No hace falta ser fan de Los Planetas (no lo soy) para que te guste esta película. La historia va más allá del típico (o clásico) biopic de un grupo musical. Aquí se trata de otra cosa. Digamos las raíces del meollo. O, mejor aún, las tripas. Donde más duele. La relación entre los miembros y la relación con la propia creación. Ahí está el delicado asunto. Y sobre ese complicado equilibrio se desarrolla esta historia con un permanente e inevitable giro hacia la tristeza. No creo que tenga muchas posibilidades en Hollywood (ese es otro asunto), pero es una buena película.
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