tag:blogger.com,1999:blog-81494340181991394402024-03-17T14:00:56.530+01:00El extraño viaje. El blog de Ovidio Parades.Ovidio Paradeshttp://www.blogger.com/profile/17661208835592327281noreply@blogger.comBlogger1615125tag:blogger.com,1999:blog-8149434018199139440.post-34043371014405081352024-03-17T14:00:00.001+01:002024-03-17T14:00:14.463+01:00Josefina Aldecoa, un recuerdo<p><span style="background-color: white; color: #050505; font-family: inherit; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;">Ayer se cumplieron trece años de la muerte de Josefina Aldecoa. </span></p><div class="xdj266r x11i5rnm xat24cr x1mh8g0r x1vvkbs x126k92a" style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; white-space-collapse: preserve;"><div dir="auto" style="font-family: inherit;">De mi libro 'Ventanas compartidas'. (Ediciones Trabe, 2011)</div></div><div class="x11i5rnm xat24cr x1mh8g0r x1vvkbs xtlvy1s x126k92a" style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; margin: 0.5em 0px 0px; overflow-wrap: break-word; white-space-collapse: preserve;"><div dir="auto" style="font-family: inherit;"><br /></div></div><div class="x11i5rnm xat24cr x1mh8g0r x1vvkbs xtlvy1s x126k92a" style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; margin: 0.5em 0px 0px; overflow-wrap: break-word; white-space-collapse: preserve;"><div dir="auto" style="font-family: inherit; text-align: justify;">Era <span style="font-family: inherit;"><a style="color: #385898; cursor: pointer; font-family: inherit;" tabindex="-1"></a></span>una mujer con pasado. Con un pasado feliz, que parecía haber quedado muy atrás ya. Un marido, una hija, amigos. Ganas de hacer cosas, muchas cosas, de cambiar el mundo. Aquel mundo tan gris y siniestro que era este país en los años duros del franquismo. Se agarró, como aquellos amigos, a la literatura. Su marido, Ignacio, también lo hizo. El tiempo enseguida lo convirtió a él en lo que era, un escritor genial. Algunos de aquellos amigos comunes con los que se pasaban las tardes fumando, hablando de literatura y bebiendo vino malo también lo fueron, geniales. Ella iba publicando cuentos aquí y allí, tímidamente. Era una apasionada de Truman Capote y suya es una de las primeras traducciones al español de uno de los cuentos del maestro americano. El destino hizo que se quedara viuda muy pronto. "Un aviso: Ignacio Aldecoa ha muerto". Así lo escribió Carmen Martín Gaite, tan amiga de ambos. Josefina, tras la muerte de su marido, quedó sumida en una profunda depresión, de la que, dicen, nunca llegó a recuperarse del todo. No escribió durante años. Al cabo de ese tiempo, volvió a hacerlo, a escribir. Sus novelas son elegantes, con una prosa sencilla y muy cuidada. Sus personajes son casi siempre femeninos. La fuerza y la entereza de las mujeres ante las adversidades queda muy bien reflejada en ellos. La trilogía de la maestra, esa profesión que tanto amaba y por la que tanto luchó (y por la que muchos de sus alumnos, hoy, la recuerdan con cariño y palabras elogiosas), se encuentra entre lo mejor de su producción, no demasiado extensa.</div><div dir="auto" style="font-family: inherit; text-align: justify;">La descubrí hace más de veinte años (de casi todo hace ya más de veinte años), cuando aquella generación, la del 50, estaba empezando a ser valorada como debía. Y las aventuras de aquel puñado de escritores charlando en la tarde gris alrededor de la mesa de alguna taberna de mala muerte, sin un duro en los bolsillos pero con ilusiones y verdaderas ansias de cambio y de hacer miles de cosas, me fascinaban casi tanto como sus propios libros. Qué recuerdos asociados a sus escritos, a todos los de aquella magnífica generación. Porque éramos jóvenes, sí, sin duda, como dice el título de aquella novela suya. Porque aún lo éramos en todos los sentidos. </div></div>Ovidio Paradeshttp://www.blogger.com/profile/17661208835592327281noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8149434018199139440.post-13470066126514528862024-03-10T07:10:00.000+01:002024-03-10T07:10:00.473+01:00And the Oscar goes to... <p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-size: 12pt;">Sandra Hüller me parece la gran revelación de este año. Lo que hace en 'Anatomía de una caída' es tan poderoso que se merece todos los premios del año, que ya se están yendo en su mayoría a otras manos. Esa manera de mirar, de irritarse, de guardar silencio, de gritar, de reír, de beber, de fumar... La ambigüedad tan bien trazada del personaje y tan bien resuelta por su talento. Sí, me gustaría que se llevara el Oscar. Y la directora de la película, Justine Triet, también. Qué alto han dejado el listón. De hecho, me gustaría que la película se llevase todos los premios a los que está nominada. Hüller, en otro papel muy diferente, también hace un trabajo fabuloso en 'La Zona de Interés', película de gran altura de la que ya he escrito aquí. Podría estar nominada como mejor actriz de reparto, pero, como los chicos de 'Desconocidos' (Andrew Scott y Paul Mescal, inmensos los dos), no lo está. Esas injusticias. (Recordemos que Annette Bening ni siquiera fue nominada por una interpretación tan portentosa como la que hizo en 'Las estrellas de cine no mueren en Liverpool'). Me gustaría que el premio al mejor actor de reparto fuese para Mark Ruffalo por su difícil papel en 'Pobres criaturas': está ajustadísimo en un trabajo donde podía haberse pasado completamente de rosca. Pero creo que tampoco va a suceder. </span></p><div style="border: 0px; font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 12pt; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">Suerte a Berger y a Bayona, aunque este último, pese a haber hecho una buena película, creo que lo tiene complicado.