sábado, 9 de junio de 2018

Echando de menos a Francesca

Me deja un poco perplejo esa gente que, al enterarse de la muerte de Francesca, me pregunta si no queremos hacernos con otro gato inmediatamente. Vamos a ver: respeto todas las opciones de cada persona, pero con nosotros vivió una gata a la que adorábamos tanto como ella a nosotros. Y no me parece normal eso de a rey muerto, rey puesto, de hoy para mañana (es nuestra opción, insisto). No echamos de menos a una gata: echamos de menos a Francesca. Y mucho. La manera en que su vida se acopló a la nuestra y la nuestra a la suya. El fuerte vínculo que establecimos desde el primer día hasta el último. Aún no han pasado ni dos meses de su desaparición y su ausencia sigue presente por todos los rincones de la casa. Aún cuesta abrir la puerta de la calle y que no salga a recibirnos, que no venga al estudio al sentir mis manos sobre el teclado de madrugada, que no revolucione la hora del desayuno, que... En fin. La vida es así. Luminosa y jodida. 

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