lunes, 30 de diciembre de 2013

Adiós, 2013

Cada vez produce más vértigo el paso del tiempo. Termina otro año. El impulso inicial siempre nos lleva a hacer una especie de balance, de inventario sobre lo que han sido los últimos doce meses, pero, en realidad, ¿para qué?, me pregunto en esta mañana -la penúltima del año- en la que no hay ni rastro de sol: sólo nubarrones y frío y cielos grises. Han sucedido cosas buenas y malas, se han cumplido algunas expectativas y otras permanecen ahí, arrinconadas en esa especie de sala de espera donde se ubican algunos de los proyectos que deseamos para el futuro. Casi mejor no desear nada. Dejar que la vida nos vaya sorprendiendo día a día, minuto a minuto. Si le echamos un pulso, sabemos que llevamos las de perder. La experiencia nos avala a este respecto. No hablo de inmovilidad, por supuesto. Eso nunca. Sólo de detenerse, respirar hondo, seguir trabajando y dejar que las cosas vayan viniendo a su manera. Anteponer la calma a todas las demás historias. Estamos vivos. Podemos movernos sin ayuda. Es suficiente. Eso creo.
Es cierto, como comenzaba diciendo, que el vértigo sobre el paso del tiempo se va agudizando con los años. Supongo que es normal. Uno ve una imagen en un periódico, la del vídeo de "Thriller", y lee la noticia de que esta Nochevieja se cumplen treinta años de la primera emisión del legendario trabajo de Michael Jackson, y una especie de nebulosa se apodera de nuestra mente. ¿Treinta años? Sí, ni uno más ni uno menos. Treinta años y aún puedes verte en aquel salón (¿quién no puede hacerlo?), el de la casa de tus padres, el último día de aquel año, el 83, con la abuela Luisa, con el luto por la reciente muerte del abuelo en sus ropas y en su gesto adusto, aún con nosotros. Sentir la conmoción de aquellas imágenes. Sin exagerar podríamos hablar de un momento histórico para la música y para la televisión. Aún no sabías casi nada de la vida -doce años-, pero sí intuías que allí, detrás de aquellas imágenes y aquella música, había algo verdaderamente grande. Un auténtico artista. Un artista, guste más o menos, tan revolucionario como el propio e impactante vídeo. Treinta años de aquella emisión que a nadie dejó indiferente. Treinta.
No sabemos con exactitud qué camino tomará todo esto. No parece que pinten muy bien las cosas. Esa ley del aborto, tan injusta y retrógrada, tan innecesaria e hipócrita, es como una especie de metáfora de todo lo que está ocurriendo. La gran metáfora que explica los tiempos que vivimos. Retrocesos constantes en lugar de avances. Es triste, muy triste, pero resulta sencillo explicarlo. Así están las cosas. Tampoco son días para pensar demasiado en ello, aunque resulta inevitable. Estamos aquí y seguimos leyendo. Afortunadamente.
Y a eso nos agarraremos, como siempre. A las lecturas. A las películas. A las músicas. A las obras de teatro. A los paseos y a las copas de vino compartidas. Y a lo inesperado que nos aguarde. Las mejores maneras que conozco para sobrevivir. Todo ello desde la serenidad (esperemos). La que a veces perdimos en este año, que no fue, precisamente, el mejor de nuestras vidas, pese a alguna que otra buena noticia. Adiós, 2013. Que el viaje te sea propicio. 


 

1 comentario:

  1. Hace algún tiempo que ya no brindo por estar juntos al año siguiente. La vida, caprichosa como nadie, hará lo que quiera, así que estoy contigo, vivamos, disfrutemos del presente, de los nuestros, y sigamos trabajando, sin pedir nada, sin esperar nada a cambio. No hay nada como hacer lo que te gusta y creer en ello, no hay como la serenidad, aunque a veces nos cueste y nos apetezca alborotarnos... pero mejor dejar el alboroto para otras cosas. Se va el 2013, lo hemos vivido, que se vaya en paz.

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