sábado, 29 de octubre de 2016

Sábado

Me levanto. El sol entra en el estudio y clarea buena parte del parqué con su luz. Abro la ventana y no hace frío. Lo primero que hago, antes de poner la cafetera en el fuego, es llamar a mi madre para ver cómo se encuentra. Está bien y animada. Va a salir con mi padre. Me cuenta cosas, le apetece hablar. Le digo que por la tarde vamos a ir al cine y que muchísima gente se ha interesado por su salud. Le alegra escuchar eso, y lo agradece (como también lo hago yo). Cuelgo el teléfono. Entro en la cocina y me dispongo a pelar patatas para una tortilla. Os juro -¡y eso que he hecho cientos de tortillas!- que nunca he sido tan feliz como hoy pelando esas patatas, batiendo esos huevos, picando esa cebolla. Antes de escribirlo aquí, se lo digo a Francesca, pero ella, que conoce nuestros estados de ánimo mejor que nosotros mismos, ya lo sabe. 

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