viernes, 27 de abril de 2018

Un chute de vida

Me gusta caminar. Caminar hasta sentir cansancio en las piernas. Me gusta caminar acompañado y me gusta (mucho) caminar solo. Cuando camino solo, observo y escucho mejor todo lo que voy encontrando a mi paso. Durante esos paseos solitarios no me agrada especialmente encontrarme a gente conocida con la que tenga que detenerme a hablar, aunque sea gente que me caiga bien. Uno, con la edad, va teniendo sus manías. Me gusta caminar y pensar en mis cosas, sin dejar por ello de observar lo que me voy encontrando ni de escuchar las voces que van surgiendo. 
Un día de la semana pasada recorrí prácticamente la ciudad entera para conseguir un libro que sólo tenían en una biblioteca que está situada a unos cinco kilómetros de mi casa. Y durante el recorrido, escuché a mis espaldas la frase. "Quiero un chute de vida". La pronunció una mujer en voz alta a mis espaldas. Cuando me di la vuelta, su figura ya se había perdido entre la gente. No pude verle la cara. "Quiero un chute de vida". Fui pensando en esa frase hasta llegar a la biblioteca. La anoté en el cuaderno. ¿A qué se referiría exactamente aquella mujer? ¿A un cigarro, a un trago, a unas vacaciones? Sigue ahí, en el cuaderno, entre otras anotaciones e incógnitas. 

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