miércoles, 24 de octubre de 2018

Día de las bibliotecas

La biblioteca como una manera de aislarse del resto del mundo. Ir a cualquier ciudad y buscar la biblioteca pública, encontrar en ella uno de los modos con los que definir a esa ciudad. Hacerte una foto delante de esa biblioteca que es idéntica a todas las demás y a la vez tan diferente. No hay dos bibliotecas iguales como no hay dos tardes iguales dentro de la misma biblioteca. Levantar la cabeza de tu libro o de tu cuaderno y hallar las cabezas de esos dos jóvenes que comparten apuntes y los primeros enamoramientos. Levantar la cabeza del libro o del cuaderno, muchos años después, y descubrir que esos jóvenes, como tú mismo, peinan canas y luchan contra la desilusión de estos tiempos concentrados en sus libros o en sus apuntes. Escribir muchas de tus historias ahí, en la biblioteca de tu ciudad. Respirar ese olor a libros acumulados. Sentir las piernas cansadas y el alma inquieta. Pasar la mañana o la tarde en una biblioteca: escribiendo, leyendo, estudiando, buscando inspiración o encontrando hallazgos inesperados. La biblioteca, sí, como un refugio, como una guarida. Esa forma de evadirse de los problemas, de los sinsabores. De ver, detrás del cristal, aferrado a tu libro o a tu cuaderno, cómo la vida va pasando alrededor, cuando ya sólo cuentan las cosas importantes. El día de las bibliotecas, que en realidad, para algunos, son todos los días. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario