domingo, 25 de febrero de 2018

Confiando

Leo, escribo, paseo, cocino, intento ser gracioso para animar a esa amiga que ha perdido recientemente a su padre, contesto correos y mensajes, voy al cine, salgo con mis padres a tomar una copa de vino, hago la compra, charlo con Íñigo... En fin, lo cotidiano, pero, en todo momento, mi mente está pensando en esa otra amiga que, tras sufrir un ictus, lleva casi una semana luchando por su vida. Vivo pendiente del teléfono, donde recibo puntual información por parte de su familia. Nadie nos dijo que la vida también era esto, el miedo. El miedo que se abre paso en lo cotidiano y nos remueve la boca del estómago. El miedo, de repente, de un día para otro. Ese miedo constante al que no terminamos de acostumbrarnos. No soy creyente, así que no tiene ningún sentido ponerse a rezar. Pero sí soy positivo (o lo intento muy seriamente), y descubro al levantar las persianas este cielo de hoy, tan azul, y confío. Y sigo confiando. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario