido, con otros hombres o consigo mismas, como dice la más vieja de todas: una hermosa, sabia y elegante mujer de 103 años que expresándose parece que tiene 35. Lo vivido, bueno o malo, vivido está. Y ahora queda el conocimiento, las arrugas, las decepciones, las anécdotas, lo soñado o lo disfrutado plenamente. Y también queda la nostalgia en todas esas fotografías, antes de volverse movimiento, que se conservan como lo que son: valiosos documentos, testimonios imprescindibles. Cada mujer. Cada existencia. Todas ellas. Qué maravilla.
jueves, 6 de febrero de 2025
Damián Barreiro
Conocí a Damián Barreiro en una fría mañana del otoño de 2010. Por aquella época, trabajaba como librero en Trabe y acababa de publicar 'El extraño viaje'. Vino a entrevistarme a la librería para el semanario Les Noticies, ya desaparecido (como tantas otras publicaciones). Se mostró tímido y algo nervioso al principio. Yo también lo estaba porque llevaba nueve años sin publicar nada, pero rápidamente nos entendimos. Luego, nos encontrábamos a menudo por los bares de la noche (aún era tiempo de salir por la noche, con La Santa como inevitable lugar de encuentro), siempre entre complicidades y ya sin timideces. Me alegré por sus premios y por su carrera. Y hoy su muerte me ha puesto triste. Lo he sentido de verdad. Nadie debería irse con 40 años. La vida por delante y la creatividad en uno de sus mejores momentos. Descansa en paz, compañero
Salve María
Aquí sí hay sustancia.
jueves, 30 de enero de 2025
Adiós, Marianne
Marianne Faithfull. Todo queda y todo se ha apagado de pronto. Su música, su leyenda, su voz. Todo eso, entonces y ahora. La carcajada, los excesos, la voz dulce de los veinte años y la voz ajada que vino después. Los amores, el talento, la libertad, las drogas, la sabiduría, la anciana que se resistía a abandonar los escenarios, la anciana que se fue apagando. La mujer, tan admirada desde la juventud, a la que tuve a escasos metros en el teatro Jovellanos en una de las noches más memorables que recuerdo. Los pies, las manos, la picardía, el traje gris, la camisa blanca, los labios pintados de un intenso rojo... No era una muñeca, no era un despojo: era una señora monumental. Casi al alcance de una mano, la mía. Working class hero y todas las demás. La mujer rubia que se construyó a sí misma haciendo siempre lo que le dio la gana, incluso si ese deseo estaba cerca de la destrucción. Cuidado ahí: ella misma dijo que no era una superviviente, como tantas veces la definieron, sino una ganadora. Claro que sí: no hay más que echar un vistazo a su larga y fructífera carrera para comprender sus palabras. 78 años que quedan para la historia de la música, del arte. Sólo la muerte, que tantas veces quiso alcanzarla, ha sido capaz de escribir el fin de esta historia. Esa muerte que, como un cuento de Fleur Jaeggy, me deja esta noche un escalofrío por todo el cuerpo. Y la admiración intacta.
miércoles, 29 de enero de 2025
Maribel Verdú y Mi madre y yo
Sinceramente, respetando las creencias de todo el mundo, no considero que haya otra vida después. Ni cielo, ni infierno, ni todas esas cosas que nos inculcaron de pequeños a varias generaciones. Tampoco creo en señales ni historias así. Los muertos permanecen, según fuese nuestra relación con ellos, en nuestra memoria y en nuestro pensamiento. Mi madre -que fue una madre mayúscula- está presente todo el rato, pero ni hablo con ella ni cosas parecidas que algunas personas sí hacen (y que, insisto, respeto) y así me lo comentan. Sin embargo, ayer ocurrió una cosa curiosa. Había salido a hacer unas compras por el barrio con mi hermana. Alrededor de la una, con todo hecho, empezó a llover con fuerza. La tormenta nos sorprendió delante de un bar donde mi madre y yo íbamos casi a diario y al que no volvimos desde su muerte. Nos planteamos, ante aquel diluvio, entrar a tomar un vino a ese bar. Sirven vinos buenos y abundantes, cosa que no está muy de moda últimamente. Nos sentamos, pedimos el vino y justo cuando la camarera dejó las copas sobre la mesa, me llegó el mensaje de Maribel Verdú hablando en IG de mi libro. Casualidad, sin duda. Por esa casualidad, el mensaje, ya de por sí emotivo, cobró más fuerza si cabe. Allí, en aquella mesa en la que tantas veces habíamos compartido charlas y risas con mi madre, la gran actriz escribía sobre ese libro tan especial. Nos emocionamos doblemente: por el comentario de Maribel y por lo mucho que mi madre se hubiese alegrado por ello. Con la trastienda de la noticia que ayer publicaba por aquí, os doy las gracias a quienes os alegrasteis por ello. Y también a Cristina Pineda, editora de Tres Hermanas, por las palabras que me escribió.
martes, 21 de enero de 2025
Nieve negra
No he podido (ni querido) dejar de poner algunos rostros a determinados personajes, si alguien descubre el gran material que aquí hay para una película. Y así la Viuda, pese a que Torres la define como una mujer alta, tendría el rostro y la voz que los años le han puesto a Victoria Abril. Esa Victoria Abril con arrugas, la voz a dos pasos de la de Lola Gaos y ese dominio que, ya en el papel, hiela la sangre. Pero esto ya son cosas mías: lo fundamental es recomendar esta novela tan bien escrita, tan cuidadosamente editada.
sábado, 18 de enero de 2025
Babygirl
(Advertencia: puede que este comentario sobre 'Babygirl contenga spoilers)
jueves, 16 de enero de 2025
Fotografía, 1988
Un amigo sube a Facebook una foto del cine Proyecciones de Madrid, año 1988. Y en la fachada, un enorme cartel de la séptima película de Pedro Almodóvar, 'Mujeres al borde de un ataque de nervios'. Cómo me emociona esa foto. El cine, el cartel, la película, el año... El tiempo transcurrido. Las risas y las lágrimas. Las presencias y las ausencias. Las ilusiones y las ilusiones perdidas. El camino recorrido y el camino que queda por recorrer. Y el modo en el que lo recorreremos. Tantas palabras escritas, tantas incógnitas. Todo está ahí, en esa vieja fotografía.
sábado, 4 de enero de 2025
Año nuevo
Hay tanta gente por la calle que a veces cuesta caminar por los lugares de siempre. Intuyo lo que anda buscando toda esa gente (regalos, reencuentros, copas), lo que no sé muy bien es que hago yo ahí.