jueves, 6 de marzo de 2025

Mi única familia

'Mi única familia' puede que no se trate del mejor Mike Leigh (ese ya está hecho, y de qué manera), pero siendo una película suya sabes que algo te va a golpear. Y que lo va a hacer con rotundidad. Y lo hace, claro. Te golpea con fuerza y no te deja indiferente. La historia de esa mujer herida, dañada, dolorida, insoportable para la convivencia. Sus desgarros, su ansiedad y su manera de demostrar lo perdida y lo sola que está. Lo grande que a veces resulta el mundo, aunque no te muevas de tu diminuta parcela. Marianne Jean-Baptiste,  olvidada en los premios más importantes del año (lo que viene a demostrar, una vez más, lo relativo e injusto de todo este asunto), está inmensa. Demuestra ese descontrol que padece de una forma tan prodigiosa que durante la primera parte de la película hace que te sientas incómodo en la butaca, que pases de esa risa helada que provocan las situaciones más grotescas y desconcertantes a la angustia y la compasión. Lo que hace Marianne en esa segunda parte, que se inicia con la visita junto a su hermana al cementerio donde está enterrada su madre hasta el final de la historia, es directamente apabullante. Silencios, miradas, lágrimas, temblores. Todo el miedo que puede caber en un ser humano. Ya lo sabíamos, pero qué pedazo de actriz. Buscadla por los cines, que desaparecerá rápidamente. Y es de lo mejor que he visto en estos tiempos tan convulsos y absurdos. 

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