martes, 13 de septiembre de 2016

Las sombrías habitaciones de Adelaida García Morales

Este artículo fue publicado en LaEscena

Para mucha gente, el nombre de Adelaida García Morales va asociada a 'El Sur', esa novela breve que su marido, Víctor Erice, adaptó al cine, convirtiéndose así, novela y película, en dos referentes esenciales de nuestra cultura. Para otros, aparte de esa asociación, García Morales es un referente de aquella generación de escritores que surgió a finales de los años setenta y principios de los ochenta en este país. 'El Sur', evidentemente, es un gran texto, lleno de evocaciones y silencios, el reflejo de una época, el retrato de una familia y el de una fascinación. Pero su obra -que, por otro lado, es cierto que se detuvo demasiado pronto, bruscamente- no termina ahí. Novelas como 'El silencio de las sirenas' (Premio Herralde), 'La tía Águeda', 'La señorita Medina', o cuentos como los que se recogen en el volumen 'Mujeres solas', siguen teniendo valía. La muerte, la soledad y el amor son temas universales, y en ellos Adelaida centró toda su obra. La muerte, la soledad y el amor (obsesivo, en ocasiones). 
¿Qué ocurrió para que aquella escritora con premios y prestigio acabase sus días, como cuenta Elvira Navarro en su nuevo libro, reclamando cincuenta euros a una delegación de Igualdad para poder visitar a su hijo en Madrid? Quién sabe. La depresión. La oscuridad. La ansiedad. El silencio. La misantropía. La vida en penumbra. Todos esos ecos en la cabeza. Sí, puede que sean algunas de las claves, como apunta Navarro en esta narración, 'Los últimos días de Adelaida García Morales' (Random House), breve y afinada como una exquisita nota de música, trazada con originalidad y diseccionada con la precisión del mejor cirujano. 
Queda tras leerla, como también sucede con las historias de la propia Adelaida, una sensación de tristeza, de melancolía, de rabia, de decepción por la vida. Aunque al final la propia vida bulla con fuerza al otro lado del ventanal como una metáfora (algo así) de nuestra paso fugaz por estas tierras. El peso de la vida acecha constantemente, como una amenaza, hasta volverse incontrolable, casi insoportable. Irremediablemente ya hundido, ese peso, en el fatal desenlace y en los tiempos previos que podríamos resumir con esa visita de la autora a una concejala para pedirle cincuenta miserables euros. 
Una autora, Adelaida García Morales, a reivindicar. Y un libro magnífico, el de Elvira Navarro, que abre esa puerta, que incita a esa reivindicación. Desde lo sombrío de aquellas últimas habitaciones. 

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