</div><div style="border: 0px; font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 12pt; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">Así que, sinceramente, no me interesa demasiado esta gala. Veré algunas cosas después, como ese momento de Jessica Lange (¡29 años han pasado desde la concesión de su segundo Oscar!) entregando un premio. Y poco más. </div>Ovidio Paradeshttp://www.blogger.com/profile/17661208835592327281noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8149434018199139440.post-54550609389806583712024-03-08T03:52:00.001+01:002024-03-08T03:52:37.916+01:00Mujeres <p style="text-align: justify;"> <span style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;">A todas las mujeres que amo. A todas las mujeres a las que me he encontrado en el camino. A casi todas las mujeres que me he encontrado en el camino. A todas las mujeres que me leen. A todas las mujeres que han sido (y son) marginadas, como también yo lo he sido (y soy), por ese patriarcado infame que sigue vigente. A todas las mujeres que he conocido y que conocieron el miedo. A todas las mujeres que se enfrentaron a ese miedo. A todas las mujeres que amaron a quienes no </span><span style="color: #050505; font-family: inherit; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;"><a style="color: #385898; cursor: pointer; font-family: inherit;" tabindex="-1"></a></span><span style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;">debían según lo estipulado por no sé quién. A todas las mujeres que amaron a hombres buenos y a mujeres buenas. A todas las mujeres valientes y a todas las mujeres que aprendieron a serlo. A todas las mujeres que recibieron golpes. A todas las mujeres que aguardan una oportunidad. A todas las mujeres que son y se sienten mujeres. A todas las mujeres que respetan a hombres que aman a otros hombres y respetan ese amor. A todas las mujeres que aman a otras mujeres. A todas las escritoras que tanto me han enseñado. A todas las actrices y cantantes que venero. A todas las mujeres artistas en cualquier disciplina a las que admiro. A todas las mujeres que han sabido renovarse, avanzar en todos los sentidos con los tiempos.</span></p><div dir="auto" style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;">A las mujeres que confiaron y confían en mí.</div><div dir="auto" style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;">A las mujeres en quienes confío. </div><div dir="auto" style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;">A las mujeres que me dicen aquí estoy para ese vermú, y no son tantas (Leticia, sigue pendiente). </div><div dir="auto" style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;">A mis amigas.</div><div dir="auto" style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;">A mi abuela materna.<span><a name='more'></a></span></div><div dir="auto" style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;">A mi hermana. </div><div dir="auto" style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space-collapse: preserve;">A mi madre, allá donde esté, a la que le debo en todos los sentidos lo que so</div>Ovidio Paradeshttp://www.blogger.com/profile/17661208835592327281noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8149434018199139440.post-59230550021253154302024-03-03T05:42:00.000+01:002024-03-03T05:42:42.008+01:00La tumba de Marguerite Duras<p style="text-align: justify;"><span style="background-color: white; font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">A veces, en el estudio, dejo a un lado el libro que estoy leyendo o los párrafos que acabo de escribir y me pongo a pensar en mi madre. Siempre aparecen buenos tiempos en esos recuerdos. Luego, mirando el calendario o alguno de los libros más cercanos de las estanterías, esos recuerdos se mezclan con otros donde ella ya no aparece, sigue viva pero no está en esos nuevos recuerdos. Sé que sigue viva -como lo intuyo erróneamente ahora al despertarme casi todas las madrugadas- porque su presencia era siempre constante y poderosa, aunque no estuviese en esos momentos a su lado. Verano de 2007, París. El primer viaje que Íñigo y yo hicimos juntos. El deslumbramiento por cada rincón. Es inevitable. Todo lo que nos deslumbra en una ciudad desconocida, en París, en un primer viaje, lo hace doblemente. Lo que le debemos al cine y a la literatura. La herencia más fructífera e inagotable. Y entonces, de repente, estamos ahí: delante de la tumba desnuda de Marguerite Duras. Y sobre ella, numerosos billetes de metro y pequeños papeles con retazos diminutos de su obra. Están en francés, pero alcanzo a descifrar el título al que pertenecen esos textos. Pienso en la gente que los ha dejado ahí. Pienso hoy, cuando se cumplen 28 años de la muerte de la escritora, en esas emociones. Un gesto sencillo y agradecido. Algo hermoso y extraño. Un papel, unas palabras de un libro que te ha dejado huella sobre la tumba de la mujer que las escribió. Supongo que la gente que la admira seguirá haciendo lo mismo. Un papel, unas palabras de una escritora esencial. A ver si podemos regresar pronto para comprobarlo. Las palabras que dejaré escritas están incluidas en mi próximo libro. Y entonces del verano de 2007, regresamos al comienzo de este texto.</span></p>Ovidio Paradeshttp://www.blogger.com/profile/17661208835592327281noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8149434018199139440.post-1987600488300633272024-02-17T07:05:00.006+01:002024-02-17T07:05:58.969+01:00La Zona de Interés<p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-size: 12pt;">La luminosidad de la casa y del jardín donde vive la familia nazi y la oscuridad de lo que hay al otro lado de ese jardín, el campo de concentración que dirige el padre de la familia y que nunca llegamos a ver. Aunque lo intuimos todo. Ruidos, lamentos, humo, el sonido de los fusilamientos... En ese contraste radica lo más terrible y espantoso de esta sobresaliente película, 'La Zona de Interés', basada en la novela de Martin Amis. Su director, Jonathan Glazer, consigue que estemos alerta, en un estado de inquietud constante. El mal está al otro lado (no nos hace falta verlo, lo conocemos bien por lecturas, documentales y otras películas). Y el mal también está, pese a la luminosidad y belleza de la