domingo, 25 de agosto de 2024

Corrientes de amor

Filmin acaba de estrenar 'Corrientes de amor' (Oso de oro en Berlín), de John Cassavetes. Aunque la tengo en DVD y la he visto varias veces, regreso a ella. Qué manera más extraordinaria tiene Cassavetes de retratar la soledad. El personaje del propio Cassavetes, escritor, pese a estar siempre rodeado de gente, de mujeres principalmente a las que paga por su compañía, ya sea por sexo o por juerga, en el día o en la noche, no puede estar más solo. Busca refugio ahí, en esas mujeres que se ríen junto a él por un puñado de billetes, y en el alcohol. Su hermana, Gena Rowlands, con alteraciones emocionales y con otro tipo de soledad sobre sus hombros. La soledad del que no asume que su relación de pareja se ha roto. De la lejanía de ese amor y también de la lejanía de su hija, que ha optado por quedarse al lado del padre. Dice Gena: "El amor es como una corriente de agua, fluye continuamente, no para nunca". Eso piensa, eso quiere pensar. Su hermano piensa que el amor es cosa de adolescentes, que ya no está, que se ha ido. Dos personajes, los de Gena y John, que navegan a la deriva, que se buscan para aliviar esa soledad, pero que, pese a ello, no es suficiente. Otro tipo de amor, el de los hermanos, ese tipo de protección, muy bien tratado en la película. Pocos directores han reflejado el desequilibrio emocional, siempre provocado por la propia vida y sus vaivenes, como Cassavetes. Junto a "Una mujer bajo la influencia", 'Gloria' y, sobre todo, "Opening night", mis favoritas. Cuatro interpretaciones magistrales de Gena Rowlands, que sabe bordear como nadie esa fina línea que separa la cordura de ese estado al que en cualquier momento podemos vernos abocados, el desequilibrio emocional. No importan los motivos. Ahí está el vértigo. Ese vacío, ese miedo, esa fragilidad. La cara de Rowlands, inestable y hermosa como pocas, que lo dice todo sin grandes aspavientos, con mínimas expresiones. Los silencios, los gestos, los movimientos de sus manos hacia su pelo o hacia la copa, siempre cerca. 

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