domingo, 8 de noviembre de 2015

Los placeres sencillos

Me gusta caminar. Solo o acompañado, depende del momento. Me gusta caminar solo y pensar en mis cosas: en lo que estoy escribiendo, en lo que voy a escribir. Me gusta caminar solo y observar a la gente que pasa por mi lado. Siempre encuentro argumentos ahí, en la mayoría de esas vidas. Me gusta caminar acompañado (con Íñigo, como tantas veces) y hablar de todo. Hoy, entre otros asuntos, del espléndido artículo que acaba de publicar Antonio Muñoz Molina, Elogio del conocimiento, sobre la importancia de la escuela pública, sobre la constante necesidad de aprender. Me reconozco en esas palabras. Me gusta caminar, solo o acompañado, en este otoño que remite a los último días del verano. Los paseos siempre consiguen ahuyentar cualquier tipo de ansiedad. Los placeres sencillos -como el de ahora mismo, a primera hora de la tarde- me devuelven esa serenidad que a ratos, ay, se desvanece. El paisaje no puede estar más acorde.  

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