casa y el cuidado jardín, de este lado. El mal está en la mirada de ese padre de familia y en la actitud de su mujer (apabullante, una vez más, Sandra Hüller). Hay fundidos a negro y fundidos a rojo, acompañados de una música casi estridente, en los que no ves nada y lo ves todo. Y hay momentos espeluznantes como ese en el que la mujer reparte con las criadas la ropa que han robado a las mujeres judías, quedándose ella con lo mejor del botín, el momento del baño en el río del padre y los hijos, o la mirada hacia el cielo de la noche (y lo que allí se encuentra) de la suegra que está de visita. Y empieza a comprender la magnitud de lo que tiene alrededor. </span></p><div style="border: 0px; font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 12pt; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">Implacable, durísima, demoledora. Gran película (recomendable verla en salas). </div>Ovidio Paradeshttp://www.blogger.com/profile/17661208835592327281noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8149434018199139440.post-62573699689191827192024-02-10T07:42:00.001+01:002024-02-10T07:42:11.321+01:00Goyas 2024<p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-size: 12pt;">Ha sido un buen año para el cine español. Todas las películas nominadas son excelentes, aunque, como es lógico, unas puedan gustar más que otras. Echo en falta más nominaciones para 'Chinas' o 'Una vida no tan simple', que también son formidables. Y echo de menos algunas nominaciones entre los actores, como por ejemplo al gran Manuel de Blas por 'Que nadie duerma', lo que -con nominación o premio- hubiese sido un reconocimiento a su impresionante carrera. A Josep María Pou por 'Cerrar los ojos'. A Aitana Sánchez-Gijón por 'Que nadie durema', o a Ana Wagener por 'Te estoy amando locamente'. Así son los premios. </span></p><div style="border: 0px; font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 12pt; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">Me hace muy feliz el premio a Sigourney Weaver, como ya dije el otro día. Todos los elogios son pocos para ella. </div><div style="border: 0px; font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 12pt; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Dejo aquí lo que me gustaría que sucediese esta noche y no lo que pienso que va a suceder. </div><div style="border: 0px; font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 12pt; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"><br /></div><div style="border: 0px; font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 12pt; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Mejor película: Cerrar los ojos. </div><div style="border: 0px; font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 12pt; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Mejor dirección: Víctor Erice.</div><div style="border: 0px; font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 12pt; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Mejor dirección novel: Estíbaliz Urresola Solaguren. </div><div style="border: 0px; font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 12pt; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Mejor actriz: Laia Costa.</div><div style="border: 0px; font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 12pt; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Mejor actor: Manolo Solo. </div><div style="border: 0px; font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 12pt; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Mejor actriz de reparto: Ana Torrent. </div><div style="border: 0px; font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 12pt; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Mejor actor de reparto: Juan Carlos Vellido. </div>Ovidio Paradeshttp://www.blogger.com/profile/17661208835592327281noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8149434018199139440.post-69632777415344046282024-02-07T13:15:00.002+01:002024-02-07T13:15:21.817+01:00Conductor de autobuses<p style="text-align: justify;"><span style="background-color: white; font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">No suelo coger autobuses. Prefiero caminar. Incluso cuando las distancias son largas. Voy sin prisa y si me canso hago una parada en un banco o en un café. Así lo hacía también cuando mi madre estaba ingresada en ese hospital que está ubicado a unos seis kilómetros de mi casa e iba a visitarla cada día. Sin embargo, alguna vez cogí el autobús que conduce este señor que hoy viene en La voz de Asturias. Y puedo dejar constancia que todo lo que se cuenta es cierto: amabilidad, educación y música clásica. Parece raro todo ello en estos tiempos que corren, pero es así. Algo que nuestra ansiedad agradece. Con más gente así, el mundo se vería desde otra perspectiva. No todo está perdido. </span></p>Ovidio Paradeshttp://www.blogger.com/profile/17661208835592327281noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8149434018199139440.post-89447538211762365522024-01-28T08:50:00.001+01:002024-01-28T08:50:29.507+01:00Amaya Uranga<p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-size: 12pt;">A mi madre le gustaba escuchar música. Recuerdo cómo sonaba alguna emisora musical cada vez que entraba en casa. También tenía cedés que le regalábamos en alguna fecha señalada o cuando sabíamos que le apetecía el último trabajo de algunos de sus artistas preferidos cerca de un pequeño aparato instalado en la cocina, al lado de la ventana, y que escuchaba según el momento y las ganas. De pequeño, la recuerdo alegre (siempre lo estuvo en realidad, pese a las enfermedades que llegarían después: y esa alegría vuelve a ser la mejor lección que nos dejó) con esas músicas. De esa época (mis ocho o diez años), viene mi admiración por Mocedades. Y, muy especialmente, como es natural, por su cantante. Amaya Uranga forma desde entonces parte de mi memoria musical. Me ha acompañado en buenos y malos momentos, en los grupos de los que ha sido la voz principal o en solitario. Una voz prodigiosa, unos temas míticos para los que nacimos a principios de los años 70 del siglo pasado, año arriba o abajo. En los viajes al sur, en la penumbra de la habitación, en la cocina con mi madre (en cualquier etapa de la vida, casi hasta el último momento), en las conversaciones nocturnas con algunas amistades que se han ido perdiendo por el camino. A veces duele escuchar determinada canción porque está asociada a cualquiera de aquellas horas tristes, alegres, ociosas, imprescindibles, mágicas... Irrepetibles. Sí, sobremanera pasados los cincuenta, todo lo que se vuelve irrepetible duele. Quema. Y mucho. Ahí estamos. Es inevitable. La felicidad de ayer forma parte del dolor de hoy, etcétera.