Hay veces que uno descubre lugares mágicos de una manera inesperada. Así, la otra tarde, en la otra punta de la ciudad (zona Pórticos 1), cuando íbamos a ver la exposición de Consuelo Vallina (no os la perdáis), en la sala de arte Alfara, que está en la parte de abajo de la librería Santanillas, cuyo descubrimiento supuso todo un hallazgo. Se trata de una librería pequeña, bien distribuida, muy acogedora, donde, además de las imprescindibles novedades, puedes encontrar libros interesantes publicados tiempo atrás. Después de saludar a Consuelo (tan cercana y cariñosa) y a varias personas que me felicitan por ese texto, "Sándalo en la memoria", que escribí expresamente para la exposición y que le da título, con nuestras copas de vino blanco en la mano, la recorremos. Me encuentro con uno de los últimos libros de Umbral, "Días felices en Argüelles", que llevaba un tiempo buscando. A veces, aunque tenga muchas ganas de un libro en concreto, dejo que el azar me sorprenda en este sentido. Como ayer. Quién me iba a decir que, cuando semanas atrás estábamos en Madrid, en la propia zona de Argüelles, iba a encontrar ese libro en mi ciudad. Me gusta mucho ese Umbral de los últimos tiempos, memorialístico como siempre pero con un lenguaje más sencillo, más transparente. Abro el libro y leo: "La vida se resume en salir a por el periódico, bajarse paseando todo Argüelles y el Parque del Oeste". No lo dudo: me lo llevo. Es un buen resumen de la vida, sí: lo comparto plenamente. La encantadora chica que está al frente de la librería, me cuenta que una clienta habitual vino hace pocos días a comprar mi libro (ya lo había visto en los expositores de la entrada). Otras dos chicas que están en la exposición dicen, al oír hablar de él, que se van a hacer con sendos ejemplares. Una de las editoras que mejor publica libros infantiles ahora mismo en Asturias (ellas saben la admiración que siento por su trabajo, más aún en estos tiempos tan difíciles), me propone ilustrar algún texto que escriba expresamente para el público infantil (llevo meses dándole vueltas a una idea, pero... ¡es tan complicado escribir bien para los niños!). Agradable compañía, arte del bueno, proposiciones interesantes, perfiles de proyectos, librerías cálidas, hallazgos inesperados y algunas risas... Momentos felices para días tan aciagos (qué patético final para tantas ilusiones creadas) en la propia librería en la que trabajo.
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