jueves, 15 de septiembre de 2016

Las chicas de oro, 31 años después

Al mal tiempo, como siempre, buena cara. Ni la lluvia, ni el viento, ni la corrupción, ni las presuntas figuras de esa corrupción, ni las tomaduras de pelo, ni los precios abusivos, ni todos esos rollos que cada uno llevamos día a día como mejor podemos o como mejor sabemos... Que avance la tarde con una sonrisa, con unas cuantas sonrisas. Hoy se cumplen 31 años del estreno de una de las mejores series de todos los tiempos, 'Las chicas de oro'. Aquellas cuatro mujeres deslenguadas, divertidas, entrañables, inolvidables... Grandes actrices, grandes guiones, temas universales. Cuando la televisión era algo más que unas cuantas personas encerradas en una casa tratando de decir la chorrada más grande o programas en los que sólo saben despellejar al resto del mundo. Cuando la televisión tenía sentido, buen criterio, razón de ser. Allí estaban, sí, aquellas cuatro mujeres que supieron acercarse a temas complejos de una manera inteligente, natural y cercana. 'Las chicas de oro' fue una de esas series por la que merecía la pena encender la televisión. Merendar delante de la televisión. Las recuerdo muy a menudo, en días en los que la tristeza acecha por diversos motivos. En esos días, pongo uno de sus deuvedés y vuelvo a reírme como entonces, cuando tenía quince o dieciséis años y las posibilidades que el mundo estaba a punto de ofrecerte parecían todas luminosas. 

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