jueves, 11 de julio de 2024

Shelley Duvall

Mi padre se negaba a comprarnos un reproductor de vídeo VHS cuando empezaron a aparecer por aquí. Decía que aquel aparato nos iba a impedir acabar el curso con todas las asignaturas aprobadas, que ya veríamos en junio. Aquello me desesperaba porque estaban comenzando a abrir videoclubs por toda la ciudad con películas que nunca había visto y que deseaba hacerlo casi de manera desesperada. A mi amiga Silvia se lo habían comprado sin ningún problema. Así que todos los miércoles organizábamos una especie de cineclub en su casa para ver aquellas películas clásicas o que, por edad (tendría 16 años, quizá 17), no había llegado a ver en el cine. Su madre, Loli, gran cinéfila, nos acompañaba en aquella aventura. Ahí vimos por primera vez 'El resplandor', que entonces nos pareció aterradora. Lo era, realmente. Con aquel Jack Nicholson tremendo y aquella permanentemente angustiada Shelley Duvall. Hoy se ha muerto Duvall y yo recuerdo aquella anécdota con la misma nitidez que si aquellas tardes de cine casero hubiesen sucedido ayer mismo. Luego, en alguno de aquellos ciclos que se podían ver en el Campoamor, la vi en 'Tres mujeres', de Robert Altman, junto a la maravillosa Sissy Spacek, y me pareció una buena actriz (se llevó el premio de interpretación en Cannes), aunque nunca estuvo, a diferencia de su compañera de reparto, entre mis favoritas. Se ha ido envuelta entre muchas brumas, incógnitas y traumas (o algo parecido), según pudimos ver en alguna entrevista reciente. La vida que se tuerce. O qué sé yo. En junio, tanto mi hermana como yo, lo aprobamos todo. Y el reproductor de VHS llegó a casa. Sin embargo, seguimos algún tiempo más con aquel cineclub improvisado en casa de mis amigas. Es difícil despegarse de ciertos ritos, de ciertos placeres compartidos. Otros tiempos. 

Descansa al fin, Duvall.   

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