sábado, 3 de febrero de 2018

Fumar es (era) un placer

Llevo dos meses sin fumar. Y (aparte de las ganas constantes de comprar una cajetilla y devorarla, el hambre voraz, la ansiedad y demás historias para no dormir, no dormir incluido) lo que más me molesta es esa amiga que te encuentras y que te dice, qué bien, qué bien, qué bien, yo llevo cuatro años sin fumar y fenomenal... ¿Fenomenal? Anda, guapina, eso no te lo crees ni tú. Será muy bueno para la salud, que no digo yo que no, sólo faltaba, pero aquel placer... No hay sustituto alguno para aquel placer. No nos andemos con pamplinas ni por las ramas. Fumar es (era) un placer. Lo mío no era vicio: era placer, como bien dijo Saritísima. Y, como tantas otras cosas, se ha quedado en el camino (espero que definitivamente). Ay. 

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