La gente entra y sale de la librería, compra libros interesantes y otros que a mí no me lo parecen (envuelvo y cobro, ese es mi trabajo si no me piden recomendación), allá cada cual con sus gustos, normalmente -compren unos libros u otros- son personas agradables, educadas, que se despiden estos días con un Feliz Navidad o palabras similares. Sonrío y respondo con amabilidad, pero lo cierto es que esta noche, desde que mi madre se fue, ya no tiene ningún sentido para mí. Era su noche preferida de todo este periodo navideño. Ella ya no está. Todo lo demás, humo. Y, aunque pase, ¡vaya si pasa!, no pasa nada. La vida es así. Un ciclo tras otro. Y esto es lo que toca ahora. Nos tomaremos un par de vinos (con el recuerdo de Ava Gardner, que hoy está de cumpleaños, y el de Frances Farmer: gracias de nuevo a toda la gente que está leyendo, regalando y elogiando mi libro) después del trabajo con mi padre, cenaremos un sándwich, y a la cama, que hoy es Nochebuena y mañana Navidad. Que ustedes lo disfruten como mejor puedan, quieran o les permitan, con mis mejores deseos, que siempre incluyen salud, literatura, las variaciones de amor y sexo que cada persona escoja libremente, y algunas copas de vino.
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