</span></p><div style="border: 0px; font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 12pt; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">La otra noche, en Oviedo, el teatro Filarmónica se entregó por completo al grupo, El Consorcio, que se creó cuando Rosa León le propuso a Amaya, tras su paso por Mocedades y su breve etapa en solitario, formar una banda para cantar canciones antiguas. Todos los éxitos de Mocedades, que son muchos, los homenajes a Serrat, a Perales o a The Mamas and the Papas, nos hicieron vibrar. Como también nos hizo emocionarnos el modo en que los hermanos arropaban a la gran Amaya, hoy más frágil que ayer. Diosa indiscutible.</div>Ovidio Paradeshttp://www.blogger.com/profile/17661208835592327281noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8149434018199139440.post-67870043115783112732024-01-22T13:27:00.001+01:002024-01-22T13:27:20.629+01:00Premios Goya 2024<p style="text-align: justify;"><span style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;">El listón está muy alto este año. Me gustan 'Un amor', '20. 000 especies de abejas', 'Saben aquell' y, un poco menos, 'La sociedad de la nieve'. Pero sobre ellas, sobre todas ellas, siendo de una calidad muy importante (todas), me quedo con 'Cerrar los ojos', de Víctor Erice. Hacía tiempo que no veía nada igual en el cine español. Impresionante. De esas películas que te dejan el corazón en un puño, la piel de gallina, el nudo en la garganta. Palabras mayores.</span></p>Ovidio Paradeshttp://www.blogger.com/profile/17661208835592327281noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8149434018199139440.post-25377949423250205312024-01-15T08:20:00.004+01:002024-01-15T08:20:50.131+01:00Gena, nuestra gata<p style="text-align: justify;"><span style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;">Cuando entro en la cocina para preparar café, me recibe todas las mañanas subida una silla alta que trajimos de la otra casa. No sé cómo, pero ella sabe si estoy triste, muy triste, o un poco mejor. Conoce a la perfección nuestros estados de ánimo. No es muy amante de las visitas. Curiosamente, a mi madre era a la única a la que se acercaba cuando venía por casa. Estira, ahí subida, una de las patas y me la ofrece. Yo se la acaricio. Y me pongo con el café. Entonces, ella empieza a ronronear sobre mis pies. No sé quién dijo </span><span style="color: #050505; font-family: inherit; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;"><a style="color: #385898; cursor: pointer; font-family: inherit;" tabindex="-1"></a></span><span style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;">que los perros eran más cariñosos que los gatos. Alguien, supongo, que no conocía mucho el mundo gatuno. </span></p><div dir="auto" style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;">Gena, mi gata. Nuestra gata. Cada mañana. </div>Ovidio Paradeshttp://www.blogger.com/profile/17661208835592327281noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8149434018199139440.post-45062858110764631502024-01-12T07:03:00.000+01:002024-01-12T07:03:03.286+01:00Álvaro Pombo, Premio Francisco Umbral <p style="text-align: justify;"><span style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;">Sé bien, desde mi época de librero, que Álvaro Pombo no es autor para todos los paladares. Ni siquiera, en ocasiones, para personas con buenos gustos literarios. Yo lo intentaba, pero casi siempre torcían el gesto. Pocas veces, tras algunos de esos intentos, volvían a repetir. Qué le vamos a hacer, pensaba. Por mi parte, continuaba leyéndolo y reseñando sus libros en la añorada revista Clarín. Me parece un autor extraordinario. 'Santander, 1936' es una gran novela. Por eso, y </span><span style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;"><a style="color: #385898; cursor: pointer; font-family: inherit;" tabindex="-1"></a></span><span style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;">lamentando una vez más que a sus 84 años no tenga el Cervantes, me alegra mucho que le hayan concedido el Premio Francisco Umbral. Estoy seguro de que, si siguiese siendo librero, hoy pondría su libro en el escaparate a primera hora y continuaría recomendando sus libros. Nunca hay que perder la esperanza con esto de la literatura. </span></p>Ovidio Paradeshttp://www.blogger.com/profile/17661208835592327281noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8149434018199139440.post-77038419026463273672023-12-30T08:47:00.002+01:002023-12-30T08:47:36.411+01:00Adiós, 2023<p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-size: 12pt;">Empezar de nuevo. Eso es imposible. En todo caso, empezar de nuevo con todo lo vivido hasta el momento. Más bien, por tanto, continuar. Como sea. Paso a paso. Día a día. Ponerse a salvo de algunos acontecimientos. Hasta que uno de ellos arrasa con todo y te cambia la vida para siempre. La muerte de una madre, de tu propia madre. Ya no puedes regresar de la misma manera de ahí. Ya no eres la misma persona. Jamás recuperarás la mirada de entonces. Es, como empezar de nuevo, algo imposible. Avanzo silencioso, apoyado la mayor parte del tiempo del brazo del hombre con el que me casé. Me derrumbo con frecuencia y su brazo nunca se separa del mío. Nunca. Avanzamos juntos, enfrentándonos