viernes, 23 de septiembre de 2016

Dos años después

Hace dos años fuimos a Mieres a comprar unos paquetes de una determinada marca de café que nos gusta y que sólo venden en una tienda de allí en toda Asturias. Hicimos una foto a la calle donde se encuentra la tienda y que hoy me recuerda ese invento que es Facebook. Escribí algo sobre las sensaciones que siempre me provoca regresar a Mieres. Las calles de mi infancia. El olor. El paisaje que el tiempo y la crisis han ido transformando en un paisaje cada vez más desolado. No importa. Para mí, esas calles tienen la luminosidad de aquellos sábados por la mañana. La emoción del corto viaje, las ganas de ver a los abuelos, el sol frío de los meses del otoño y del invierno, la inquietud y el aire denso que deja la calefacción en el coche. Por no hablar del periodo navideño o los días cercanos al verano. Miro la fotografía, dos años más tarde, y las sensaciones siguen siendo las mismas. En unos días, si todo va bien, cumpliré 45 años. No sé muy bien los motivos por los que ha sido tan rápido este viaje, pero el caso es que aquí estamos, rozando los 45. Tampoco hay que hacerse demasiados planteamientos. La cuestión es estar vivos, ¿no? Con fotografía o sin ella, mientras aguante la memoria, Mieres formará siempre parte de esos paisajes que me definen, desde la desolación y, sobre todo, desde aquella lejana luminosidad 

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