Mis primeros diez días de trabajo en la mítica librería Maribel. Aunque estoy un poco cansado (horario de tienda, ya sabéis), todo va bien. No siempre puedo vender lo que me gustaría, pero yo no dicto las normas del mercado ni de los gustos personales. Cuando me piden consejo, lo doy. Y ahí doy rienda suelta a mi entusiasmo. Ya tengo en las estanterías mi libro y algunos de los vuestros (voy poco a poco, otros ya están de camino). Y lo dicho: aquí os espero.
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