a este dolor. A lo que nos aguarda. Eso que nadie sabe, que ni siquiera podemos intuir. Otra vez la incógnita. Siempre la incógnita. </span></p><div class="elementToProof" style="border: 0px; font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 12pt; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"><br /></div><div class="elementToProof" style="border: 0px; font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 12pt; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">P<span style="border: 0px; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 12pt; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">ublicar 'Carver y el metro de Berlín' y la acogida del libro es lo mejor que me pasó en el año más atroz de mi vida. Nunca olvidaré la imagen de mi madre en aquella cama de hospital con el libro recién llegado en las manos. Me guardo la instantánea para mí. </span></div><div class="elementToProof" style="border: 0px; font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 12pt; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">Recuerdo, allá por marzo, la presentación del libro en Madrid (Amapolas en octubre) con gente a la que admiro, aprecio y agradezco su generosidad. </div><div class="elementToProof" style="border: 0px; font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 12pt; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">Felices lecturas, bebidas, atracones de comida, bailes, sexo de madrugada con amor o sin amor, o lo que a cada cual le apetezca. Este año, lejos de algarabías, aquí toca refugiarse en el silencio. </div><div class="elementToProof" style="border: 0px; font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 12pt; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Que el 2024, como aquella noche de José Agustín Goytisolo, nos sea propicio. Salud.</div>Ovidio Paradeshttp://www.blogger.com/profile/17661208835592327281noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8149434018199139440.post-58692750887648741242023-12-29T08:26:00.006+01:002023-12-29T08:26:45.001+01:00Marianne cumple 77 años <p style="text-align: justify;"><span style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;">Parábamos por allí en algunas ocasiones, finalizando ya la noche. Recuerdo que por aquel tiempo estaba leyendo la biografía de Marianne Faithfull y en aquel local, mientras hablábamos de ella, la imaginaba sentada en uno de aquellos ajados sofás. La melena rubia, la carcajada fuerte, la mano un poco temblorosa sujetando el cigarrillo, la copa cerca... De vez en cuando, incluso, llegaba hasta mí su voz. La voz de entonces que, aunque lo parezca, no era la misma que la de </span><span style="color: #050505; font-family: inherit; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;"><a style="color: #385898; cursor: pointer; font-family: inherit;" tabindex="-1"></a></span><span style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;">ahora. A ratos, escuchando estos días su último trabajo, uno tiene la sensación de estar asistiendo a una especie de despedida. Hay algo solemne en esa voz, en esas canciones. Nada que ver con aquella voz de entonces, en aquel tugurio, donde, aunque cualquier noche podía haber sido la última para ella, no había rastro de esa solemnidad. Había muchas cosas, evidentemente, porque la voz refleja aún más que el rostro o las manos todas las erosiones vividas, todos los temblores. Pero no esa solemnidad que también está en la preciosa foto de ese último cedé. Una señora que sujeta un bastón y mira fijamente. Una señora que hoy cumple 77 años. Una señora a la que imagino lejos ya de tugurios y andanzas peligrosas. </span></p><div dir="auto" style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space-collapse: preserve;">Aunque la luna de París ya no sea la misma, como canta hoy, pondré un puñado de flores cerca de sus fotografías. Rendido, como siempre, ante ese complejo entramado de sensaciones que transmite, incluida ahora esa solemnidad que te deja, como un cuento de Fleur Jaeggy, un escalofrío por todo el cuerpo.</div>Ovidio Paradeshttp://www.blogger.com/profile/17661208835592327281noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8149434018199139440.post-79414907010449034122023-12-25T09:08:00.006+01:002023-12-25T09:08:51.505+01:00Nochebuena 2023<p style="text-align: justify;"><span style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;">No creo que exista otra vida después de esta, pero me gusta fantasear que hoy mi madre (qué no daría yo) le está diciendo a Ava Gardner, que está de cumpleaños, lo mucho que la admiraba y que la actriz le está preparando un cóctel sin alcohol, que eran los preferidos de mi madre. </span></p><div dir="auto" style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;">Feliz Navidad. </div>Ovidio Paradeshttp://www.blogger.com/profile/17661208835592327281noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8149434018199139440.post-15453898606712143192023-12-20T11:52:00.003+01:002023-12-20T11:52:43.569+01:00Sobre Carver y el metro de Berlín <p> <span style="background-color: white; color: #050505; font-family: inherit; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;">"El cuento es un género que se adapta muy bien al mundo de Ovidio Parades". Laura Freixas. </span></p><div class="x11i5rnm xat24cr x1mh8g0r x1vvkbs xtlvy1s x126k92a" style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; margin: 0.5em 0px 0px; overflow-wrap: break-word; white-space-collapse: preserve;"><div dir="auto" style="font-family: inherit;">"Esa prosa directa y elegante que cultiva desde que tiene memoria, impregna cada una de las páginas de 'Carver y el metro de Berlín'.</div><div dir="auto" style="font-family: inherit;">Azahara Villacorta, El Comercio.</div></div><div class="x11i5rnm xat24cr x1mh8g0r x1vvkbs xtlvy1s x126k92a" style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; margin: 0.5em 0px 0px; overflow-wrap: break-word; white-space-collapse: preserve;"><div dir="auto" style="font-family: inherit;">"Una <span style="font-family: inherit;"><a style="color: #385898; cursor: pointer; font-family: inherit;" tabindex="-1"></a></span>prosa sencilla, melancólica, limpia, pensada". Justo Sotelo.