martes, 5 de junio de 2018

Carlos Berlanga

A mis catorce años, Carlos Berlanga, aquel chico que cantaba algunas veces con Alaska y que componía las canciones de su repertorio, me parecía un chico muy atractivo. Siempre aparecía tímidamente al lado de la cantante. Timidez que también se dejaba entrever en las fotos de los discos. La letras de algunas de aquellas canciones y, sobre todo, la mirada, mostraban cierta tendencia a la melancolía. El pop, a veces, no está reñido con la melancolía. Se intuía una manera de ver el mundo desde una perspectiva diferente, desde una determinada distancia. Las canciones que compuso después de abandonar Dinarama así lo demuestran. Era un músico especial, elegante, cultivado. Hoy se cumplen dieciséis años de su desaparición. Creo que aún no se le ha hecho el homenaje que su legado merece. 

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