</div></div><div class="x11i5rnm xat24cr x1mh8g0r x1vvkbs xtlvy1s x126k92a" style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; margin: 0.5em 0px 0px; overflow-wrap: break-word; white-space-collapse: preserve;"><div dir="auto" style="font-family: inherit; text-align: justify;">"Estupendo libro de relatos". Ernesto Calabuig. </div></div>Ovidio Paradeshttp://www.blogger.com/profile/17661208835592327281noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8149434018199139440.post-65090763378853410362023-12-13T08:25:00.000+01:002023-12-13T08:25:00.982+01:00Isabel Preysler, mortal (y rosa)<p> <span style="font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-size: 12pt;">Isabel Preysler, mortal (y rosa) </span></p><div style="border: 0px; font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 12pt; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"><br /></div><div style="border: 0px; font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 12pt; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">Nunca me interesó Isabel Preysler. Tampoco es que me cayera mal. Ni fu ni fa. Era una mujer que estaba ahí, con sus cosas y sus maridos millonarios, y punto. Sin embargo, hay días que el insomnio te dice que no quiere más películas de Filmin y que dejes un poquito de lado la pila de libros pendientes. Y entonces caes en su documental (o lo que sea). Y, pese al dinero, a tener una casa más grande que la de nadie, a sus piscinas, a su buena vida, y a su hierática imagen, humanicé al personaje. ¿Cuáles fueron las causas? Dos, principalmente. La primera es una conversación que mantiene con un par de amigos que están tomando unos copazos (ella no tiene copa o no la tiene a la vista). Allí expresa su temor a la enfermedad. No se anda con pamplinas y habla claramente sobre ello. Sobre el dolor y el sufrimiento (no es Susan Sontag ni falta que le hace). Y realiza una reflexión sobre lo bien que ha vivido. Se siente agradecida por ello. Lo pronuncia sin ningún tipo de tufo moral o religioso. Bravo. Está bien saber vivir la vida y ser agradecido si ha sido buena. Y dos, ese momento glorioso en el que le dice a una de sus hijas que, como estamos en Navidad (motivo del documental, o lo que sea), hay que sacar las copas buenas. Lo dice así exactamente. Las copas buenas. O sea, lo que dirían cualquiera de nuestras abuelas o de nuestras madres preparando el tema navideño. Lo que dirían Rossy de Palma y Chus Lampreave en una película de Almodóvar o Amparo Soler Leal en una de Berlanga. Las copas buenas por Navidad. Di que sí, Isabel. Las de Ikea para todos los días y las buenas para celebrar las fiestas. A disfrutar la vida, qué carajo, que esto son dos días, y ella ya es consciente, como mencioné anteriormente, de que tiene una edad y de que todo se esfuma a gran velocidad. No voy a seguir al personaje a partir de ahora ni a ver más documentales (o lo que sean) sobre ella, pero le aplaudo esos dos grandes momentos. A cada una lo suyo. Isabel, mortal (y rosa). </div>Ovidio Paradeshttp://www.blogger.com/profile/17661208835592327281noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8149434018199139440.post-35911919903480392752023-12-07T08:17:00.000+01:002023-12-07T08:17:10.882+01:00Una bonita mañana <p style="text-align: justify;"><span style="background-color: white; border: 0px; font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 12pt; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">La vida de la protagonista, viuda y con una hija pequeña, se debate entre los cuidados a su padre, profesor de filosofía retirado que padece una enfermedad neurodegenerativa, y la relación con un hombre casado, antiguo amigo de la pareja. La enfermedad del padre le obliga a transitar de una residencia a otra (pública, privada, todas con ese punto depresivo y angustioso de quien se ve rodeado de enfermedad y muerte) y a deshacer la casa del filósofo, a desprenderse de los miles de libros que abarrotan sus estanterías. La historia con el hombre casado es un ir y venir característico de este tipo de relaciones. Todo se eleva y todo se tambalea, dependiendo del momento. Hasta ahí todo normal. Gente corriente, a pesar de su buen nivel cultural (trabaja como intérprete, su interés por la cultura también es evidente). ¿Qué hace de esta historia una película extraordinaria? Sin duda, aparte del trabajo de los protagonistas (soberbia y magnética </span><span style="background-color: white; border: 0px; color: #4d5156; font-family: arial, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 14px; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Léa Seydoux),</span><span style="background-color: white; border: 0px; font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 12pt; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"> la mirada de la directora, </span><span style="background-color: white; border: 0px; color: #4d5156; font-family: arial, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 14px; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Mia Hansen-Løve</span><span style="background-color: white; border: 0px; font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 12pt; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">. La manera en que va enlazando imágenes, músicas y silencios durante casi dos horas. Dice la directora que escribió esta historia para acercarse a la enfermedad de su padre. Bien. Todas sus películas abordan temas autobiográficos, según ha contado ella misma. Aunque eso no es relevante para el espectador. La autoficción no existe, escribió hace poco Enrique Vila-Matas. Pues eso. Lo que cuenta es lo que vemos, también lo que intuimos y sólo se nos muestra fugazmente, con delicadeza. Y todo ello conforma una película luminosa, pese a la enfermedad, que huye de la tiniebla, que busca esos reparadores rayos de sol de las mañanas bonitas, aunque a veces sean el anticipo de la otra cara de la moneda. O no. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="background-color: white; border: 0px; font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 12pt; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">'Una bonita mañana' puede verse en Movistar. </span></p>Ovidio Paradeshttp://www.blogger.com/profile/17661208835592327281noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8149434018199139440.post-50468089036679680632023-12-01T12:45:00.001+01:002023-12-01T12:45:13.938+01:00Navidad 2023<p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-size: 12pt;">La Navidad era una casa y una madre, ayudada por su hijo, cocinando. Risas en la cocina. Y calor. Y música. De las damas del jazz a las de la copla, sensualidad y tronío. La Navidad eran las calles iluminadas y ellos, la madre y el hijo, caminando bajo toda esa parafernalia. La Navidad eran bares donde beber copas de vino y comprar décimos de lotería, no vaya a ser que. A la calle, a la calle, sentenciaba firme el hijo para ahuyentar demonios y enfermedades. La Navidad eran comidas que surgían cualquiera de esos días en los que algunas gentes celebran el nacimiento de ese dios en el que creen y la madre y el hijo celebraban que estaban vivos. Qué mayor celebración quieres. La Navidad, en los últimos tiempos, era un hijo, ayudado por su madre, cocinando. El hijo, aunque no precisaba la ayuda de la madre, se la pedía para que ella resultase lo que era: fundamental. La Navidad era eso. Y todo lo demás que está escrito aquí. La madre se fue el último verano. El hijo está vivo a ratos. Y la Navidad está acabada antes de empezar. </span></p><div style="border: 0px; font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 12pt; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"><br /></div>Ovidio Paradeshttp://www.blogger.com/profile/17661208835592327281noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8149434018199139440.post-16985633546987322332023-11-25T06:25:00.007+01:002023-11-25T06:49:30.580+01:00El enigma Nadiuska<p style="text-align: justify;"><span face="Calibri, Helvetica, sans-serif" style="background-color: white; font-size: 16px;">Nadiuska, el cielo y el infierno, la belleza rotunda y el ansia de ser una buena actriz, las manos negras, las malas decisiones, los amores turbios, las decisiones equivocadas, el machismo brutal en la época que le tocó vivir sus años de plenitud. Nadiuska, mito erótico de una España pacata y atrasada, juguete roto que se resistía a serlo, mujer que en las entrevistas mostraba que era algo más que un cuerpo escultural y una mirada de vértigo. Nadiuska, el atractivo intacto hasta en los momentos más deplorables, la dignidad y la enfermedad mental provocada por un cóctel explosivo y peligroso. 'El enigma Nadiuska', el documental que ha dirigido con rigor y profundo conocimiento del personaje Valeria Vegas. El enigma, tras la visión de este espléndido trabajo, queda despejado. Demasiadas vidas para una sola vida. Demasiadas traiciones. Demasiadas mentiras. Demasiado machismo (lo recalco porque me parece que es una de las causas esenciales de su destrucción). A todos nos encantaría verla y escuchar su versión de los hechos, pero lo cierto es que hay que alejarse de esa idea y dejar que la actriz, completamente retirada en un centro, siga descansando después de tanto infortunio. El mito, con todo, sigue intacto. </span></p>Ovidio Paradeshttp://www.blogger.com/profile/17661208835592327281noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8149434018199139440.post-77111211271395732922023-11-14T09:32:00.004+01:002023-11-14T09:32:28.701+01:00Un amor <p style="text-align: justify;"><span style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;">Impresionante película de Isabel Coixet. Muy fiel a la espléndida novela de Sara Mesa. Dura, seca, fría, sucia. Como los paisajes en los que se desarrolla. Con unos intérpretes entregados, perfectos en sus papeles. Luis Bermejo se merece todos los premios como casero impresentable y asqueroso. Lo de Laia Costa merece capítulo aparte: los silencios, las miradas, los movimientos. Cómo da vida a esa mujer perdida y llena de dolor que busca agarrarse a su futuro como sea. Las </span><span style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;"><a style="color: #385898; cursor: pointer; font-family: inherit;" tabindex="-1"></a></span><span style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;">escenas de sexo entre Costa y Hovik Keuchkerian (tierno, rudo, atormentado, inmenso en todos los sentidos) están muy bien rodadas, explican parte del argumento tanto como las propias palabras que dicen en otros momentos. Los cinco últimos minutos son asombrosos. Lo que hace Costa recuerda a la Gena Rowlands de 'Una mujer bajo la influencia'. El sexto y último minuto sobra por completo. Un pegote absurdo e innecesario. Una pena. Pese a ello, la película es sobresaliente. Corred al cine antes de que la quiten.</span></p>Ovidio Paradeshttp://www.blogger.com/profile/17661208835592327281noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8149434018199139440.post-45819397158792950902023-11-11T14:33:00.002+01:002023-11-11T14:33:32.305+01:00Día de las librerías<p style="text-align: justify;"><span style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;">El Día de las librerías, cayese en el día de la semana que cayese, mi madre y yo salíamos temprano a pasear. Recorríamos las calles con un sol templado como el de hoy o con este viento característico del otoño en el norte, y entrábamos en alguna de ellas. Como entonces, tiempos de infancia y juventud, mi madre decía: Hoy invito yo. Y yo regresaba feliz a casa con aquel botín cuya importancia residía tanto en los libros como en el gesto generoso de mi madre. Hoy me desperté </span><span style="color: #050505; font-family: inherit; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;"><a style="color: #385898; cursor: pointer; font-family: inherit;" tabindex="-1"></a></span><span style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;">temprano e inquieto. Podía haber paseo, podía haber libros, pero ya no había madre. De ahí la inquietud y el sentimiento de orfandad que padezco desde que se fue el pasado junio. </span></p><div dir="auto" style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; text-align: justify; white-space-collapse: preserve;">Hubo algún libro. Y una charla y un café con la escritora Leticia Sánchez Ruiz, al lado de Matadero Uno. Gracias, querida, por ello y por la foto de mis libros. </div><div dir="auto" style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;">Feliz día a todo el mundo. Felices lecturas.</div>Ovidio Paradeshttp://www.blogger.com/profile/17661208835592327281noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8149434018199139440.post-59651427186354774692023-11-05T07:30:00.003+01:002023-11-05T07:30:47.426+01:00Una foto<p style="text-align: justify;"><span style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;">Este invento de las redes sociales me trae una foto. Nueve años atrás. Son alrededor de las once de la mañana y estoy en un café de la calle Uría. Bebo un mediano descafeinado. Me apetece algo dulce, pero no lo como. Al día siguiente voy a entrevistar a Elvira Lindo en el Niemeyer. Tengo delante las preguntas que le voy a hacer. Las repaso mientras espero por mi madre, que ha entrado en El Corte Inglés, situado justo al lado, a comprar unas cremas. Me he arreglado el pelo y la barba. Mi madre me </span><span style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;"><a style="color: #385898; cursor: pointer; font-family: inherit;" tabindex="-1"></a></span><span style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;">ha regalado unos bonitos zapatos para la ocasión. Son de color granate. Ahí llega mi madre. Está contenta. Hoy no tiene dolores. No quiere tomar nada. Me hace la foto. Pagamos el café (miro de reojo los bollos y los pasteles) y salimos a la calle. No hace mucho frío. No llueve. Huele a castañas asadas. Mi madre se apoya en mi brazo. Caminamos. Noviembre, como siempre, es un mes de tránsito. La Navidad está próxima. La muerte, como la tristeza que no se va de mis ojos, aún lejana.</span></p>Ovidio Paradeshttp://www.blogger.com/profile/17661208835592327281noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8149434018199139440.post-9161903266934412422023-11-03T15:34:00.001+01:002023-11-03T15:34:14.025+01:00El homenaje definitivo<p style="text-align: justify;"><span style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;">Anagrama me acaba de enviar este libro, 'Espía de la primera persona', el último de Shepard. Ya no habrá más. Se acabó. Me da pena (ausencias sobre la ausencia), pero en cierta manera es una forma de cerrar aquel ciclo que se abrió cuando leí por primera vez 'Crónicas de motel' en la juventud. Sam ha estado ahí todos estos años. Sam también aparece en el libro que he terminado sobre mi madre: un viaje en tren, uno de sus cuentos. Lo leeré despacio. El homenaje definitivo.</span></p>Ovidio Paradeshttp://www.blogger.com/profile/17661208835592327281noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8149434018199139440.post-57558277364733460892023-11-01T22:08:00.000+01:002023-11-01T22:08:05.666+01:00Flores para mi madre<p style="text-align: justify;"><span style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; white-space-collapse: preserve;">A mi madre le gustaban las flores. Las flores en vida. Un ramo, una sonrisa de agradecimiento. Ahí las tienes, madre. Ahora que estás viva. Tuyas son. Qué alegría. Qué bonitas son. Vamos a comer, decías. Vamos a comer, decíamos. Con las flores. Con las risas. Mil besos. Todos juntos. Todos tuyos, los besos. La vida son esos momentos. Todos fueron tuyos, nuestros. Todo lo demás es mentira. Te llevaste todo y todo eso está aquí. Enciendo esta vela. Somos nosotros entonces. Eres tú. Siempre. Aquí.</span></p>Ovidio Paradeshttp://www.blogger.com/profile/17661208835592327281noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8149434018199139440.post-47353662803843208372023-10-18T07:20:00.003+02:002023-10-18T07:20:43.786+02:00Una vela en Colonia<p style="text-align: justify;">L<span style="background-color: white; font-family: Calibri, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">a catedral de Colonia, Alemania, es tan enorme que a veces da la sensación de que puede derrumbarse de un momento a otro sobre las numerosas personas que nos acercamos a ella o sobre la estación de trenes que está situada justo al lado. Es tan imponente que parece que devorase todo el espacio a su alrededor. Incluso, levantando el móvil hacia lo alto para hacer una foto urgente, tienes la sensación de que el cielo quedase reducido a un retal azulado o blanquecino. Pese a que el otoño aquí ya se ha instalado por momentos, cerca de este mediodía de mediados de octubre hace calor y luce el sol. Puedes ir en mangas de camisa sin que te asalte el frío. Ni siquiera, como pronosticaban, las lluvias. Aunque no lo hacemos por motivos religiosos, entramos respetuosamente en el recinto. La belleza de algunas arquitecturas va más allá de cualquier creencia. Y el interior, como se preveía, es espectacular. Hay mucha gente, pero el silencio sólo se quiebra por los cánticos de algún coro que no conseguimos atisbar desde nuestra posición. Nos quedamos ahí, cerca de la entrada, y observamos. Y escuchamos. Justo a nuestro lado, hay muchas velas encendidas y la posibilidad de encender otra. Y lo hago, la enciendo. La luz trémula, el calor de la pequeña llama en los dedos. Es una manera, quizá un tanto absurda, de decirle a mi madre que también aquí me acuerdo constantemente de ella. El dolor, aunque te vayas a la otra punta del mundo, también viaja con nosotros.</span></p>Ovidio Paradeshttp://www.blogger.com/profile/17661208835592327281noreply@blogger.com0